En tres tiempos se divide la vida: En presente, pasado y futuro; de éstos el presente es brevísimo, el futuro dudoso y el pasado cierto... (Lucio Anneo Séneca)

jueves, 24 de octubre de 2013

Tarub...

La leyenda de una ambición


Siempre que aparece el sol 
 brillando del mediodía... 
 me acuerdo de ti Tarub, 
 noche y día 

 (Poesía Andalusí)


A pesar de que los cronistas cuentan la cantidad de mujeres y concubinas que tuvo el Emir Abderraman II, no tuvo mucho suerte en el amor. 
Cuando aún era príncipe lo casaron con Buhary, no era nada más que un pacto de Estado pero Abderramán quedó tan prendado de ella que la hizo su primera esposa, lástima que muriera en su primer parto dejando a un príncipe al que pusieron Muhammad. 
Abderraman llenó su soledad con las concubinas del harén, mientras que una esclava cristiana criaba la pequeño como si de su hijo se tratara... El amor que empezó a sentir Abderraman por aquella esclava fue lento, cálido y seguro, pronto se sintió reconfortado al llegar a sus dependencias y encontrarla allí con el bebé, después de todos los problemas que resolver, necesitaba paz, y esa serenidad la encontraba allí. 

Pasado un tiempo, la liberó de esclava le puso un sobrenombre, Al Sifá que significa salud, por ser la mujer que lo había curado de su tristeza convirtiéndola en su esposa, se amaron tanto, que lo acompañaba cuando Abderraman hacía sus incursiones en tierra de cristianos. Es allí, en una de esas tierras cuando Al- Sifá cayó enferma, cuentan algunos que por unas fiebres y a pesar de que el Emir mandó que la trasladaran a Córdoba para ser atendida por los mejores médicos de la Corte, Al- Sifá murió en un pueblo toledano llamado Almaguer y es allí donde fue enterrada... 

Una gran melancolía se apoderó de nuevo del Emir, cuentan los cronistas que se volvió más cruel y que a causa de ese dolor ejecutaba cristianos, aunque eso no es verdad. 
Los cristianos se habían empecinado en llegar a mártires y todos lo días había alguno que blasfemaba en contra de Alá o del Corán sabiendo a ciencia cierta, que el resultado sería la muerte que ellos ansiaban. 
Una esclava de las cientos que había en su harem vio su oportunidad para enamorar de nuevo al Emir. ¡Al fin y al cabo, la esposa que había muerto también había sido una simple esclava al igual que ella! 
Era guapa e inteligente y solo sería cuestión de saber aprovechar la oportunidad, Tarúb que así se llamaba, supo endulzar con bellas palabras el carácter del Abderramán y aunque hubo muchas más mujeres en la vida del Emir, éste no supo escapar nunca del hechizo de la bella Tarúb. 
El Emir pasaba noches enteras con la hermosa esclava, llegando a ser envidiada por las demás, ya que empezó a ejercer cierta influencia sobre Abderramán, contando éste con su aprobación de todo lo referente del harén. 
Tarúb era muy ambiciosa y jamás se iba a conformar con ser solo la favorita del Emir, sobre todo desde que parió un hijo varón, al que llamaron Abdalá, tampoco iba a permitir que su hijo fuera un segundón sin posibilidad al trono... Fuera como fuere, tenía que llegar a ser la madre del próximo Emir y haría lo que hiciera falta para ello...
Intentó por todos los medios que Abderramán eligiera a su hijo como sucesor e impedía que Muhammad, el hijo elegido por ser de su primera esposa se acercara a él, creyendo que si no veía a su heredero, tal vez se encariñara con su hijo Abdalá... 
¡ Pero Abdalá no se hacía querer fácilmente!, no se caracterizaba precisamente por su amabilidad, al contrario de lo que ocurría con su medio hermano Muhammad, por el cual el Emir jamás cambiaría su preferencia. 
Sin embargo, los partidarios de Tarúb invocaban los precedentes de los Emires Hisam I y al-Hakam I, quienes habían accedido al trono sin ser ninguno de ellos el primogénito. 

