En tres tiempos se divide la vida: En presente, pasado y futuro; de éstos el presente es brevísimo, el futuro dudoso y el pasado cierto... (Lucio Anneo Séneca)

domingo, 20 de septiembre de 2020

Gibraltar cordobés!!!!!



¡Que no, que no me he vuelto loca!

Antes de ser inglés y mucho antes del tratado de Utrecht... El peñón de Gibraltar fue cordobés, un espacio muy corto en el tiempo, pero lo fue.
Y todo gracias a D. Pedro de Herrera, un judío converso nacido en nuestra ciudad que negoció ante el duque de Medina Sidonia para que cientos de personas se asentasen allí.

Pero pongámonos en situación:

Sabemos que las crisis son cíclicas, verdad? Pues hubo una en 1391 donde la sequía y la peste hizo de las suyas haciendo que muchas personas murieran y que muchos nobles que en aquellos momentos tenían tierras y bienes inmuebles pero que no disponían de dinero "contante y sonante" se endeudasen al pedir ayuda a los mercaderes judíos.

¿Qué pasó? Pues que ellos prestaban pasta pero con un tiempo para devolverla y con ciertos intereses...
Cuando los nobles se dieron cuentan de que no podían devolver en aquel momento lo que con anterioridad los mercaderes les habían prestado, comenzó a gestarse el caldo de cultivo necesario para echarle la culpa de todo mal conocido y por conocer a los judíos...
Año 1391, desde los púlpitos de las iglesias haciéndose eco de las voces que muchos nobles que les interesaba que el pueblo se levantaran contra "los usureros" que les habían prestado dinero cuando lo necesitaba pero que ahora ellos no querían devolver, se escuchara junto con el fanatismo religioso del arcediano de Écija para echar la culpa a los judíos entre otras muchas cosas, de envenenar las aguas de la ciudad.

Esto hizo levantar una muchedumbre que asaltara la judería matando a toda persona que se encontraban por el camino, robando y quitándoles sus casas.
Esto hizo que muchos judíos que quedaron en Córdoba se convirtieran al cristianismo con el único afán de poder proteger sus bienes y sus familias; aunque la historia no tardó muchos en repetirse; tan solo quince años después en 1406, de nuevo se asaltó la judería, los cristianos viejos cordobeses, nobles, sus criados y hasta clérigos la asaltaron matando a todo judío que encontraron, robando sus casas y hasta violando a sus mujeres; durante cuatro largos días se prolongó el robo y los asesinatos.
Tan espantosos y horrendos fueron los hechos que hasta el rey Enrique III de Castilla multó a la ciudad con 40.000 doblas de oro como indemnización pero no para dársela a los agraviados, judíos que sobrevivieron que hubiera sido lo correcto... sino hacía él 
¡Ni listo que era el colega!
Córdoba le pagó solo la tercera parte, muchos fueron los caballeros que quisieron mediar para que el Rey perdonara la multa pero no lo consiguieron...  Sólo el poder divino lo hizo ya que el rey la espichó sin haber saldado las cuentas con la ciudad.

En Córdoba, como en otras ciudades andaluzas, se seguía 
acrecentando el odio con el agravante del enfrentamiento de dos ramas de una las principales casas Los Fernández de Córdoba, el señor de Aguilar y su primo el conde de Cabra y de la que ya hablamos en este blog (PARA LEER LA HISTORIA PINCHE AQUÍ)
1473la ciudad estaba dividida en dos bandos a causa de las rencillas de ambo señores:
Los que estaban con el señor de Aguilar que apoyaba a Enrique IV y los que estaban de parte de su primo el conde de Cabra, D. Pedro Fernández de Córdoba que abogaba por la princesa Isabel como reina de Castilla...
Aquello fue el detonante por parte del conde de Cabra para dirigir su propaganda contra los conversos cordobeses que se veían apoyados por el señor D. Alonso de Aguilar, hermano del célebre Gran Capitán.
D. Alonso había favorecido el acceso de cristianos nuevos a cargos públicos, cosa que sus rivales no estaban dispuestos a consentir, aumentando el odio hacía éstos...  
Los hechos ocurrieron cuando una procesión de la Virgen salió del convento de los Franciscanos, cuando bajaba la imagen llevada por los cofrades por la calle de la Feria. Por lo visto una chiquilla echó agua por el balcón sin darse cuenta que iba pasando la imagen en aquel momento y cayendo sobre ella...  
En aquella casa vivía una familia de "cristianos nuevos" e inmediatamente fueron acusados de herejía siendo la reacción fue inmediata:
Un herrero de la collación de San Lorenzo llamado Alonso Rodríguez se hizo jefe de los indignados cristianos viejos que empezaron enseguida un asalto de las casas de los conversos incendiándolas.
Desgraciadamente la ciudad se dividió en dos bandos: Los "Aguilaristas" a favor de la defensa de los conversos y los "Cabristas" los que estaban a favor de echarlos de la ciudad.
El "Aguilarista" Pedro de Torreblanca con algunos hombres intentó por todos los medios detenerlos pero fue herido por el herrero que se refugió en la mismo Compás de San Francisco, de donde el señor de Aguilar lo sacó y lo mató en la misma puerta.

