En tres tiempos se divide la vida: En presente, pasado y futuro; de éstos el presente es brevísimo, el futuro dudoso y el pasado cierto... (Lucio Anneo Séneca)

lunes, 12 de agosto de 2019

María Teresa Wilms Montt, cuadro de Julio Romero de Torres

La musa de vida novelesca

Teresita de la Cruz o Venus imperiosa 1918
Óleo sobre lienzo 93 cm x 75 cm
Colección Privada
Si en algo se caracterizaba a Julio Romero de Torres era en plasmar en sus cuadros mujeres que se encuentra fuera de todas las convenciones, mujeres que rompe todos los moldes, da igual de que clase social fuera... Como María Teresa de las Mercedes Wilms Montt que fue plasmada en uno de los lienzos del artista.
Muchos os preguntareis quien era esta señora, pues fue una escritora chilena, precursora feminista, con una mirada transgresora y un alma sufriente y errante que sin duda cautivo al pintor.

El cuadro se ve una mujer sentada y ataviada con un vestido de satén de color morado, sin duda el color que representa la creatividad, con el torso semi-desnudo. 
La modelo fija sus bellos ojos claros y un tanto melancólicos en el espectador y entre sus manos porta una estatuilla dorada.
Si bien el retrato forma parte de la escasa relación de mujeres rubias pintadas por Romero, la escritora comparte postura y ademán con multitud de mujeres morenas del artista cordobés. 
Esta vez no hay fondo, o mejor dicho, "los lejos" como el artista decía, en el cuadro.. 
Esta vez la obra comienza y termina en la escritora.
Fotografía de María Teresa Wilms Montt
en Buenos Aires en 1916
El primer articulo que hace referencia a este cuadro es publicado el 20 de febrero de 1920 en la revista titulada Grecia; siendo reproducido dos años más tarde en el catálogo de las obras de Julio Romero de Torres expone en Buenos Aires, Argentina.

La chilena fue de familia burguesa, criada por institutrices y cuentan que desde la más tierna infancia destacó en su sensibilidad y dominio en la escritura.
Simpatizante con el anarquismo y totalmente en contra de los valores burgueses que representaba su familia, se casó por rebeldía con apenas 17 años y en contra de sus padres, con un hombre que le llevaba más de diez años de edad. Desgraciadamente fue un matrimonio marcado por los celos y los maltratos... Fue acusada por su marido de adulterio, la encerraron a la fuerza en un convento retirándole la custodia de las dos niñas que hubo en el matrimonio. 
A causa de todo esto tiene su primer intento de suicidio.
Ayudada por algunos amigos consigue escapar de allí, viajando a Buenos Aires donde comienza a publicar con varios seudónimos entre ellos Teba y más tarde Teresa de la + ¡Como a ella le gustaba escribirlo! que es con la que se conoce en España.

En este país viene de la mano de su más que amigo Arturo Cousiño; se mueven en los ambientes literarios del momento, conociendo a numerosos escritores, entre ellos Valle-Inclán, con el que se crea un vinculo ¡Ambos con alguna que otra adicción no confesable, según cuentan algunos biógrafos! y que por lo visto les unió en su amistad.
Es en ese momento cuando Julio Romero de Torres conocería a la escritora gracias a los círculos intelectuales que frecuentaban y cuando la pintaría.

Es en 1920 cuando la escritora se establece en París y es cuando se reencontró con sus hijas tras 5 años de separación. 
Sin embargo, cuando las niñas de nuevo regresan Chile, el dolor de la separación la hizo entrar en una terrible depresión que la llevó en la Navidad de 1921, al suicidio.
Teresa falleció por una sobredosis de barbitúricos a los 28 años de edad, y está enterrada en el cementerio del Père-Lachaise

Sobre el cuadro y a pesar que muchos lo fechan en 1920, se cree que fue pintado hacia el 1918, fue titulado en un principio como "Venus imperiosa" o "Teresita de la Cruz" y hasta hace muy poco tiempo estuvo en paradero desconocido, al igual que el boceto del mismo que el pintor pintó.
Mucho se ha especulado en las manos donde se encontraría dicho cuadro; citando a Joaquin Edwards Bello, cronista chileno, relata una anécdota que tiene por protagonistas a Julio Romero y a Guillermo Wilms, padre de Teresa.
Veréis:
El cronista cuenta que parece ser que algunos años más tarde acudió un visitante chileno al taller del pintor a Madrid. Cuando D. Julio, al conocer de donde era, le comentó que tenía varios conocidos de allí; entre ellos a un aviador al que le llamaban Page ¡Y a propósito! - dijo el pintor- Voy a mostrarle un retrato que hice en 1918 a una chilena muy guapa, ¡Aquí está!... El visitante quedó paralizado ya que era D. Guillermo Wilms y el retrato era de su hija Teresa.
Creo que la historia es bonita, pero nada verdadera ya que el cuadro hubiera sido comprado por su propio padre y no hubiera dado tumbos en manos de unos y otros.
Otra posible teoría sobre el paradero del cuadro era Ricardo Beduneau, experto en arte era su propietario; otra versión, es la adquisición del lienzo por Nicolás Ross por cinco mil pesos, el retrato de Teresa Wilms hoy estaría en el Museo Municipal de Bellas Artes de Valparaíso.

La siguiente pista conduce a la sobrina de la escritora, María Wilson Wilms argumentó que el Romero de Torres pasó a manos de Arturo Cousiño; el amigo y supuesto amante adinerado de Teresa Wilms, que lo entregó a Francisco Montt Pinto; que debía facilitárselo a Sylvia Balmaceda Wilms, la hija de Teresa debió recibir la obra en 1935, a pesar de que hoy en día la segunda hija de la poetisa no posea el cuadro; en los archivos de la Biblioteca Nacional chilena apareció una cuartilla manuscrita y fechada en octubre de 1969 que sostiene esta teoría ya que indica que Arturo Cousiño ¡ El amigo entrañable de la escritora! costeó el retrato, lienzo que pronto pasó a Sylvia Balmaceda, quien en un apuro de dinero lo vendió. 
¡La realidad, es que todo son expeculaciones!

De lo que podemos estar seguros es que un lienzo titulado Teresa de la Cruz aparece citado en el catálogo que redactó Ramón del Valle Inclán con motivo de la exposición de Julio Romero de Torres celebrada en septiembre de 1922 en el Salón Witcomb de Buenos Aires; el impreso contiene un listado con el título de los 26 lienzos que albergaba la muestra.
La exposición fue un éxito comercial, ya que vendió todos los cuadros excepto dos: La muerte de Santa Inés que no estaba en venta ya que era el preferido de la madre de D. Julio Romero y Contrariedad, reconocido por el propio pintor, que le traía suerte y de hecho jamás se deshizo de él.
Algunos de los lienzos que estuvieron en la exposición fueron adquiridos por el Museo Nacional de Bellas Artes  como La esclava, Musidora y Rivalidad.

De lo que estamos seguros es que apareció en la sala de subastas Duran el 20 de Marzo del año pasado con un precio de salida de 60.000 Euros y vendido por 65.000 euros, de nuevo está en manos de una colección privada.




Fuentes consultadas: 
Wikipedía- Destinos errantes y trágicos. Memorias Chilena  30/09/2017- La poeta aristocrática que encandiló a Valle- Inclán  ABC 18/09/2017- Teresa Wilms Montt, escritura e identidad por Erika Marrero Miranda 11/2015-Paraísos artificiales. La imagen drogada en la pintura europea de entre siglos XIX- XX por Sofía Barrón Abad valencia 2015