En tres tiempos se divide la vida: En presente, pasado y futuro; de éstos el presente es brevísimo, el futuro dudoso y el pasado cierto... (Lucio Anneo Séneca)

martes, 10 de julio de 2012

Real Colegiata de San Hipolito

Colegiata de San Hipólito

La antigua Real Colegiata es un complejo arquitectónico compuesto por la iglesia, su torre, la sacristía ubicada tras la cabecera, un patio porticado de acceso y dependencias aledañas para uso religioso. 
Está situada en el Bulevar del Gran Capitán, fue fundada en el año 1343 por Alfonso XI  de Castilla y León llamado con el sobrenombre de "el Onceno",  posiblemente porque fueron "once" los hijos que tuvo. 
Dos hijos del que solo le sobrevivió uno, al que llamaron Pedro con su "oficial" María de Portugal, su prima hermana  ¡Y por partida doble! 
Veréis: La madre de la novia, Beatriz de Castilla, era hermana del padre del novio y la madre del novio Constanza de Portugal era hermana del padre de la novia, tanta consanguinidad explicaría que el pobre Pedro I de Castilla apodado "El Cruel" fuera de fragilidad mental como cuentan.
Y diez hijos con su amante doña Leonor de Guzmán que además de procurar dejarlos a todos "bien situados" uno de ellos llegó a ser Rey Enrique II de Castilla empezando una nueva dinastía a la que se le denomino de Trastámara y que terminó con Juana "La Loca".

Como se puede suponer, a la muerte del "Onceno" empezó una guerra fratricida donde Córdoba no fue bien parada ya que jamás se mantuvo neutral, esta guerra civil castellana duró tres años. El reino de Castilla se dividió entre "Pedristas" y  "Trastámaras", y que terminarían con la muerte de Pedro I en Montiel a manos de su medio hermano Enrique II.

Al Rey Alfonso XI que por aquel entonces le gustaba merodear por Córdoba con su amante doña Leonor de Guzmán a la que le mandó construir, unos baños que aún perduran y que llevan su nombre "Los baños de Doña Leonor" abiertos al público en la planta baja de nuestro Alcázar de los Reyes Cristianos.
¡Bueno a lo que vamos! 
La Colegiata cuentan que la fundó en memoria de la batalla del Salado en la reconquista a los árabes en lo que hoy es la actual provincia de Cadiz, el "Onceno" se había involucrado hasta cinco veces en pocos años en arrebatarle a los merinidas las tierras de la orilla norte del estrecho y no tuvo más remedio que pactar con Portugal para ganar en esta batalla en 1340.
¿Que por qué se la dedicó a San Hipólito?
Parece ser que este rey, tenía costumbre de poner el santo titular del día de su nacimiento, un 13 de agosto de 1311, día de San Hipólito.
¡Pero no nos dispersemos!
Otros apuntaban que buscaba un lugar donde descansar cuando muriera y enterrar definitivamente los restos de su padre el rey Fernando IV  que pasó a la historia con el sobrenombre de "El emplazado" a causa de un asesinato que existió en un pueblo de Jaén llamado Martos.
¡La verdad que es curiosa la historia!, veréis:
Sucedió que el rey se enteró de un terrible asesinato de un caballero privado suyo llamado Juan de Benavides cuando se encontraba en Palencia. 
Pasando los meses sin encontrar quien había cometido aquella atrocidad, el Rey se dispuso a reanudar la guerra contra los moros de Granada, cuando estando en Jaén le hacen llamar de Martos por haber encontrado a los que suponen los asesinos de su hombre de confianza.
Así que llega allí D. Fernando IV donde acampan en el mismo pueblo y allí le presentan a los hermanos Juan Alfonso y Pedro Carvajal de la orden de Calatrava acusándolos del asesinato.
Éstos que se declararon inocentes imploraron al Rey que no los matara pues cometería un gran error. Pero el Rey, que le corría prisa dejar zanjado el tema pues tenía que solucionar lo de Granada, hizo caso omiso a lo que le decían y los condenó a ser metidos en una jaula de hierro que estaba forrada de pinchos y ser arrojados por la peña del pueblo.
El mayor de los dos caballeros viendo que eran sentenciados injustamente emplazó al Rey a comparecer ante la justicia divina en 30 días, aunque los dos desgraciados fueron ejecutados, y D. Fernando IV continuó su camino hacía los campos de Granada.
Pasados los días y llegando el plazo límite que le había "emplazado" uno de los hermanos Carvajal ante la justicia de Dios, D. Fernando hizo un banquete junto a sus caballeros para festejar que no había ocurrido nada y una vez que habían comido hasta la saciedad dice así en las crónicas de aquellos tiempos:

