En tres tiempos se divide la vida: En presente, pasado y futuro; de éstos el presente es brevísimo, el futuro dudoso y el pasado cierto... (Lucio Anneo Séneca)

lunes, 14 de noviembre de 2011

Zaida

 de princesa a concubina de Alfonso VI

Imagen no real de la protagonista




De Zaida las luces bella
quieren verte, porque dice
que, movida a tus querellas,
lloran tu estrella infelices
tus ojos que son estrellas

(Las hazañas del Cid)




Zaida, fue una Omeya nacida en Córdoba a la que casaron con el hijo de Al- Mutamid, el rey de Sevilla.
A pesar de que fue princesa de la ciudad que la vio nacer, el infortunio hizo que llegara a ser concubina de un rey cristiano.

Mientras que Al Ándalus se descomponía en pequeños reinos independientes en un ambiente de luchas continuas, los reinos cristianos no andaban mucho mejor.
Al morir el Rey Fernando I de León y Castilla había decidido hacer lo mismo que en su día había hecho su padre, dejar su patrimonio dividido entre sus vástagos repartiéndolo así:
A sus hijas Urraca y Elvira le dejó el señorío de Zamora a la primogénita y el señorío de Toro a Elvira y entre sus tres hijos varones dejó a Sancho apodado "el Fuerte" le deja el reino de Castilla y las parias o tributos de la Taifa de Zaragoza, a Alfonso apodado "el Bravo" el reino de León y sus derechos sobre el reino de Toledo y al más pequeño García el reino de Galicia además de las parias de Sevilla y Badajoz. 
¡Ingredientes suficientes para traiciones, luchas y enfrentamientos entre todos los hermanos!

Sancho, el primogénito de los varones, es el primero que muestra su descontento en el reparto del reino, ya que se considera que al ser el primer hijo varón debería de ser único heredero de su padre y es a partir de la muerte de su madre doña Sancha cuando comienza una guerra entre los hermanos que duraría alrededor de siete años.
Donde primero pone sus ojos el rey de Castilla es en Galicia y sobre su hermano pequeño, donde hace una jugada maestra haciendo "aliado" a su hermano Alfonso, prometiéndole  que si le ayudaba usurpar el trono gallego ambos compartirían su reinado, así que en un principio Alfonso creyó a su hermano asociándose con él con la promesa de compartir el reino del pequeño entre los dos.
Pero Sancho escondía otras pretensiones muy diferentes... Una vez que fue apresado García y exiliado a la Taifa de Sevilla, Sancho se enfrenta a su hermano Alfonso, con un ejercito al mando de Rodrigo Diaz de Vivar ¡Ya sabéis el famoso Cid!, donde le da un vapuleo importante en la batalla de Golpejera apresándolo y recluyéndolo en un monasterio benedictino de Sahagún no sin antes de raparle la cabeza a Alfonso y de donde con ayuda de unos cuantos frailes y la de sus propias hermanas Urraca y Elvira, huye refugiándose en la Corte del Reyezuelo de Toledo.
La ira de Sancho II cuando se entera de la huida de su hermano Alfonso con la ayuda de sus hermanas ¡Como os podréis imaginar es monumental!,  así que decide marchar sobre tierras de Toro despojando a Elvira de su señorío, viéndose ésta obligada a irse con su hermana a Zamora.

Mientras, Sancho entra victorioso León proclamándose nuevo rey a pesar de que los nobles leoneses no lo reconocen como tal y tras múltiples escaramuzas los seguidores de Alfonso se marchan bajo el amparo de Urraca a la ciudad de Zamora. 
Hasta allí marcha el ejercito de Sancho sitiando la ciudad ¡El resto es bien conocido por un romance! el Vellido Dolfos sale de la plaza cercada y de una lanzada se "cepilla" al rey Sancho dejándolo "pajarito" en el momento. Aunque dicen las malas lenguas que al rey le había dado "un apretón" y que cuando se fue a un sitio íntimo a defecar, Vellido Dolfos aprovechó la situación de indefensión para darle "matarile". 