En su deseo por hacer prevalecer los derechos de Abdalá sobre los de todos sus hermanos y en especial sobre Muhammad, Tarub encontró un gran apoyo en uno de los eunucos que alcanzó mayor poder durante todo el Emirato Omeya, Nasr Al-Fatah. 
Éste para consolidar su poder en la Corte vio ventajoso atraerse el favor de la favorita del harem y por ello apoyó la sucesión del hijo de la esclava, comenzando a hacer campaña a su favor, elogiando las cualidades de Abdalá en perjuicio de Muhammad ante el Emir. 

Por su parte, Tarúb también buscó aliados para su hijo, haciendo uso de la riqueza y de la influencia que tenía. 
Según Joaquin Vallvé cuenta en la biografía que le hizo al Emir- Cuenta que Abderramán cayó enfermo y la enfermedad del Emir fue considerada por Nasr y Tarúb la ocasión perfecta, ya que si el Emir moría repentinamente antes de que hubiera elegido al sucesor, ellos podrían aprovechar la ocasión para hacer realidad sus intenciones; así que ambos decidieron envenenarlo para acelerar su muerte y que ésta pareciera fruto de su enfermedad. 
Nasr se puso en contacto con uno de los médicos de la Corte al que sobornó y le pidió que preparara un veneno con el que pensaba matar al Emir. 
El médico aceptó, en un primer momento para no levantar sospechas en Nasr, pero después advirtió a Abderramán de las intenciones del eunuco. Estando en una de las fiestas de la Corte, Nasr le sirvió una copa con el veneno con la escusa de que era una nueva bebida medicinal... 
 El Emir al observar la copa dijo: 
- Bebe esta copa Nasr, porque en verdad quiero admirar los prodigios de esta medicina. 
Dudó el eunuco pero la mirada del soberano le redujo a la obediencia, cogió la copa y se la llevó a los labios, no sin buscar con su mirada los ojos de Tarúb. 
Mientras, los ministros y toda la Corte, escucharon las duras palabras del Emir:  
-El proceder de Nasr se ha hecho odioso a los ojos del que todo lo puede. 
Nasr, dándose cuenta de que el Emir lo había descubierto, abandonó precipitadamente la sala en busca de un médico que le administrara un antídoto, desgraciadamente el veneno era tan fuerte que estaba sentenciado a muerte. 
El eunuco murió retorciéndose de dolor mientras que Tarúb, esperaba que no la hubiera implicado con el médico... 

Según cuentan, Tarúb no sufrió ningún castigo y que nadie podía creer como el Emir seguía amándola como el primer día, siendo su favorita por muchos años. 
Cronistas árabes recogen algunas noticias del amor apasionado que sentía el Emir por Tarúb, pues cuentan que llegaba al extremo de dejar al mando del ejercito a uno de sus hijos en plena expedición militar para estar con ella; también cuentan - prosigue Joaquin Vallvé - de los desplantes de la favorita y de los esplendidos regalos que recibía como un collar de perlas valorado en diez mil dinares, o cien mil según otras fuentes. 
Buscando datos, encontré algo curioso sobre la muerte de Abderraman II en el libro "Historia general de España" ya que más o menos viene a deci que murió por "justicia divina" dice así:

" Ese mismo año martirizaron a Aurelio y Felix con sus mujeres Sabigotona y Liliofa muere Abderraman, según los cristianos por castigo del cielo, muere de repente, según cuentan desde una galería de su propio Palacio donde observaba el martirio de los cristianos, quedó de repente de su estado y (fin poder hablar palabra) espiró aquella misma noche, dexó quarenta y quatro hijos y quarenta y dos hijas aunque lo sucede su hijo Mahomad" 


Lo cierto es que Abderraman II murió un 22 de Septiembre del 852 de repente. 
¿Tuvo algo que ver Tarúb? Eso jamás lo sabremos pero quien heredó el Emirato no fue quien ella pretendía, fue Muhammad, el hijo de su amada primera esposa.



