En tres tiempos se divide la vida: En presente, pasado y futuro; de éstos el presente es brevísimo, el futuro dudoso y el pasado cierto... (Lucio Anneo Séneca)

jueves, 14 de junio de 2018

La capilla que pintó Julio Romero de Torres


Cuando alguien nombra a Julio Romero de Torres, se nos viene a la cabeza retazos de cuadros de mujeres morenas casi siempre semidesnudas donde predominan los colores más bien oscuros.
Pero no todas sus etapas fueron así, el pintor tuvo una etapa donde pintó cuadros religiosos y hasta frescos en alguna que otra iglesia, como la de Santa María de la Asunción en Porcuna (Jaen) en la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción.

Las pinturas fueron realizadas por el pintor entre 1903 a 1905  cuando estaba en su etapa clara y con orientación al barroco español y a la pintura de Tiziano.
Cuentan que le hicieron el encargo al pintor por mediación de una familia conocida de apellido Castañeida,  y a pesar de que él no pintaba ni frescos ni pintura religiosa aceptó el encargo y allá que se marchó cargado con sus pinceles para ponerse mano a la obra. 
Plasmando una Asunción en la bóveda de la parroquia...
Casi dos años estuvo trabajando por temporadas, decoró la bóveda de la iglesia con una presentación la Asunción de la Virgen que según Carlos Miraz en un articulo suyo dice que los más viejos del lugar que para el rostro de la Asunción tomó como modelo la cara de una chica de la localidad y hasta la acompaña con su nombre: Encarnación Larrubia, aunque es difícil establecer con certeza la veracidad de esta afirmación.


Asunción de la virgen
Mural de la Bóveda
medidas: Superficie de 45 m2
Según el dogma católico la virgen subió a los cielos después de su muerte en cuerpo y alma.
La subida de la virgen a los cielos ayudada por los ángeles combina con el gesto y las emociones de los personajes que contemplan atónitos el sepulcro vacío.

Detalle de la virgen del mural de la Asunción

Del tiempo que pasó en el pueblo mantuvo una amistad con D. Luis Aguilera y Coca y con José Julián Gallo que le regaló a su galgo al que llamó Pacheco y D. Julio en agradecimiento pintó a las dos hijas de J. Julián Gallo.
Desde que le regaló el galgo aún cachorro nunca se despegó del pintor e incluso lo pinta en obras como "Diana" o "Cante Jondo"... 

Lo que jamás sospechó D. Julio Romero de Torres que sus frescos tendrían una historia tan azarosa como ser censurados por el párroco, caer en el olvido, casi ser destruidos en la guerra civil. 
Pero empecemos por el principio:
Tanto le gustó el primer trabajo de la Asunción al cura párroco D. Ramón Anguita que le pide a Julio Romero que le haga dos frescos más una "Sagrada Familia" en la capilla de la Purísima y una "Ultima Cena" en la capilla de San José"
¿Y qué pasó? Pues pasó que el cura vio a la virgen de la sagrada familia demasiado ¡Como lo diría, "pechugona" ! 


La sagrada Familia
Una curiosidad de este fresco es que la tradición bíblica sitúa a San Juan a la derecha y a San Pedro a la izquierda de Jesús, D. Julio invirtió las posiciones como algunas obras de Cenas de la pintura Clásica.


La Santa cena

Pero la cara de Jesús en la Ultima Cena tampoco le inspiró al señor párroco bastante religiosidad...

Así que el cura en su celo de salvaguardar las almas de sus feligreses, tuvo a bien situar dos retablos sobre las pinturas de las capillas cuya fijación ya les causó muchos daños.
De nada le sirvió al pintor entrevistarse con el sacerdote y prometerle repintar a la virgen de la Sagrada familia y modificar la cara del Cristo si retiraba los retablos.
Pero pese a que el pintor lo intentó, regalando un lienzo hecho por él de un San Juan Bautista, nada sucedió y sus frescos siguieron ocultos bajo los retablos.

