En tres tiempos se divide la vida: En presente, pasado y futuro; de éstos el presente es brevísimo, el futuro dudoso y el pasado cierto... (Lucio Anneo Séneca)

miércoles, 2 de diciembre de 2009

María Teresa López, la chiquita piconera

La Chiquita Piconera



Ay, chiquita piconera, 
 mi piconera chiquita! 
 Toa mi vía yo la diera 
 por contemplar tu carita. 
 Mira tú si yo te quiero 
 que sigo y sigo esperando 
 a´ laíto del brasero 
 para seguirte pintando 



Doña María Teresa López, Teresa, Teresita, la chiquita piconera, la adolescente que sentada en una silla de anea, mira fijamente al espectador mientras atiza las reducidas ascuas que hay en el bracero; dándole la oportunidad de fantasear a quien  y por qué espera, quizás a ese hombre que ella ama; o quizás a nadie, solo espera...


Foto de María Teresa
"La Fuensanta" que nos miraba a todos desde aquellos billetes de banco marrones que en 1953 fue elegido por la Fábrica de Moneda y Timbre; la guapa mujer morena que cantaba la copla y que a la vez era blanco de todas las maledicencias populares de aquella Córdoba provinciana, perdedora y castigadora de sus ídolos.
María Teresa nació 1913 en Buenos Aires, pero solo por casualidad, porque hasta allí habían llegado sus padres desde Córdoba para "hacer las Américas" como se decía por aquel entonces e invertir la sustanciosa cantidad de dinero que había heredado su familia.

En los años 20 regresó la familia a Córdoba a causa de la ruina en aquellas tierras, cuando apenas "Teresita" contaba con ochos años.
La familia se instaló en el barrio de San Pedro, no muy lejos de la Plaza del Potro, donde Julio Romero de Torres, ya un pintor consagrado, tenía unidas su casa y su estudio.
La relación entre las dos familias no tardó en nacer ya que los círculos donde se movían prácticamente serían los mismos.
El caso fue que la belleza de María Teresa no pasó inadvertida para los ojos del pintor, pidiéndole a su padre que la dejara pintarla.

Ángeles
La niña de la jarra






















Empezó a pintarla a cambio de tres pesetas que le pagaba por cada sesión ¡Cosa que venía muy bien para ayudar a el sustento de la casa!
D. Julio Romero estaba la mayor parte del tiempo en Madrid y sólo volvía a Córdoba en fechas señaladas para estar junto a su familia y pintar a sus “modelos fijas”. 
María Teresa era una de ellas.
En cada encuentro el pintor le decía: - "¡Cómo has crecido niña!" y la llamaba para posar todas las tardes que pudiera...

Carmen
La Monjita



















Casado con Francisca Pellicer con la que tuvo tres hijos, Julio Romero de Torres se ganó una merecida fama de seductor y mujeriego; al pintor se le atribuyeron innumerables romances con todo tipo de mujeres: Actrices, cantantes, sus propias modelos y hasta con alguna que otra dama de alta alcurnia, a pesar de que muchas de las modelos contaban que era un señor muy correcto que hablaba poco y no se cansaba de lo que verdaderamente amaba: 
La pintura.
Sus biógrafos lo describen como "Un hombre de gallarda apostura que rayaba lo extraordinario cuando vestía la airosa capa y el sombrero cordobés; con gesto entre pensativo y desdeñoso y ademán reposado... En definitiva, una buena percha para ejercer de Don Juan con todas las garantías del mundo.
En su estudio cuentan que después de su muerte, fue encontrado un cojín cuyo relleno era un montón de mechones de cabellos de diferentes mujeres que el pintor coleccionaba como fetiche.
 La Fuensanta

¿Tal vez trofeos de sus amoríos?  ¡Eso no lo sabremos nunca! o de lo que ahora se llamarían fans, muchas mujeres se morían porque D. Julio las pintara.
Aunque con aquellas habladurías, no es difícil entender cómo la estrecha moral de la época sacó punta al peor de sus estigmas y empezaron a circular todo tipo de chascarrillos sobre las relaciones amorosas del pintor con sus modelos.
Y lo peor fue para ellas: Las débiles, las que son de muy fácil ensuciar su honor y muy difícil de limpiar, la mujer.
La gran mayoría de sus modelos, por no decir todas, negaron siempre estos hechos, pero los rumores acabaron convertidos en coplillas que se extendieron como un maligno reguero de pólvora por toda la ciudad.