Fuentes consultadas: 
En torno a la vida y la muerte de Abderraman II por A. Arjona Castro, Boletin de la Real Academia de Córdoba XliX (1979) -Boletin de la Real Academia de la Historia Tomo CLXXXVIII: Biografia de Abderraman II Emir de Al Andalus por Joaquin Vallvé (1991) -Historia general de España dividida en III tomos por Juan de Mariana y J. Manuel de MedranoHistoria de Al Andalus- El Islam en Europa- Cordobeses en la Historia El día de Córdoba 01/2010- Poesía Andalusí editado 2007 Juvenile Notiction- Abderraman II de Ricardo García Lozano Vegas Alta y la Serena Semanario de Informa

martes, 15 de octubre de 2013

Las brujas del panderete de Santiago








En España durante el siglo XVII se había producido un estancamiento en el conocimiento de la medicina y venían de la mano del retroceso económico tras el reinado de Felipe II, la censura en libros, la persecución a minorías como la judía que con anterioridad habían realizado importantes labores en el campo científico, habían motivado la escasez de personal debidamente formado. 
Por ello, no eran pocas las ocasiones en que se solicitaban los servicios de curanderas para poder aliviar o solucionar problemas de fracturas o dislocaciones de huesos.
También gozaban de trabajo los sacadores de piedras o hernistas y las parteras ayudaban en la hora del parto y conocían bien algunas de las enfermedades propias de la mujer...
Generalmente este tipo de personas eran de condición humilde y también carecían de formación, aunque contaban con gran experiencia y el "boca a boca" que era lo que los avalaban.
Los recursos que utilizaban eran naturales a base de hierbas con las que hacían cataplasmas y ungüentos para curar calenturas, tisanas para aliviar el dolor... Su fama dependía de los casos resueltos con éxito.

Plaza que antaño se le
denominaba Panderete de las brujas


En Córdoba, como en el resto de España, existían personas conocedoras de estos recursos y que fueron catalogadas de Brujas.
Casi todas ellas eran prodigiosas expertas en la fabricación de perfumes, ungüentos y cremas de belleza por cuanto algunas tenían en su casa un verdadero laboratorio.
En aquellos tiempos en la ciudad existía una minúscula placita situada en la calle ravé que se le llamó el Panderete de las Brujas donde dicen que vivían varias hechiceras y de las que Ramirez de Arellano escribe en su "Paseos por Córdoba"
La gente contaba entre el miedo y la superstición que a ciertas horas de la noche se hacían aquelarres donde danzaban hasta que apuntaba el sol y que eran conocedoras de fórmulas ocultas que llevaban a sus víctimas o mejor dicho, a sus clientes a un estado alterado de conciencia.
El mismísimo médico de Felipe II, don Andrés Laguna dedicado a la farmacología, llegó a trabar relación con una de ellas, y consiguió como fruto a sus esfuerzos una muestra de la sustancia que empleaban para provocar el trance. 
Usando como cobaya a una criada ¡Pobre criada! y sabiendo ya que la composición era básicamente un conjunto de hierbas como la belladona, comprobó que el ungüento era la causa de sueños extraños, alucinaciones y viajes de la mente... 
Un ungüento que seguro se utilizaría para aliviar dolores.

Los míticos ritos que se celebraban en el Panderete de las Brujas nunca fueron demostrados, y es posible que surgieran únicamente de la leyenda.
La sanación fue una de las principales demandas a las profesionales de estas artes. La existencia de graves problemas de comunicación,junto con la escasez económica, fueron factores que intensificaron este tipo de "medicina" alternativa.
Estas hechiceras cordobesas cumplieron una función social muy concreta... Intentar sanar con los pocos recursos que contaban.

Perseguidas por los tribunales de la Inquisición, cuando solo el pensar diferente era motivo para estar frente al tribunal, y vencidas por el paso de los siglos, las hechiceras del Panderete de las Brujas fueron desapareciendo.
La última hechicera de esta plaza fue Catalina Salazar que se dedicaba, entre otro tipo de actividades a aliviar enfermedades.
Esta mujer era natural de Aguilar que ante El Tribunal los testigos declararon que la habían visto entrar en otras casa a curar.
Uno declaró por sospechar que tras darle de oler una rosa a su hermano, éste había enloquecido y otro testigo afirmó haber sido testigo de ciertos actos supersticiosos realizados por la propia Catalina para curar a una tal doña Juana.

