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Antiguo Hospital de Antón Cabrera |
¿Sabíais que la sede de la Delegación del Gobierno de la Junta de Andalucía, fue un Hospital y además de enfermedades venéreas?
Se anunció públicamente colgando en la fachada una tablilla en la que decía:
"El que tenga gálico que acuda, que aquí se cura"
Gálico es el nombre que se le daba a la sífilis, también se le conocía como "Mal francés", "Enfermedad de las bubas", "Mal venéreo", "Mal napolitano", etc...
Esta enfermedad contagiosa se transmitía con mucha facilidad en aquellos tiempos, provocando úlceras en los órganos sexuales, manchas rojas en todo el cuerpo e incluso provocan lesiones en el sistema nervioso y circulatorio...
Desgraciadamente todavía existe así que se recomienda el ¡Póntelo, pónselo!
Se le conoció por el hospital de Antón Cabrera, a pesar de recibir otro nombre en el momento de su fundación como ya veremos más tarde.
Pero, ¿Quién fue Antón Cabrera? Era el segundo hijo del que fue y hermano del que era Señor de los Cansinos y descendiente de una de las ramas de los Torres Cabrera, que ya hablamos en este blog También estaban emparentados con los marqueses del Carpio, que también hablamos en este blog.¡ Como podemos ver, la riqueza siembre ha estado en manos de unos pocos! Caballero veinticuatro de la ciudad casó con doña Beatriz de Heredia no tuvieron herederos y decidieron donar sus propios bienes y palacete de 2.097 metros cuadrados para ayudar a los pobres... ¡No se lo tomarían nada bien los sobrinos!
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A vista de pájaro ubicado en plaza de San Nicolás |
El edificio aún conserva la portada manierista de finales del siglo XVI rematada con un gran ovalo, dando paso a un zaguán de la misma época.
Constaba y consta, de dos patios y un huerto, el patio principal todavía conserva las arquerías mudéjares de arcos de ladrillo de medio punto enmarcados por el alfiz con capiteles y columnas de acarreo.
Alrededor de 1503- según D. Germán Saldaña Sicilia en su maravilloso trabajo- se constituyó una hermandad, no se sabe si fueron ellos mismos los que la fundaron la hermandad o la incluyeron en su fundación para dedicarse a cuidar enfermos en su propia casa. ¡Me inclino por lo segundo... !
Al matrimonio se unió como cofundadora la señora doña Catalina Pacheco viuda de D. Alonso Fernández de Córdoba, Señor de Aguilar y hermano del Gran Capitán, donando entre otras mandas, dos casas que tenía junto a la puerta de Hierro (plaza de la Trinidad) nombrando como patronos perpetuos al Deán de la Catedral, el Prior del monasterio de San Jerónimo de Valparaíso y al guardián del monasterio de San Francisco. |
Patio principal |
El Hospital se intituló el 4 de Julio de 1505 con el nombre de "Limpia Concepción de Nuestra Señora", como consta en las escrituras de fundación -según el señor Saldaña-
(...) sería para que los pobres que se hayan de recibir para curarse sean de los más pobres extranjeros que se puedan haber, de cualquier enfermedad, excepto endemoniados o locos o enfermos del mal de San Lázaro (...).
Parece, que el primitivo intento de los fundadores era dedicarlo precisamente a Hospital a las enfermedades veréneas, en especial la sífilis o como en aquellos se conocía morbo gálico, mal francés y bubas, pero sin dejar de atender las demás enfermedades....
Al aceptar la donación de doña Catalina de Pacheco, acoplaron a los deseos de la donante, los suyos. ¡No se recogían enfermos leprosos ni con demencias!
La obra de habilitación no fue terminada hasta 1512 se el añadió una pequeña iglesia que estaba ubicada en el primer patio frente a la puerta. La iglesia de tres naves tenía un bello retablo que se encuentra custodiado en el Museo de Bellas Artes, tenía a uno de sus lados una pequeña capilla que servía de sacristía y donde fueron enterrados los fundadores. |
Retablo que perteneció al Hospital Museo de Bellas Artes |
Las rentas con las que empezó el hospital -según siempre el trabajo de D. Germán- fue la primera donación de los propios fundadores que consistía en los efectos siguientes, según un instrumento en pergamino, fecha 5 de Noviembre de 1506:
Junto con el donativo de doña Catalina Pacheco que, según el testamento de Antón Cabrera, ascendía a un total de 62.000 maravedíes de Juro de heredad en cada año.
Estaba:
- Las Casas mayores de los dichos señores, que son las mismas en que se fundó el hospital y otras casas junto a ellas.
- El cortijo y tierras que dicen de Martín López, en la Campiña.
- Las tierras que dicen de Mayor Arias, en la Campiña.
- La cuarta parte y tierras del cortijo de Zapico, en la Campiña.
- Cinco cahices de pan de censo.
- El cortijo y tierras que dicen del Álamo.