Doña María Teresa contaba en una entrevista que le hicieron pocos años antes de morir que ser la modelo del pintor le hizo una vida muy difícil.

Bendición
    - "Hasta mi padre me pegó un día al llegar a casa harto        ya de tantas murmuraciones y poco menos que         acusándome de haberme acostado con él. ¡Pero si yo no     hice nada! - Afirmaba María Teresa
 Y continua diciendo:
 -"Al poco tiempo me eché un novio y ni él mismo confiaba   en mi virginidad. Estaba tan seguro de que me había   acostado con el pintor que me obligó a hacer el amor antes   de casarnos para comprobarlo. Cuando vio que era virgen   se quedó tranquilo."
  ¡¡Siempre demostrando!!Desgraciadamente poco a   cambiado
 De su matrimonio tuvo una hija que murió a los tres días de nacer, ya que la costumbre de la época era llevar a los recién nacidos a bautizarlos inmediatamente y después al médico para que certificase su nacimiento... Cuenta que su suegra la sacó mal arropada y de una pulmonía murió.

Doña María Teresa López
El matrimonio sobrevivió dos años hasta que decidieron separarse ya que su marido le daba muy mala vida, maltratándola y humillándola por ser la única razón de haber sido la modelo del pintor.
A partir de ese momento, Teresa inició un peregrinaje vital lleno de sinsabores en sus relaciones con los hombres.
Nunca más tuvo pareja.
-"Oían las coplas y pensaban que poco menos que era una puta, que yo era la mala y que tenían derecho a todo." - decía.
"Pero nunca hice nada de lo que tenga que arrepentirme. Me pasé media vida cosiendo, para ganarme la vida, acabando en este asilo donde me tratan muy bien, pero que no consigue apagar el amargor de mis recuerdos"


Existe un dicho muy frecuente por aquí que dice "La suerte de las feas, las bonitas las desean"  y eso es lo que debió pensar Doña María Teresa, porque a pesar de haber ilustrado cientos de millones de billetes de banco; La piconera, unas de las mujeres más bellas de aquellos tiempos,  jamás fue feliz...
El estigma por ser musa de un pintor lo llevó siempre... Marcándola para toda la vida.

Doña María Teresa López murió en el 2003 a los 89 años de edad en el hospital cordobés de Los Morales y está enterrada en el Carpio.




Fuentes consultadas:  
Realidad y poesía en la Chiquita piconera de Julio Romero de Torres de Manuel Marín Campos  Diario de Córdoba 18/01/1967- Julio desde sus modelos Teresa la de los billetes de Francisco Solano Márquez Diario de Córdoba 12/11/1974- La chiquita piconera. documentada en diario el Mundo- Fotos recogidas de Internet- Cordobapedia-

6 comentarios:

Margarita dijo...

Que tristeza de vida. Me encanta tu blog

Mercedes dijo...

Entrar en tu blog, me hace viajar a mi tierra.La echo de menos, mi padre me contaba muchas cosas e Córdoba y ahora leyendo este blog me hace viajar allí. Un beso de azahar

MariÁngeles Ortiz dijo...

Me alegro Mercedes de que mi humilde blog sirva para hacerla viajar.
Un abrazo

MariÁngeles Ortiz dijo...

Bienvenida Margarita

Wigmore-Conesa dijo...

Te superas! Ésta te ha salido súper.
Lo que han soportado y soportan las mujeres! Unas las guapas levantan pasiones de trágico final, otras guapísimas como María Teresa, chascarrillos que les roban la felicidad. Mientras, los don juanes se desempolvan la capa.
Hay que ser feminista hasta la médula.
Me has dejado encantada. Muchísimas gracias!

MariÁngeles Ortiz dijo...

Wigmore es que tu me lees con mucho cariño.

Un abrazo enorme, espero que os encontréis bien