Durante tres días, los "grupos" que se encargó de alborotar Pedro de Aguayo, un noblecillo de tres al cuarto familiar de D. Pedro de Córdoba y Solier, obispo de Córdoba, que bajo aquel pretexto se desquitaba del señor de Aguilar por haber expulsado  a su primo de la ciudad en tan bochornosa situación como montado en una mula... Alentando a las gentes a robar y quemar casas de "sus protegidos".
Ante la mala situación que sufrieron, muchos judíos conversos huyeron hacía la provincia sin saber muy bien donde establecerse...
Es D. Pedro de Herrera, hombre de confianza del señor de Aguilar y judío converso el que se encarga de entablar contacto con el duque de Medina Sidonia negociando una especie de compra de Gibraltar.
El monte de Calpe, que es como se le conocía al peñón de Gibraltar pertenecía al duque desde 1462 por conquista a los nazaríes y le pertenecía además de ser una de sus posesiones más preciadas por tener el control del estrecho...
Las condiciones que puso el duque no fueron fáciles de asumir ya que además de comprarles las casas a los habitantes que allí se encontraban y que en su mayoría era netamente militar y que vendieron a precios desorbitados deberían de edificar nuevas,  además tendrían que encargarse de la custodia de la ciudad sufragando cuatro quintas partes de su defensa un total de cuatro mil doblas al año.... 
Más de 4.000 personas llegaron a Gibraltar, un lugar en el que pretendían vivir en libertad sin enfrentamientos políticos o religiosos, como cuenta Alonso de Palencia:

"Vendieron sus alhajas y compraron barcos de pasaje. Algunos enviaron delante sus ajuares y parte de las familias; pero padecieron grave daño y ultraje en la navegación, porque los piratas les robaron sus haciendas y se llevaron algunas mujeres. Los que eligieron la marcha por tierra, en número de 350 jinetes y 2.000 peones, marcharon con rapidez y se dirigieron a aquella ciudad (…) muy necesitada así de soldados aguerridos como de zapateros y otros artesanos."


Aunque la suerte no estuvo de su parte, la muerte del rey Enrique IV cambiaba el panorama de todo el reino de Castilla, su hermana Isabel se apresuró a coronarse reina dejando a su sobrina sin el trono de Castilla lo que presagiaba un enfrentamiento con el tío de la "Beltraneja" el rey de Portugal; y uno de los lugares con mayor posibilidades de iniciar una contienda era Gibraltar con un ataque desde Ceuta que se encontraba en poder del portugués....
Posibilidad que no se le escapó a Isabel la Católica" poniendo sus ojos en el peñón  y poniendo a su vez muy nervioso al duque.
El de Medina Sidonia, en un principio escuchó al cordobés D. Pedro de Herrera que le propuso atacar Ceuta para ganarle la partida al rey portugués que estaría desprevenido; Sin embargo de nuevo los enemigos de los conversos tuvieron mucho que ver ya que sembraron la duda en el duque contándole que posiblemente era una estrategia de D. Pedro para entregar la plaza, dejando la lealtad de converso cuestionada.
Así que el Duque organizó un ejército que atacó Ceuta, pero sólo era una maniobra para ocultar sus verdaderas intenciones, tal y como nos cuenta Alonso de Palencia: 

"…el Duque (llegó) á Gibraltar, como de paso, con escogida caballería. El Alcaide de la fortaleza (Pedro de Herrera) le abrió sus puertas y obedeció rendidamente sus órdenes, y el Duque no tuvo escrúpulo en deponerle ignominiosamente de su cargo y aun intentar prenderle como á traidor."

Justo dos años después, en agosto de 1476 de la llegada de D. Pedro de Herrera y los suyos a Gibraltar, el Duque de Medina Sidonia los obligó a abandonar sus casas y la que ya era su tierra. Aunque y según Rafael Girón- es llamativa la cantidad de apellidos cordobeses que aparecen entre los procesos del santo Oficio en Gibraltar como "Córdobas", "Baena", "Membreque", "Herrera", "de la Corredera"...ect
 Algunos se cree que volvieron a Córdoba, otros volviendo a su anterior religión y fueron acogidos en el  reino de Granada y en el norte de África. 
A partir de ahí ya no les quedaba nada y la pista se diluye en el tiempo... 

Como karma para el duque de Medina Sidonia, la plaza es decir Gibraltar, fue reclamada por la corona de Castilla, aunque para que no se "enfadara mucho"  fue gratificado por los Reyes Católicos con el marquesado de Gibraltar ¡A los enemigos hay que tenerlos contentos! 

Pasados muchos, muchos años cuando entre líos de un muerto, un testamento, un nieto del rey de Francia, los Habsburgo, tíos, sobrinos y una guerra de 14 años... Cambiamos Gibraltar por el primer Borbón. 




Fuentes consultadas:
Matanza de judíos en Córdoba por Rafael Ramírez de Arellano *Boletín de la Real Academia de Córdoba- Los judios-conversos y su protección en el Reino de Granada tesis de Francisco Quevedo Sánchez- Apuntes sobre los conversos asentados en Gibraltar Rica Amran Cohen- Crónicas de Enrique IV Tomos I – IV, Traducción de D. A. Paz y Mella (1904-1908) en la edición digital de la Biblioteca Digital de Castilla y León; Diego Lamelas Oladán - La compra de Gibraltar por los Conversos andaluces (1976)-Estudios sobre la inquisición por José Antonio Escudero- Los mercaderes judeoconversos en la Córdoba del siglo XVI por Rafael M. Girón Pascual *Universidad de Córdoba