En tres tiempos se divide la vida: En presente, pasado y futuro; de éstos el presente es brevísimo, el futuro dudoso y el pasado cierto... (Lucio Anneo Séneca)

martes, 29 de noviembre de 2011

Iglesia del Juramento de San Rafael

Fachada de la Iglesia




En el mismo lugar del barrio de San Lorenzo, donde apareció San Rafael al padre Roelas se alza una bella iglesia dedicada al Santo Custodio.
La devoción y el culto tienen sus orígenes hacia el siglo XII, tras la primera aparición del Arcángel en el año 1274, cuando la ciudad sufría una gran epidemia de peste, al Comendador del Convento de la Merced, Fray Simón de Sousa; que transmitiera al Obispo Don Pascual, de parte del Arcángel, el siguiente mensaje: 

"Ponga su imagen en lo alto de la torre de la iglesia Catedral y exhorte a todos los feligreses a que me sean devotos y celebren fiesta todos los años; que si así se hace, este contagio cesará de todo punto."

Más tarde, el 7 de mayo de 1578 se aparece el Arcángel al Padre Andrés de las Roelas que le dice:

"Yo te juro por Jesucristo crucificado, que soy Rafael ángel de Dios puesto por guarda de esta ciudad"
Interior del Templo
Los devotos comienzan a acudir a la casa en la que había vivido el Padre de las Roelas, hasta que en 1610 fue necesario edificar una diminuta capilla en esa casa. 
Según cuentan las crónicas, un veinticuatro de la ciudad llamado José de Valdecañas y Herrera el 2 de septiembre de 1652 propuso a la ciudad que la casa del Padre Roelas, que él ya había adquirido, se convirtiera en Templo y se pusiera a nombre del Ayuntamiento.
En 1655 se constituye la Hermandad de San Rafael y se aprueban sus estatutos. 
La devoción y culto, en progresivo aumento, va a ser el fenómeno que origine el interés por emprender nuevas edificaciones en la casa y lugar de las apariciones del siglo XVI, aunque ello va a llevar consigo cierta tirantez entre Obispado y Ayuntamiento por cuestiones de patronazgo.




















La ciudad ansiaba ver terminada la iglesia de su Custodio y para ello se formó una Junta para terminar cuanto antes la empresa.
Quiso ésta comenzar sus trabajos con una visita del señor Obispo con la finalidad de exponerle sus proyecto y pedirle la bendición. Cosa que no ocurrió, y en el acta capitular señala:

"Que habiendo ido los señores diputados a hacer la visita se hallaron con la noticia de haberse ido Su Excelencia al Encinarejo de los Padres Jerónimos a divertir, en el interior se prepara su Palacio para los reyes y príncipes que pasan de Sevilla por esta Ciudad de la Corte"

¡Por lo que se ve, la Junta estaba muy mosqueada con el Obispo!
Comenzaron las obras si la visita Episcopal, comenzando sobre 1732 pero terminada pareció pequeña, la iglesia primitiva tenía una sola nave con destacado crucero, cubierto mediante bóveda de planta elíptica.  El presbiterio mantiene la anchura de la nave y planta rectangular; detrás del altar mayor se sitúa un camarín de planta hexagonal y a uno y otro lado del presbiterio se abren dos pequeñas sacristías.

Como dato curioso es que se les pidiera a los escribanos, bajo pena de excomunión, a recomendar a los cordobeses que hacían testamento a que dejasen algún legado para las obras del Templo.
Además de las numerosas limosnasse traspasaban deudas para cobrar que una vez cobradas, quedarían para la edificación de la Iglesia; como la de un impresor que cedió más de 500 reales que le adeudaba un tal Belarmino. 
Las joyas también fueron numerosas y hubo quien regaló un carruaje y hasta una jaca.
El mismo Ayuntamiento, además de cantidades en metálico, regaló unos listones de madera que sirvieron en el balcón que ocuparon sus Majestades en la función de toros que se hizo en su honor. También regaló las puertas de hierro que había abandonadas en el molino de la Abolafia y que se utilizaron para hacer los balconcillos de las torres. 
Los médicos y cirujanos de la ciudad costearon un altar a los santos Cosme y Damián que hace mucho tiempo, según el señor Ramírez de Arellano, fueron trasladados a la iglesia de San Agustín donde tienen altar propio.
Solo tardaron 49 años en ampliar la iglesia, hacia el año 1776 se efectuó el proyecto de ampliación de Vicente López Cardera que permitía prolongar la longitud de la iglesia al añadirle dos nuevos tramos a la nave central y dotar al templo de dos naves colaterales, sobre las que se levantarían tribunas. 
Se respeta por tanto la construcción anterior ya que solamente hay que abrir arcos entre la nave central y los brazos de la nave transversal para establecer la comunicación con las nuevas naves colaterales; de esta forma el muro de la antigua construcción se suprime y se sustituye por sólidos pilares.
Se amplía también la primitiva sacristía mediante una nueva y espaciosa sala que rompe, por la derecha, la simetría de la planta y desde el crucero se abre puerta para acceder a ella, terminando las obras en 1806. 
Preciosa vidriera
La hermandad de San Rafael aprobó la construcción de un órgano, que será uno de los ochos que existen en Córdoba, el 25 de mayo de 1845 gracias a la infatigable labor del hermano mayor, Arcadio García. Estrenado tres años después, el 6 de mayo de 1848 sonaba por primera vez en la iglesia del Juramento, un día antes de la celebración de la aparición de San Rafael al padre Andrés Roelas. 