Ya muerto el pintor y cuando vino la guerra civil se vio la iglesia convertida en casa del Pueblo, destruyéndose los retablos que ocultaban las pinturas.
Al comprobar que detrás de aquellos, había pinturas sacras, el comité del pueblo decidió que alguien las picara y enyesaran de nuevo la pared, y eso hubiera sucedido sino hubiera sido por la mediación de D. Andrés Cabezas, un pintor local, quien logró persuadir al comité del pueblo en ocultar las pinturas con una mano de pintura en vez de destruirlas... 
Y así se hizo, se encalaron y según Carlos Miraz en su articulo, dice que se dibujó una mano indicativa que decía "Aquí hay unas pinturas de Julio Romero de Torres" lo que hacía encomendar a generaciones futuras la recuperación de aquellas obras de arte.

Una vez que terminó la guerra, las pinturas no corrieron mejor suerte ya que a pesar, de que la Dirección genera de ciudades devastadas reconstruyó el templo, de nuevo colocan dos retablos que vuelven a ocultar los frescos.
Y de aquel cuadro de San Juan Bautista que estaba colgado en la capilla de Bautismo "se esfumó" nunca se volvió a saber hasta que en 1939 aparece en un almacén del ayuntamiento enrollado entre otros papeles en muy malas condiciones pero que es recortado para enmarcarlo perdiendo todo el encuadre original...

Pero a lo que íbamos, la situación de los frescos se prolonga hasta el verano de 1974 que el párroco de aquel momento Don Rafael Valdivia con el apoyo económico de la diputación fueron de nuevo descubiertas las pinturas y esta vez para restaurarse.

 La Correspondencia de España :
diario universal de noticias:
Año LXVII Número 21174 - 1916 febrero 
La restauración fue encomendada al hijo del pintor D. Rafael Romero de Torres y Pellicer que según Carlos Miraz, se encontró con más de veinte boquetes en el fresco de la Santa Cena, causados al montar y afianzar el retablo que lo ocultaba.
La figura de San Pedro había desaparecido prácticamente y casi tuvo que inventársela. 
Cuenta Carlos Miraz como anécdota curiosa que estaba a punto de termina Rafael Romero de Torres la restauración, alguien se acercó y le dijo:
- Maestro que se ha dejado usted a San Pedro sin cenar!
Rafael miró a la pintura y efectivamente todos los apóstoles menos San Pedro tenían su platos ante sí... Así que de nuevo tuvo que montar en el andamio y reparar el olvido

De la Sagrada Familia la imagen más afectada fue San José aunque las zonas más afectadas al fresco fueron los espacios libres; en principio se creyó que se trataba del pasaje bíblico de la huida a Egipto pero más tarde viendo la disposición de las figuras se concluyó lo que realmente era. 

En verano del año pasado tuvimos la suerte de que un fotógrafo descubrió que cuatro pinturas que decoran las pechinas de la cúpula  de la parroquia también son de pintor cordobés.; son los cuatro evangelista y que por la altura no se descubrió quien era su autor.

En el articulo de Carlos Miraz del 1974 se habla que el pintor D. Julio Romero de Torres pintó otros murales en una capilla particular de la Familia Oriol y Urquijo, padre del marqués de la casa Oriol, gran patriarca de las eléctricas.
Esos murales se pintaron en la finca "Valgrande" situada en la carretera de El Plantio donde se plasmó un cristo con la eucaristía y doce ángeles alrededor.
En el mismo articulo se cuenta que cuando José Luis Oriol se marchó a Madrid, hizo desmontar la capilla entera y volvió a reconstruirla en su nueva ubicación.
Más tarde, allá por el 1916 D. Julio Romero le estaba pintando un retrato a la madre de la esposa del señor Oriol, es decir a su suegra. (Como se puede ver en el articulo de éste periódico que he recortado)
También cuenta que desgraciadamente las brigadas internacionales dañaron estas imágenes durante la guerra y que fueron restauradas también por su hijo. Rafael Romero de Torres y Pellicer, devolviéndole a la obra de su padre su aspecto primitivo.  




Fuentes Consultada: 
Recuperados en Porcuna unos frescos de Julio Romero de Torres por Carlos Miraz. Diario de Córdoba 12/02/1975- Wikipedía- La historia de un cuadro singular del pintor Julio Romero de Torres por Luis E. Vallejo .Porcuna Digital .11/11/2013- ABC domingo (Madrid) 16/04/1972-