En tres tiempos se divide la vida: En presente, pasado y futuro; de éstos el presente es brevísimo, el futuro dudoso y el pasado cierto... (Lucio Anneo Séneca)

viernes, 11 de marzo de 2011

Madinat al Zahra, la flor marchita...

Foto de J.A Padilla




Poco duró la ciudad de Madinat Al Zahra... 
Desde el año 961 en que murió su fundador el Califa Abderramán III dejando terminada la ciudad de la flor, hasta la triste época en que comenzó la guerra civil en el Califato cordobés, entre los bereberes que apoyaban a Suleyman  y los andaluces de  Al Mutamid, transcurrió apenas medio siglo...
Cuando los hombres de Suleyman redujeron a cenizas la ciudad de Al Zahira donde un día habitó Almanzor, se dirigieron hacia el enclave del poder Omeya, entraron en Madinat Al Zahra.
La saquearon, después de haber pasado a cuchillo a todos los que allí vivían... Permanecieron allí meses para luego extender sus correrías por todas las tierras convecinas donde incendiaron granjas y no quedó un caserío que no estampase la huella de la desolación.
Cuentan que quedó la provincia tan despoblada que podía andar un viajero meses sin encontrar alma viviente.
En aquella gran devastación los habitantes de la campiña se refugiaron en Córdoba con lo que pudieron salvar de sus haciendas....
Mientras, y ante la amenaza almorávide Al Mutamid, rey de Sevilla, tuvo que solicitar ayuda militar a los reinos cristianos. Y así fue como a cambio de algunos acuerdos políticos de no agresión y respaldo militar en caso de invasión almorávide, el rey sevillano se alió con el portentoso Alfonso VI.
Teniendo lugar en Cabra el legendario combate en el que el Cid Campeador al mando de tropas castellanas de Alfonso VI junto a las del sevillano al-Mutamid lucharon contra los norteafricanos ziríes establecidos en granada. El Cid, Rodrigo Díaz de Vivar venció al rey zirí

Cuentan que al abrigo de la sierra debió quedar en pie la preciosa flor de Abderramán, Madinat Al Zahra, construida para otra flor, la más querida de su harem, Zahra...
Y cuentan que un rey cristiano, Alfonso VI "El bravo" cuando bajó hasta las faldas de Sierra Morena encontró una ciudad tan bella que quedó prendado de ella y quiso regalarla a su esposa pidiéndosela al nuevo dueño de ella el régulo sevillano
Dos cosas le pidió el rey castellano a Al Mutamid mandando un mensajero a Sevilla:
Que le diese Madinat Al Zahra para residencia de doña Constanza de Borgoña que iba en su compañía, y que le dejase libre una parte de la Mezquita Mayor para que la reina diera allí a luz al fruto que llevaba en sus entrañas.
Indignado Al Mutamid  por tan insolente mensaje, dio muerte con sus propias manos al portador de éste, cosa que al enterarse  D. Alfonso y ardiendo de sed de venganza , estrechó al Rey moro con tan poderosos medios que Al Mutamid desesperado por la presión, solicitó el auxilio de los almorávides.
No sabía la desgracia que sobrevolaba sobre su porvenir cuando cursó la misiva de petición de socorro el rey-poeta sevillano:


"Él (Alfonso VI) ha venido pidiéndonos, mihrabs y mezquitas para levantar en ellas cruces (...) y sobre todo la ciudad más bella hecha por amor, Madinat Al Zahra (...)Dios os ha concedido un reino en premio a vuestra Guerra Santa y a la defensa de Sus derechos (...) y ahora contáis con muchos soldados de Ala que, luchando, ganarán en vida el paraíso".

Así, que cambió de bando, prefería caer en manos de  los almorávides aliándose con ellos, a que el pie de un cristiano pisara la ciudad más bella jamás creada...

A cambio, los ayudó, junto con tropas de las Taifas de Granada y Badajoz, a derrotar a los cristianos en Zalaca.


Sin embargo, el emir almorávide Yusuf ibn Tasufin, requerido en África, volvió a su reino...
La ausencia almorávide contribuyó a que los Reyes musulmanes siguiesen envueltos en sus disensiones, de forma que no pudieron evitar nuevos ataques cristianos.
El rey Alfonso VI tomó el castillo de Aledo (Murcia), bloqueando las rutas entre Sevilla y las provincias orientales de al-Ándalus. 
Al-Mu´tamid en persona se dirigió a Marrakech para pedir a Yúsuf que acudiera en ayuda de los musulmanes en al-Ándalus y los almorávides volvieron a la península, pero esta vez no sólo combatieron a los cristianos, sino que fueron conquistando uno a uno todos los reinos de taifas.
Al-Mutamid fue depuesto por el Emir almorávide y desterrado a África, donde murió.




Fuente consultadas: 
Cronicas de la provincia de Córdoba por Manuel Gonzalez Llanas- Recuerdos y Bellezas de España de P. de Madrazo -Catalogo de los Obispos de Córdoba- Foto de Madinat Al Zahra de J. A. Padilla -la otra recogida de Internet

4 comentarios:

Azahar dijo...

Muy bella la historia y muy triste tambien.

besos de Azahar

MariÁngeles Ortiz dijo...

Bienvenida Azahar.

Wigmore-Conesa dijo...

El amor por una ciudad de incomparable belleza, el odio que levanta las luchas entre los hombres, el poder de la fuerza bruta sobre las maravillas y las emociones. Juntos en este relato.
Gracias, Chiquita, por este pedacito de historia.

MariÁngeles Ortiz dijo...

Gracias a ti Wigmore por leerme. Son las 1:56 de la mañana así que ya es Feliz Navidad.
Un abrazo enorme