¡Guarte, guarte, rey don Sancho, no digas que no te aviso, 
que del cerco de Zamora un traidor había salido; 
Vellido Dolfos se llama, hijo de Dolfos Vellido, 
si gran traidor fue su padre, mayor traidor es el hijo; 
cuatro traiciones ha hecho, y con ésta serán cinco! 
Si te engaña, rey don Sancho, no digas que no te aviso. 
Gritos dan en el real: ¡A don Sancho han mal herido! 
¡Muerto le ha Vellido Dolfos; gran traición ha cometido! 
Desque le tuviera muerto, metióse por un postigo, 
por las calle de Zamora va dando voces y gritos: 
¡Tiempo era, doña Urraca, de cumplir lo prometido! 

                                                                                          (Romance del caballero leal zamorano)

Alfonso se hizo el sorprendido de la muerte de su hermano ¡Acordaros cuando su mejor hombre "El Cid" le hizo jurar que no había tenido nada que ver con el asesinato de Sancho! Bueno, enterado de la muerte de su hermano, sale de nuevo hacía su reino donde ayudado por sus hermanas unifica de nuevo los reinos proclamándose Rey de Galicia, Castilla y León. ¡Ya solo le quedaba la conquista de la ciudad del que fue el reino visigodo... Toledo!

Mientras, Al Mutamid rey de la Taifa sevillana solo había tardado un año en anexionar la codiciada Taifa cordobesa a la suya, nombrando a uno de sus hijos, Al-Ma´mun, como rey de ésta y para afianzar el poder de su hijo y por lo tanto el de él ante la nobleza cordobesa, lo casó con una descendiente de los Omeyas, la princesa Zaida.


Entretanto Alfonso VI se había recompuesto tanto él como sus huestes y se dirige hacía la ciudad toledana donde encuentra a un débil rey Al Qadir que pronto capituló a cambio de salvar su vida y la de sus habitantes, sus haciendas y mantener las costumbres musulmanas.

Alertados por el poder del reino cristiano con la caída de Toledo los reyezuelos de las demás Taifas y presionados por la cantidad de "parias" o tributos que le exigía el rey cristiano, tanto Motawakkil rey de Badajoz como el sevillano Al Mutamid deciden pedir ayuda a los almorávides, tribu procedente del norte de África que desembarcaron un gran ejercito al mando de Yusuf en Algeciras acudiendo a su auxilio.
Es en Sagrajas muy cerca de Badajoz, donde los andalusies junto con los africanos le dan "matarile" a los cristianos salvando la vida muy pocos y entre ellos el rey Alfonso, y a pesar de que le recuperaron buena cantidad de tierras a los cristianos jamás lograron recuperar de nuevo la ciudad de Toledo.

Pasada la batalla y ya con los cristianos "metidos de nuevo en vereda" los reyezuelos de las Taifas creyeron que los almorávides se marcharían de nuevo a África, no fue así... ¡Éstos vinieron para quedarse!.

Los africanos integristas comienzan a conquistar las taifas en un intento de reunificar de nuevo al Ándalus. Pueblos y ciudades iban siendo ocupados por los almorávides unas veces casi sin violencia, otras con más de la que hubieran deseado sus habitantes.  
Cuando cae Málaga y Granada en manos almorávides, y viendo el giro que habían tomado los acontecimientos el rey al-Mutamid le pide a su hijo Al-Ma´mun, que aguante como pueda la posición de la ciudad de Córdoba, pues sería inevitable que tras la caída de esta fortaleza se pudiera mantener la de Sevilla.
Los almorávides se acercan a Córdoba y Al-Ma´mun previendo un fatal desenlace pone a salvo a su esposa Zaida, enviándola con setenta caballeros al castillo de Almodóvar del Río que anteriormente había fortificado y abastecido...
Poco duró Córdoba defendiéndose del invasor africano, la distancia entre de los barrios cordobeses y la tolerancia de sus moradores influyeron decisivamente para que cayera pronto la capital.
Según cuentan, el rey de Córdoba murió como un autentico guerrero, intentó abrirse camino con su espada a través de los enemigos y de los traidores pero sucumbió al número. 
Cuentan que le cortaron la cabeza, que la pusieron en la punta de una pica y pasearon en triunfo por toda la ciudad.
Desde el Castillo de Almodóvar y enterada de la desgracia de su marido y de la pérdida de la ciudad en que vivió y nació...
Zaida descarta dirigirse al palacio sevillano de su suegro Al-Mutamid, al que se le presagia la misma suerte y acepta el consejo de éste para ponerse a salvo...

