En tres tiempos se divide la vida: En presente, pasado y futuro; de éstos el presente es brevísimo, el futuro dudoso y el pasado cierto... (Lucio Anneo Séneca)

martes, 24 de julio de 2012

Leovigildo conquistó Corduba





 
Cuando los cordobeses lograron ganar al ejercito de Agila I la ciudad ganó la total independencia de los visigodos durante un tiempo.
Corduba se auto-gobernó como en la época del Imperio Romano, manteniendo relaciones amistosas con los demás pueblos de la Bética.
La muerte de Agila I era de esperar, los godos habían adoptado la perversa costumbre de matar por la espalda a los reyes que no les complacían, sustituyéndolos por cualquier otro de su agrado y a pesar de que durante cuatros años fue apoyado por parte de la nobleza visigoda no tuvo el apoyo unánime  que había apoyado y encumbrado al asesinado Teudisclo ¡que duró menos que un caramelo en la puerta de un colegio! Ya sabemos que en aquellos tiempos la profesión más peligrosa era ser rey visigodo.

Pero sigamos:
El orgullo herido de Agila le hizo cometer el gran error que le llevó perder su trono, castigar a esta nobleza dudosa y con ello hizo estallar una rebelión de esos nobles y colocaran al frente a uno de ellos al que luego fue rey, Atanagildo.

Mientras, Corduba seguía gobernándose de forma independiente y Atanagildo a pesar de que atacó una y otra vez la ciudad no logró apoderarse de ella y con ello mostró su debilidad como rey...
La muerte natural, desde luego novedoso para los reyes visigodos, le sobrevino en Toledo sucediéndole Liuva que duró muy poco en el trono al comprobar que se habían equivocado en elegirle, pasando éste a manos de su hermano Leovigildo.

Desde un principio Leovigildo sabía que el punto estratégico para unificar el reino visigodo era Corduba, que seguía manteniéndose independiente como ejemplo para otros pueblos de la Bética y para subyugar a la Bética tenía que someter antes a la Colonia Patricia...
Así que con un poderoso ejercito y un despliegue inimaginable de tropas, cercó Córdoba y la tomó en poco tiempo, poniendo fin a la rebelión que los cordobeses habían mantenido durante más de veinte años.
Para escarmiento de las demás ciudades que se podrían ver reflejadas en Corduba, desplegó un lujo de crueldad que según cuentan los historiadores:
 "Corrió a torrentes la sangre por la ciudad y por los campos" y con aquella conducta tuvo la sumisión de toda la Bética.
Por aquel entonces Leovigildo no intuía que Córdoba sería la tierra que acogería a su propio hijo Hermenegildo, y hacerle de nuevo frente.

Pero eso, déjame que te lo cuente otro día.





Fuentes consultadas: 
Ultimos tiempos del reino visigodo por Luis A. Garcia Moreno. Boletín de la Real Academia  de la  Historia 1992-  Historia antigua de la península ibérica II. Época tardoimperial y visigoda-por Juan José Sayas- Perfil histórico de Córdoba en la época visigoda de Juan Francisco Rodriguez Neila- Wikipedía-Cordobapedía-Foto recogida en Internet

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