En su declaración, Catalina Salazar ¡Y a saber como se hizo esa declaración! manifestó que conjuraba al demonio con los siguientes versos:

Yo te juro, por tizón y por carbón, 
y por cuantos diablos con él son, 
y por el diablo Cojuelo, 
para que con pronto vuelo 
me traigas a Bartolomé. 
Venga, venga y no se detenga 
por el aire como torbellino, 
sin que encuentre tropiezo en el camino.


Por auto celebrado en Córdoba el 2 de diciembre de 1625, la pasearon penitente montada en un borrico con soga al cuello y le dieron 100 azotes.




Fuentes consultadas:
Paseos por Córdoba: O sean apuntes para la historia por D. Teodomiro Ramirez de Arellano- El "Panderete de las brujas fue en otro tiempo, el sitio más temido de Córdoba por Marcelino Duran de Velilla Diario de Córdoba 29/01/1962- El Panderete de las Brujas por M. Medina Gonzalez Diario de Córdoba 08/01/1975- Primera foto recogida de Internet

lunes, 7 de octubre de 2013

Doña María y Aldonza Coronel

El juego del poder hecho leyenda.





El Rey Alfonso XI no fue el primer monarca que tuvo una amante ni desde luego sería el último... Lo que si llegó a ser singular fue el grado de intensidad y la duración en el tiempo más de veinte años, lo que hace esta historia muy diferente.
Y os preguntareis ¿ Qué tiene que ver Córdoba con todo esto? Pues esta ciudad acogió a la pareja de amantes, vivieron en el Alcázar que el rey edificó e incluso todavía existen los baños que tiene el nombre de doña Leonor.

La que fue amante del Rey doña Leonor de Guzmán era sobrina- nieta de Guzmán el bueno ¿Os acordáis? Ese que en Tarifa le cogieron de rehén al pequeño de sus hijos y al chantaje de matarlo si no entregaba la plaza dijo:
"Si no tenéis cuchillo aquí os entrego el mio, que más quiero honra sin hijo que hijo con mi honra manchada" ¡Que fuerte lo aquellos padres en aquellos tiempos!
Una "viudita" de apenas dieciocho años que encandiló a un Rey en la corte sevillana y que actuó durante más de veinte de reina de hecho aunque no de derecho.

Bueno, el caso es que el rey Alfonso XI de Castilla en un principio fueron casados ¡Y digo fueron, porque eran dos niños! con Constanza Manuel ella de apenas ochos años y él con catorce.  Por lo visto el matrimonio no fue consumado y después fue anulado en consecuencia. 
Más tarde se casó o lo casaron con su prima hermana llamada María de Portugal a la que estuvo apunto de repudiar ya que en un principio no le daba hijos "vivos" pues se le murieron varios a los pocos meses de nacer ¡ Cómo si la pobre mujer tuviera la culpa!, hasta que tuvo a Pedro que llegaría a ser Rey de Castilla apodado el Cruel.

Sin embargo "el Onceno" a quien de verdad amó fue a su amante Leonor con la que tuvo nada más y nada menos que diez retoños, entre ellos al que sería Rey Enrique II de Castilla que entablaría una guerra fratricida con su medio hermano e hijo legítimo Pedro I de Castilla.

Mientras que Pedro y su madre vivían marginados los hijos de su amante apoyados por la nobleza castellana recibía por parte del Rey Alfonso condados como los de Noreña y Trastámara y los señoríos de Lemos y Sarría en Galicia y muchas más concesiones que doña Leonor había procurado para sus hijos.