"E otro día jueves, siete días de setiembre, víspera de Sancta María, echóse el Rey a dormir, e un poco después de medio día falláronle muerto en la cama, en guisa que ninguno lo vieron morir. E este jueves se cumplieron los treynta días del emplazamiento de los cavalleros que mandó matar en Martos" 

El Rey "se quedó pajarito" del atracón de comer que se dió, exactamente a los treinta días de ser emplazado por uno de los Carvajal ante Dios, para ser más exactos el día siete de septiembre de 1312 ¿Justicia divina? Pues no tengo ni idea, pero desde ese día fue conocido por todos con ese apelativo.
El caso es que con 27 años murió el pobre dejando un buen problema de sucesión al tener un hijo menor de edad, fue sepultado en la capilla de Villaviciosa de nuestra Mezquita Catedral, dicen que a causa del excesivo calor que hubo en ese mes y que no se atrevieron a llevarlo en comitiva hasta Toledo donde estaba enterrado su padre o hasta Sevilla donde estaba enterrado su abuelo. 
El hecho es que se quedó en Córdoba donde durante 365 días cuatro cirios ardieron de día y de noche junto a su sepultura.

Bueno sigamos, las obras de la Colegiata no fueron muy rápidas a pesar de que el Rey Alfonso XI, donó diversos bienes incluso de los que habían pertenecido a algunos de sus caballeros y antes de su muerte solo se realizó la cabecera y el crucero de la iglesia ya que también tuvo mala suerte al morir sitiando Gibraltar, pasando a la historia como el único rey europeo que murió de la peste negra.
Tenía 39 años cuando llevaron su cadáver a Jerez de la Frontera donde se embalsamó y enterraron sus intestinos en la real capilla del Alcázar, desde allí llevaron su cuerpo a Sevilla.
Hasta que en 1371 sus restos fueron trasladados a la Capilla Real de la Catedral de Córdoba, donde permaneció durante más de trescientos años, en compañía de su padre hasta que fueron trasladados a la Colegiata de San Hipólito, que el Papa Clemente Vi se había encargado en 1347  de elevarla mediante bula a Real Colegiata.
Pero la Colegiata no fue acabada hasta el siglo XVIII ya que el sucesor de Alfonso XI, D. Pedro I de Castilla apodado el Cruel poco "amor" le tuvo a Córdoba a consecuencia de que los cordobeses apoyaron al hermano bastardo de éste al que apodaron todos el de Trastámara.

Las obras fueron reemprendidas en 1729 con el beneplácito de Felipe V no fue hasta el ocho de agosto de 1736 fueron trasladados los restos de Fernando IV y Alfonso XI a la Real Colegiata de San Hipólito, cada uno de los cuales se conserva en una caja de madera debajo de un arco a los lados del coro, hasta el día 30 de octubre de 1846 que fueron puestos en dos urnas de hermoso jaspes rojo y negro.

Encima de las cubiertas de los sepulcros de ambos monarcas se encuentran colocados unos cojines sobre los que se halla depositada una corona y un cetro, símbolos de la realeza.
Sobre el arco que contiene el sepulcro de Alfonso XI se halla colocada una lápida con la siguiente inscripción:


"Ésta losa / mandó facer / el muy noble e / muy alto e muy /poderoso señor / don Alfonso por /la gracia de Dio / s rei de Castilla / e rey de León e la r / eina Dona María / su muger este / rei ganó la villa / de Alcalá e ven / cio a los reyes de Benam / arín e de Granada / sobre la cerca de / Tarifa e ganó la / noble cibdad de Algecira."

