En tres tiempos se divide la vida: En presente, pasado y futuro; de éstos el presente es brevísimo, el futuro dudoso y el pasado cierto... (Lucio Anneo Séneca)

lunes, 14 de agosto de 2017

Fortún Garcés...

El bisabuelo navarro de Abderraman III

Rey Fortún Garcés




Los vikingos hicieron lo que jamás pudo hacer Córdoba... ¡Romper lo que quedaba de "las alianzas" del rey de Pamplona con los Banu Qasi!.
Corría el año 859 cuando los normandos invadieron Pamplona llevándose a su rey de rehén. 
Sin duda, este fue el episodio donde los intereses de los vascones y la familia muladí se separaron para siempre... 
Los Banu Qasi no hicieron nada, ni por socorrerlo ni tan siquiera por cooperar en el pago del rescate ¡Al fin de cuentas el pamplonés había dado un giro en sus alianzas para mirar hacía el Rey de Asturias, un tal Ordoño!. 
En ese momento pensó que la mejor alianza siempre sería entre reinos cristianos ya que tenían un enemigo común... el Emir cordobés, Muhammad I

A pesar de que a García Iñiguez se le complicaba sellar ese pacto con el asturiano, necesitaba un matrimonio de pacto y desgraciadamente ya había casado a su hijo Fortún con Oria, o como antes la llamaban Awrya ibn Lubb una de las nietas de Musa ibn Musa de la familia Banu Qasi. Con la que tenía nada más y nada menos que cinco churumbeles: Iñigo, Aznar, Velasco, Lope y la pequeña Onecca que es parte de esta historia.
¡Tampoco era cosa de entrar en guerra con los Qasi!, sería mucho mejor tenerlos de amigos que de enemigos. 
Así que pensando y pensando hubo que hacer un giro inesperado en los acontecimientos, y aquí unos historiadores dicen que se quedó viudo, otros que repudió a su esposa... El caso fue que la reina Urraca "desapareció" para poder casarse con una niña de apenas treces años.
¡Así eran los divorcios de antes! ¡¡ Ya no me interesas, te meto a monja y a otra cosa mariposa, pobre mujer!! 
Así que Leodegundia Ordóñez fue pedida como esposa para García Iñiguez, rey de Pamplona 
que concertada la dote se celebra la boda con un hombre que le triplicaba la edad.

Poco tardó el Emir cordobés en encaminar sus huestes hacía Pamplona para castigar el atrevimiento de ir contra él, derrotando a ambos reinos y llevándose como rehén al príncipe Fortún Garcés que se encontraba defendiendo la fortaleza de al Kasthil.
Cuenta que la defendió con tanta fiereza que hasta perdió un ojo, de ahí que fuera apodado el tuerto, "al anqar" por los musulmanes...
¡Y qué mejor baza para las pretensiones del cordobés que tener a un príncipe vascón para el sometimiento de Pamplona !

Así que Fortún acompañado de una de sus hija, la más pequeña llamada Onecca, fue trasladado a Córdoba donde estuvo ¡Nada más y nada menos que veinte años preso!

Eso significaba para el Emir la tranquilidad de que los navarros no instigarían contra Córdoba a la vez que sería un tributario más para mantener la Corte, ¡Claro si quería ver alguna vez vivo a su hijo y sentado en su trono!
Tampoco pensemos que aquellos años que estuvo en Córdoba Fortún estuvo en una mazmorra, que nada de eso, el príncipe junto con su hija, tuvieron una relativa en libertad ya que era rehenes en jaula de oro como se suele decir...
Pasó diez años cuando el padre de Fortún, el rey pamplonés García Iñiguez murió, dejando un trono vacante pues el heredero estaba cautivo en Córdoba.
A pesar de todo esto Pamplona reconoce a Fortún como rey, a pesar de que su trono estuvo regido y aquí viene el lío... Unos historiadores cuentan que hubo una regencia asumida por el hermano de Fortún Garcés llamado Sancho Garcés, otro muchos más cercanos a la verdad, sucedió un golpe de estado instalándose en el poder un noble que hasta ahora eran totalmente desconocido...
¡¡Exactamente no se sabe lo que ocurrió!! Pero por un tiempo Pamplona estuvo en manos de una nueva dinastía, la estirpe Jimena. 
Mientras, en Córdoba ocurrían cosas "tan interesantes" como el matrimonio de Onecca la mismísima hija de Fortún Garcés con el segundo hijo del Emir, llamado Abd Allah.
Desde luego no se sabe si fue un pacto o es que fue amor de verdad, me imagino que sería una bella historia de amor, el moro se enamoró de la cristiana dándole le nombre de Durr que significa perla.
¡El flechazo tuvo grandes consecuencias! La vascona le dio a Abd Allah tres retoños: Un hijo al que llamaron Muhammad como su abuelo paterno y dos preciosas hijas al Baha y Fátima, haciendo abuelo a su padre Fortún Garcés.

¡Quien se lo iba a decir a él que como nietos de todo un rey cristiano tendría a tres musulmanes! Y para colmo jamás se pudo imaginar que un biznieto llegaría a ser el primer Califa de Al Ándalus, Abderramán III uno de los gobernantes más brillantes de la historia Omeya.

Pasados nada más y nada menos que veinte años en tierras cordobesas cuando fue el propio Abd Allah, su yerno quien le da la libertad junto con su hija Onecca, no sabemos si a la princesa la repudió o no, el caso es que él se quedó con sus hijos y ella se marchó a Pamplona donde se casó con un primo hermano suyo, un tal Aznar Sánchez, señor del valle de Larraún un valle muy cerca de Guipúzcoa y con el que tuvo tres retoños entre ellos a la que sería la reina Toda. La que más tarde iría hasta la corte Omeya para que un médico de su sobrino-nieto pusiera a dieta al gordo de su nieto Sancho I de León...
¡Pero esa es otra historia! 

Cuando Fortún llegó a Pamplona los vascones lo miraban con recelo, además se rumoreaba que su propia hija había tenido hijos con el que ahora era el Emir cordobés...
En cierto modo Fortún habían llegado a su tierra pero ya no la sentía como propia, había perdido el apoyo de su pueblo que no lo veían como el caudillo que necesitaban que lo veían en un joven Jimeno un tal Sancho Garcés que apoyado por el conde de Aragón y el rey de Asturias Alfonso III le planta cara a Fortún haciendo que se retire al monasterio de Leire hasta su muerte. 

Mientras en Córdoba Abdalhá haciendo caso de unas injurias vertidas por otro de sus muchos hijos, manda matar al joven príncipe Muhammad, el hijo de la "cristiana" dejando un bebé de veintiún día, nieto del Emir y bisnieto del rey de Pamplona Fortún Garcés que llegaría a ser el gran Califa de Al Ándalus, Abderraman III.

Pero eso, déjame que te lo cuente otro día.





Fuentes consultadas: 
Reyes de un Reyno, de Iñigo Arista a Catalina I por Alfonso Pascal Ros, Óscar Tejero y José Antonio Perales- Anaquel de estudios árabes, Volúmenes 6-8 Editorial de la Universidad Complutense, 1995- Hasday, el hagib del Califa: breve historia de los judíos de Sepharad por Raúl Romero Bartolomé-Historia breve de Navarra por Jesús María Usunáriz Garayoa- Navarra o cuando los vascos tenían reyes de Pierre Narbaitz- Diccionario geográfico-histórico de España por la Real Academia Volumen 2 - Wikipedía- foto recogida de internet