La muerte del Rey nada menos que de peste negra deja por un lado a la viuda reina doña María de Portugal con el heredero legitimo de quince años, un Pedro que fue criado en la venganza de su madre.
Doña María de Portugal toma el mando, y prepara un gran cortejo fúnebre con toda su pompa a pesar de haber muerto rodeado de su amante Leonor, de sus hijos y de los señores principales.
Y cuando sube al trono de Castilla y León Pedro I, su madre la ofendida reina María de Portugal sabe que la amante del rey había formado una estructura a base de influencias e intereses con poder suficiente de arrebatarle a su hijo el trono. ¡Cosa que no iba a permitir!
Y es ahí donde va a intentar ganar la portuguesa instigando a su hijo en que ordene una serie de ejecuciones de personas influyente y de nobles partidarios de los hijos de Leonor... ¿ Y por qué no? Vengarse de ella también.
De hecho a doña Leonor de Guzmán fue prendida, y tras un largo cautiverio asesinada, según Bueno Domínguez:  "Atada a un poste a pleno sol y con una cuerda que rodeaba su cuello sujeto a la nuca con una cruceta" murió Leonor de Guzmán, mientras algunos de sus hijos fueron perseguidos y algunos fueron asesinados junto con muchos nobles que habían estado del lado de la amante de su padre.

¡¡Y aquí empieza la historia de las dos muchachas del título !!
Como fue el caso del cordobés y para más señas aguilarense, don Alfonso Fernández Coronel, que había sido miembro muy cercano del bando de Leonor de Guzmán. 
Casado con Elvira Alfonso tuvieron tres hijas, Aldonza, Mayor y María Coronel, la que pasaría a la historia por no ceder ante "las pretensiones" del rey D. Pedro y un varón al que llamaron Alfonso Juan.
Las hijas, casadas con nobles que también estaban en el bando de la Guzmán, por lo que temiendo represalias también contra él y su familia, se hace fuerte en la villa de Aguilar de la Frontera revelándose contra "El Cruel" junto con sus yernos y su hijo D. Juan Alfonso.
La derrota fue estrepitosa mandando el rey D. Pedro ejecutar a Don Alfonso Fernández Coronel por traición, confiscando todos sus bienes que eran muchos, a la familia no le queda otra que dejar Aguilar refugiándose en Sevilla.

Entremedias estalla la guerra de Aragón y ambos caballeros los envía D. Pedro a la fortaleza soriana de Serón donde fraguan la traición del rey pactando con el aragonés pasándose a tierras aragonesas. 
Viendo lo que sus maridos habían decidido, ambas mujeres, Aldonza y María se recluyen en el convento de Santa Clara por temor al propio rey, aunque Juan de la Cerda es apresado y conducido a Sevilla donde enterada su esposa María Coronel marcha hacía Tarazona buscando el perdón del rey para evitar la muerte de su marido. 

El rey le concedió una carta en la que daba libertad a su esposo, no sabemos si a cambio de "algunos" favores, pero al llegar a Sevilla ya lo habían ejecutado, lo que la hizo ingresar en el Convento de Santa Clara.

Dice la leyenda que :

Una vez viuda María Coronel se retiró al convento de Santa Clara en Sevilla donde hubo de ocultarse de las apetencias del rey. Pero hallosé en una ocasión en gran aprieto para eludir los deseos de Pedro I, y luciendo su más valerosa pudicia y viendo no poderse evadir de su llegada al rey. Abrasó con aceyte hirviendo mucha parte de su cuerpo, para que las llagas lo hiciesen horrible y acreditasen la leprosa, con que escapó su castidad a costa de prolijo y penoso martirio, que le dio de parecer todo el resto de su vida.
Tras este suceso María Coronel fundó el convento de Santa Inés en Sevilla, siendo su primera abadesa. Allí se encuentra enterrada en medio del coro y su cuerpo incorrupto puede contemplarse en una urna de cristal  


                                  (De anales eclesiásticos y Seculares de la muy noble y muy leal ciudad de Sevilla)



Fuentes consultadas: 
Men Rodríguez de Sanabria: Memorias del tiempo del Rey Don Pedro el cruel ...Escrito por Manuel Fernández y González- Catalogo de obispos de Córdoba y breve noticia históricas - Cordobeses de la Historia Matilde Cabello El día de Córdoba 8/08/2010- Aldonza Coronel esposa de don Alvar Pérez de Guzman de laureano Rodriguez y Ana maría Anasagazti- Señorio de Castilla Centro oriental- Wikipedía-Foto recogida de Internet de blog.daum.net no corresponde con los personajes