Según Ramirez de las Casas por ser tan insigne la iglesia muchos ricos hombres quisieron estar enterrados allí, consiguiéndolo en la capilla mayor el primer señor de la casa de Aguilar y los padres de nuestro insigne Gran Capitán D.  Pedro Fernández de Córdoba y doña Elvira de Herrera al igual que su hermano D. Alonso de Aguilar.
También fundaron el altar dedicado a Santiago los señores de Baena Diego Fernández de Córdoba y su esposa Sancha Garcia de Rojas señora de Pozas los cuales yacen al lado de este altar en unas urnas de muy delicada labor.

La planta de la colegiata es rectangular y está formada por la iglesia, la sacristía y el claustro. La fachada principal de la iglesia,  que tiene su acceso por la plaza de San Ignacio de Loyola ubicada a los pies del templo fue realizada en 1730 en ladrillo estucado, y forma un rectángulo coronado por un frontón triangular, en el segundo cuerpo de la fachada se halla una hornacina, flanqueada por columnas, en la que se encuentra alojada la imagen de San Hipólito. 
Portada de la Iglesia que se accede por plaza de San Ignacio de Loyola
Hornacina con San Hipólito
La otra portada permite el acceso al claustro desde el Bulevar del Gran Capitán, y se encuentra adornada con molduras de estilo barroco, y sobre ella aparece colocado el escudo de Felipe V, rodeado por el collar de la Orden del Toisón de Oro. 
Portada que se encuentra en el Bulevar del Gran Capitán
A través de ésta última se accede a un patio con pórtico haciendo claustro de planta rectangular con cinco arcos de medio punto en los lados más anchos y tres en los lados más cortos, que da paso a dependencias religiosas.
En la galería oeste se encuentra el sepulcro del cronista de Felipe II y humanista cordobés D. Ambrosio de Morales, realizado en mármol rojo y negro, por lo visto fue labrado por el cantero prieguense de nacimiento pero domiciliado en Cabra, Luis González Bailen; que por aquel entonces estaba trabajando en el retablo principal de nuestra Catedral.
Sepulcro de D. Ambrosio de Morales

El mausoleo fue costeado por el Cardenal Bernardo de Sandoval y Rojas, Arzobispo de Toledo y discípulo del escritor cordobés y en un principio fue colocado en el convento de los Santos Mártires Asciclo y Victoria hasta que fue demolido y trasladado a la Colegiata en 1844.
En el boletín Oficial de instrucciones públicas volumen 8 aparece el acta que se hizo para el traslado:

"En Córdoba a los diecinueve días de Diciembre del año 1844 a consecuencia del acuerdo de la comisión provincial de monumentos históricos y artísticos  se reunieron en la insigne y real colegiata de San Hipolito de esta ciudad los señores D. Francisco Javier Cavestany, D, Rafael Joaquín de Lara y Pineda, don Ramón de Aguilar Fernández de Córdoba, canónigos del Cabildo de la Catedral... y un largo etcétera  con el objeto de inhumar los resto mortales de Ambrosio de Morales que el cabildo de la colegiata conservaba en depósito provisional por la entrega que la comisión le hiciera en la tarde del ocho de noviembre en su antiguo sepulcro de mármol que existía en el antiguo convento de los Mártires del Río de esta ciudad, trasladándolo a la colegiata y colocado ya en el centro de la pared del claustro de poniente que mira a la puerta principal del atrio y a su frente; y habiendo dispuesto el cabildo de la misma celebrar una vigilia y misa de los difuntos en sufragio de su alma con un doble d campanas desde las doce del día anterior. Concluida la misa el cabildo en cuerpo y conforme al ritual romano y a los estatutos de su colegiata, cantó tres solemnes responso y tomando los sacerdote el arca fúnebre la llevaron hasta los pies del sepulcro donde se le hizo entrega al notario para asegurar que contenía los mismos huesos de Ambrosio de Morales que estaba soldada y sellada.... (....)
Y lo firmo S S con el secretario de la comisión y yo el notario (...)"

Según Ramírez de Arellano en este convento se celebró el primer auto de la inquisición cordobesa y es en 1852 fue suprimido su título de colegiata, durante el reinado de Isabel II de España, aunque la iglesia siguió abierta para el culto, y a finales del siglo XIX fue cedida a la Compañía de Jesús a perpetuidad.