Intentando refugiarse en la corte toledana de Alfonso VI llega siendo portadora de de noticias para el rey cristiano de parte de su suegro, y es que éste le hacía la entrega de las plazas en la frontera norte como Mora , Consuegra, Ocaña y Cuenca, a cambio de su protección.

De como comenzó el romance entre la mora y el rey cristiano se han escrito a lo largo de la historia bellos romances, aunque lo cierto es que la llegada a Toledo de la joven y desvalida viuda tuvo que aturdir al maduro rey de 51 años que  con la fama de "picaflor" que tenía y casado con una mujer enferma y sin hijos varones, dio pie a unas relaciones sentimentales con la princesa andalusí.
Y es que Alfonso VI se llevó a sus espaldas cinco matrimonios, dos concubinatos y hasta habladurías de relaciones incestuosas con sus hermanas. Aunque no tenía ningún hijo varón ¡Hasta el momento!
Zaida fue introducida en la Corte castellana y no pasó mucho tiempo en ser la concubina del rey. 
La historia no hubiera tenido más trascendencia hasta que Zaida le dio un hijo varón al que llamaron Sancho Alfonsez y que inmediatamente  el Rey reconoció como su heredero llamado a gobernar Castilla, León, Galicia con Portugal, pero tenía que ser de madre cristiana y para ello Zaida fue bautizada adoptando el nombre de María y otros dicen que Isabel.

"Una vez fallecidas sus sucesivas esposas, a saber: Inés de Aquitania, Constanza de Borgoña, Berta de Toscana e Isabel. Casó con Ceyda (Zaida) hija del rey de Sevilla, que tras ser bautizada cambio su nombre por el de Maria. Esta que había oído las grandes hazañas de Alfonso, aún no lo conocía cuando se enamoró perdidamente hasta el extremo de abrazar la fe cristiana y entregar en poder a Alfonso los castillos que le había regalado su suegro. Tuvo de ella un hijo llamado Sancho"


De la relación de su anterior marido no se sabe si hubo hijos, al menos la historia no lo recoge y de la relación con Alfonso "El bravo" se cuenta que además tuvo dos hijas:
Elvira que contrajo matrimonio con Rogelio II , rey de Sicilia. Y Sancha, primera esposa de Rodrigo González de Lara, conde de Liébana.
Del heredero al trono Sancho Alfonsez, poco se sabe ya que murio siendo un adolescente en la batalla de Uclés, acelerando el fin de su padre por la muerte prematura de éste.

La verdadera historia de Zaida jamás la conoceremos...Si realmente se enamoró perdidamente del rey o fue la historia de su propia supervivencia.
Lo que si es cierto es que el rey Alfonso VI llamado el bravo, si cayó rendido a los pies de la bella Omeya, destinando para ella a su muerte el mismo sitio que había destinado para él mismo, sus reinas e hijos, y con tal fin la enterró en el Monasterio de Sahagún.



Fuente: 
Romancero general de Agustin Duran- Memorias de las Reynas Catholicas de España: Historia genealógica de la casa real de Castilla y de León Volumen 1 por Enrique Florez de la orden de San Agustin- Crónica de la provincia de Zamora de Fernando Fulgosio-  El cerco de Zamora por el rey Sancho II de Castilla por Joaquín Mencos y Manso de Zuñiga- Cordobeses de la Historia Matilde Cabello  El día de Córdoba 1/11/2010-Foto recogida de internet no corresponde al personaje diosasceltas.es

5 comentarios:

Wigmore-Conesa dijo...

Gracias, Chiquita, por esta gran historia. Me encanta saber de las mujeres de aquellos tiempos, en aquellos tiempos sin mujeres que hacen historia.

MariÁngeles Ortiz dijo...

En una historia escrita por hombres, pocas crónicas existen de mujeres.
Un abrazo querida amiga

Anónimo dijo...

Gostei de conhecer esta história!

Anónimo dijo...

Meu nome é Zaida por isto chamou minha atenção esta história de vida!

MariÁngeles Ortiz dijo...

Hola Anónima bienvenida a mi blog.
Me alegro que le haya gustado la historia y que se llame Zaida, es un bello nombre.
Saludos