- Una heredad de casas, bodegas, lagar, pila y tinajas, viñas y árboles, montes y aguas en la Sierra de esta ciudad pago de la fuente del Arco.
-Una huerta, árboles y terreno, olivares y monte, aguas y albercas en el alcor de la Sierra, pago de Vallehermoso.
-Olivares en la Sierra, a la alcantarilla de Grande Sueño. Otro pedazo de olivares en el mismo pago. Otro en el Salto del Pregonero. Un pedazo de viñas en la huerta de Cercadilla.
- Y diferentes ornamentos, cálices, patenas, y bienes muebles, para la obra de la capilla.
- 61 camas para los pobres con toda su ropa como jergones, sábanas y mantas.
-Todas las otras cosas de cobre y hierro y barro necesarias que están y estuvieren para proveimiento de la cocina y servicio de casa para los dichos pobres.
¡La verdad que todo un pastizal!
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Uno de sus pasillos |
En un principio el hospital era para curar las enfermedades solo de hombres ¡Se ve que las mujeres no les pasaba nada! hasta que en 1598 y a consecuencia de una donación de un presbítero llamado Andrés de Morales, el cual dispuso que, después de cumplida la fundación de una capellanía en la iglesia parroquial de Santa Marina, y cuyas circunstancias detalla, "de lo de más de su hacienda se emplearen en rentas para que en el Hospital de Antón Cabrera, o en otra parte donde mejor pareciere a los dichos señores patronos, se curen mujeres de mal de bubas que sean pobres". Por escritura otorgada en 20 de Enero de 1608 por los entonces patronos del Hospital de Antón Cabrera, es destinado ya, desde esta época, exclusivamente a la asistencia de enfermedades venéreas, pero para ambos sexos.
Por los libros de cuentas- continua G. Saldaña- había para la asistencia del hospital: Médico, cirujano y enfermeros (Aunque yo me inclino de que serían mujeres); y, como personal auxiliar, una casera y despenseros. Con respecto a los sueldos, hay una nota curiosa: y es que primeramente empezaron a pagarse en especie (en trigo), y hasta el año 1628, aparecen los pagos efectuados en moneda.
En el año 1620 se encuentra una partida de 42 fanegas de trigo, «como salario del médico del hospital, Dr. Martín Fernández Molina por las siete curas que hubo desde S. Juan de 1620, hasta Octubre de 1623, a razón de seis fanegas de trigo cada cura». Al cirujano Juan Díaz Bellido, se le pagaron por la misma época, treinta y una fanegas y media, por las mismas siete curas, a razón de cuatro fanegas y media cada cura.
Juan López y la Casera, su mujer, cobraban entre ambos nueve fanegas: cinco el primero y cuatro la segunda.
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Desde el zaguán |
Cuando se estableció el pago en moneda, aparece una data de 6.000 maravedíes que se pagaron a los herederos del médico Dr. Fernández de Molina, por las curas de octubre de 1628 y Abril de 1629. Fueron muchos los que dejaron en sus testamentos bienes y rentas para este Hospital, como D. Francisco Sánchez, presbítero y Capellán perpetuo de la Catedral o como doña Isabel Cabrera que dejó todo sus bienes en usufructo.
Desde un principio el hospital funcionó muy bien, de hecho en 1680 adquiere en propiedad una paja de agua (Unos 4 litros /minuto aprox.) para ampliación de flujo de su agua y el documento de la tal adquisición es el único que nos da noticias de la dotación que entonces tenía. - según cuenta G. Saldaña- procedente de la obra pía de Baltasar Najara de la Rosa, racionero de la Santa Iglesia Catedral, salió a subasta una paja de agua que fue adquirida por el hospital en once mil quinientos reales; si bien hubo de conducirla, a sus expensas, hasta dentro de sus muros, "desde el arca de la plazuela que llaman del Marqués, próxima a Tras-Castillo".
Posteriormente cedió el hospital el sobrante del agua a la hospedería de los monjes de San Jerónimo, mediante el pago anual de cuarenta y nueve reales.
Con la invasión francesa y a causa de los saqueos, fueron trasladadas los 300 enfermos al hospital de San Sebastián donde se continuó curando a los enfermos a costa y expensas de Antón Cabrera.
En 1837 el hospital fue agregado al hospital del Cardenal por falta de recursos, mientras que el edificio fue destinado como casa de Parturientas y no fue hasta 1843 que el edificio fue destinado para a la escuela normal de Magisterio, hasta 1967 que fue trasladado a un edificio de la plaza de Andalucía.
El palacete perteneció a la Diputación de Córdoba hasta que en 1988 se lo quedó la Junta de Andalucía en publica subasta
Fuentes consultada:
Hospitales de Córdoba por D. Germán Saldaña Sicilia Boletín de la Real Academia de Ciencias Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba 1934- GMU Córdoba-Delegación de Gobierno de la Junta de Andalucía-