La Iglesia es de una sola nave dividida en cuatro tramos con crucero y cabecera de remate poligonal, siendo evidente dos momentos constructivos.
El gótico al que pertenece la cabecera donde en  el ábside se abren tres ventanales con vidrieras en la que aparecen santos de la Compañía de Jesús. Bajo los ventanales, permite el acceso a la sacristía dos portadas neo-góticas que fueron remodeladas junto con el crucero del mismo estilo en el siglo XVIII.

El cuerpo de la Iglesia se realizó en el siglo XVIII, cuando se reanudaron las obras a fin de lograr terminar el templo.
En una de sus paredes laterales se encuentran los sepulcros de la familia Fernández de Córdoba donde se encuentran enterrados don Gonzalo Fernández de Córdoba primer Señor de Aguilar y su esposa doña María García Garrido además de otros señores de la Casa entre ellos don Pedro Fernández de Córdoba y doña Elvira de Herrera, padres de nuestro insigne Gran Capitán y el famoso don Alonso de Aguilar, su hermano. 

La torre del campanario fue construida por el maestro de obras Pedro de Lara, en un principio tenían el propósito de levantar cuatro cuerpos solo se levantaron tres. Es de planta cuadrada y tres cuerpos terminando con una pequeña espadaña.

En el 2009 es declarada monumento por la junta de Andalucía incluyendo 79 bienes inmuebles principalmente cuadros que se conservan en el templo entre los siglos XVI al XX, destacando seis retablos del siglo XVIII de las capillas. 
Una flagelación de Cristo cuadro realizado por José de Sarabia  entre mi 1645/1654 o la Adoración de los Reyes de autor anónimo realizado entre el 1585/1615
Pinturas de S. Rafael y S. Jerónimo realizado por Antonio Palomino, el retrato de Alfonso XI y la reina doña Constanza ambos lienzos protegidos con yesería y realizados por Sebastián Martinez en el siglo XVII.
Órgano de la Iglesia
Otro del rey Fernando III El Santo o el de San Nicolás de Bari de 1,82 x 1,185 m ubicados en la nave de la iglesia al lado del evangelio y realizados ambos por Francisco Agustín Grande pintura al óleo de estilo barroco realizada en 1785/1789  

Cuadros de una serie de santos como de San Andrés, Santiago el menor, San Matías, Santiago el Mayor, San Mateo, San Tadeo, San Bartolomé, Santo Tomás, San Pedro, San Felipe, San Juan y San Pablo atribuidos al racionero de la Catedral de Córdoba, Pablo de Céspedes. Y otras muchas obras de autores anónimos.
Esculturas como la del crucificado o la inmaculada Concepción de autores anónimos o la de Santiago Matamoros realizada por Pedro Duque Cornejo del siglo XVIII  entre otras. 
El órgano de la iglesia está considerado como uno de los más importantes de Andalucía. Fue construido por Joseph Corbacho en 1735 y consta de dos teclados  de 45 teclas de octava corta y fue restaurado en 2007 después de más de cuatro décadas en desuso.



Fuentes consultadas: 
Casualidades, coincidencias y serendipias de la historia escrito por Gregorio Doval Huecas- Historia de España: (1841. 474 p., 11-17 h. lám.) escrito por Juan Cortada- Wikipedia- Memorias de d. Fernando IV de Castilla- Página de la Comunidad de Jesuitas- Iglesia de San Hipolito Diario de Córdoba 19/04/1974-Egabrenses en Indias Escrito por Antonio Moreno Hurtado pagina 253- Patrimonio Inmueble de Andalucía - La Real Colegiata de San Hipólito : relicario de historia y de fe. 1984, pp.191-207 de Enrique Luque Ruiz-

2 comentarios:

Anónimo dijo...

La colegiata preciosa pero la historia de los Reyes que hay enterrados me encantó. Muchas gracias

MariÁngeles Ortiz dijo...

Algo que se debería explotar cara al turismo.... Una pena que no lo hagan.
Un saludo y bienvenid@