En tres tiempos se divide la vida: En presente, pasado y futuro; de éstos el presente es brevísimo, el futuro dudoso y el pasado cierto... (Lucio Anneo Séneca)

viernes, 17 de septiembre de 2010

Mohamed Al-Gafequi

Un oculista andalusí

Monumento situado en la judería
realizado en 1965 por el escultor
Miguel Arjona Navarro







Si alguien pregunta, ¿Qué es la medicina? Nosotros diremos que es un arte para curar la salud

(Al Gafequi)




Mohamed Al Gafequi, según los cronistas nació en Gafib lo que hoy en día es Belalcázar, vivió en la Córdoba decadente del siglo XII cuando Al Ándalus estaba totalmente desintegrado.
La bella ciudad se encontraba ocupada por los Almohades... Ellos nos despreciaron como capital del imperio trasladándose a Sevilla, alegando que no le era nada grato rezar en nuestra Mezquita Aljama, al no estar orientada perfectamente a la Meca. 
Pero a pesar de todo para los cordobeses fue un siglo en que todavía brillaba la ciencia en nuestra tierra, muestra de ello tenemos a Averroes, Maimónides y Al Gafequi.

Al Gafequi estudió filosofía para lo que estaba destinado a estudiar desde su nacimiento y también para lo que estaba destinado, la Medicina. 
Su familia era acomodada, era hijo de un médico de cierto renombre, hizo varío tratados uno de drogas y otro de farmacología (*)  y gracias a éste, Muhammad Al Gafequi pudo tener una completa formación como médico, estudiando en Córdoba y en Bagdad, donde tuvo acceso a los mejores tratados de la historia de la medicina escritos en aquella época.
Sello de ficción

Bebió de la fuente de Hipócrates y se podría decir que se su medicina estuvo orientada a los problemas de la vista, es decir la Oftalmología.
Dedicándose al estudio y posibles tratamientos de las enfermedades del iris, teniendo una gran fama por operar cataratas, escribiendo un tratado "Guía del Oculista" donde recopiló todos los conocimientos adquiridos sobre las cataratas, dice que la causa de la enfermedad, es la segregación de un líquido que al caer produce opacidad. 
Para su operación recomienda varios instrumentos, sobre todo una aguja especial para extraerlas.

En el tratado, compuesto de 292 hojas que son 583 páginas y está dividido en seis grandes secciones. 
Las primeras cinco reúne los conocimientos de Medicina general necesarios para el oculista y la sexta  que es la más extensa habla de la oftalmología:

En el capitulo I: Habla de las recomendaciones de Hipócrates, juramento, nobleza y arte médico.

En el capitulo II:  Estudio de la anatomía de la cabeza y la estructura del ojo.

En el capitulo III: Explica el reposo que debe de tener un paciente junto con la alimentación e higiene.

En el capitulo IV: Relata las enfermedades sus causas que derivan en las afecciones del ojos.

En el capitulo V: Al Gafequi expone la clasificación de las enfermedades y tratamientos; Como los colirios secos y líquidos,  las pomadas y los aceites.

En el capitulo VI: Es el capitulo  más extenso donde existen dibujos hechos por el autor de instrumentos y de como se debían de utilizar. El tratamiento del ojo y su cirugía.

Este manuscrito se conserva en la biblioteca del Real Monasterio del Escorial y que Max Meyerhof, orientalista alemán tradujo en 1933.

Según Juan A. Campo como dice en su trabajo, es sorprendente el conocimiento que tiene Al Gafequi sobre las enfermedades oculares dándoles nombres que han llegado a nuestros días.
Por ejemplo procesos palpebrales ( caída del parpado superior) cita treinta y siete, el tracoma, el chalación, la litiasis, el simbléfaron, la alteraciones de la implantación de las pestañas,  la induración, la quemosis, blefaritis, el forúnculo, el papiloma, el edema, etc

También deja constancia sobre la disputa de que si la catarata tiene o no cápsula, difiriendo de su maestro Albucasis que afirmaba no existir tal membrana, de hecho dejando ejemplos de su experiencia en una enferma de Anduyar lo que hoy sería Andújar, a la que operó y quitó la membrana de la catarata dándole una vista nítida.

Lo cierto es que poco más sabemos de su vida privada aunque si podemos destacar un aspecto de su personalidad gracias a sus escritos y es el delicado trato al paciente al aconsejar la solución que menos le pueda doler al paciente. 
Un ejemplo muy curioso es que cuenta que cuando el paciente con verruga en el párpado no puede resistir la operación, debe tratarse con la medicina corrosiva y es aplicando un tubito de cobre sobre la verruga y llenado el interior con lejía caustica, dejando esto una hora y así con varias secciones la verruga se destruirá pronto.

Existe la leyenda de que al Gafequi fue el inventor de las gafas ¡Es falsa! Tal vez la gente asocia su apellido con la palabra "gafas" que unido a la profesión de este hombre podría salir la historia... Pero es falsa. Las  primeras lentes aparecieron un siglo después de la muerte de éste médico.



Córdoba jamás olvidó a este oculista aventajado para su tiempo homenajeado con un busto en la ciudad que se encuentra en la plaza del Cardenal Salazar frente de la Facultad de Filosofía y Letras, antiguo Hospital de Agudos de Córdoba. 
Todavía existe mucha gente que niega el esplendor científico que existió en Al Ándalus y el aporte que tuvo para el avance de la Humanidad.

Murió en Córdoba en 1165

Nota: (*) Fue autor de un tratado de drogas titulado "Sobre los medicamentos libres"  del cual existen dos manuscritos y según R. Castejón- el primero y casi ilegible se encuentra en la biblioteca de Gotha en Alemania y es una versión abreviada hecha por el teólogo cristiano Jacobita Barhebraeus, el segundo se encuentra en la biblioteca nacional del Cairo perteneciente a la colección Taymur Paha. El libro de Farmacología fue traducido en el año 1258 por un tal Maestro G, hijo del Maestro Juan de Lérida. 


Fuentes Consultadas: 

Contribución al estudio de la medicina  Hispano-Arabe en el Valle de los Pedroches por  Juan A. Campo Balboa- Temas Cordobeses  El libro de Gafequi por Rafael Castejón 11/08/1962-  Temas cordobeses Los Algafequis Por Rafael Castejón 09/10/1965- Cordobapedia- Wikipedia-

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué privilegio ser cordobés. Un saludo Piconera

MariÁngeles Ortiz dijo...

Y orgullo de ser cordobés. Gracias por leerme
Un saludo