El órgano fue obra de Antonio Pilat, afincado en Sevilla, porque trabajaba para la Catedral hispalense. Con él contactó la hermandad de San Rafael, que le hizo el encargo. 
La mitad del órgano se hizo dentro de la iglesia del Juramento y, el resto, en el taller del ebanista sevillano. 

El paso de los años dejó casi un siglo el órgano inservible, hasta que en 2015, el Cabildo y el templo donde se encuentra han devuelto su esplendor a esta pieza de finales del barroco, que cuenta con más de 1.500 tubos y que habían quedado en muy mal estado. 
Más tarde, en 1855 se le añadió a la iglesia, la capilla del Sagrario y tanto para la primera obra como para la segunda la ciudad aportó recurso, y cuando sólo restaba por realizar la parte de la fachada, pensó la Junta que ésta podía ser levantada a expensas del Conde de la Torre, ya que su abuelo, el Conde del Menado, había pagado la primitiva portada de piedra. 

Éste declinó "el honor y la bondad de la Junta" por estar en aquellos días, construyendo la iglesia de su Villa de Torres Cabrera.

No se aminoraron los ánimos, como medio se acudió a la suscripción en la que tomó parte toda la ciudad. En esta lista figura como primero con la cantidad de dos mil reales, el Arcediano Medina y Corella, fundador del Monte de Piedad.
El proyecto y la realización de la fachada se debe al maestro Juan Antonio Cardera Rojas, los materiales empleados fueron de "alta calidad", la base de piedra negra del arroyo Pedroches y el resto de piedra franca de las canteras de la Mesa y de la Laguna.


Las torres que son gemelas y de seis cuerpos, se separan e independizan la parte triangular de la fachada en el tercer cuerpo, a partir de la cuál su planta es cuadrada. 
Sobre el entablamento de este cuerpo se edifica el siguiente cuerpo que es el cuarto, con balcón corrido que afecta a los cuatro frentes, cerrado por sencillo barandal de hierro que sirve de protección al campanero y donde se ubican las  primitivas campanas. 
Una vez más las esquinas, biseladas, aparecen decoradas con pilastras, mostrando ahora sencillos capiteles compuestos. Originariamente eran dos campanas que fueron bautizadas con los nombres de:
"San Rafael y San Acisclo" con  28 arrobas, es decir 317,49 kg que fue consagrada por el abad del Monasterio de San Basilio, D. Sebastián de Herrera.
y  "San Rafael y Santa Victoria" de 24 arrobas, es decir  272,14 kg que fue consagrada por el Obispo D. Agustín de Ayestarán y Landa.
Actualmente son siete las campanas de timbre armonioso las que repican en la iglesia, quedando todavía una de la primitiva iglesia.

Postal antigua de las torres desde patio
Las tres estatuas que sirven de remate a la fachada de la iglesia,  representan al Arcángel Custodio y a los dos Patronos, San Acisclo y Santa Victoria fueron realizados el 30 de Noviembre de 1797 por el escultor D. Luis de Verdiguier hijo de D. Juan Miguel Verdiguier, escultor francés, natural de Marsella que se estableció y murió en Córdoba, a últimos del siglo XVIII y que dejó aquí varias obras de las que destacan por su belleza, los púlpitos de la Mezquita- Catedral.

Cuentan que la esculturas realizadas de mármol , contienen reliquias de los Santos Mártires de Córdoba dada por el Obispo de aquellos tiempos D. Antonio Caballero y Góngora contando en un pergamino que se conserva en el archivo de la Hermandad de San Rafael que dice así:

"Autenticas de las reliquias que contienen las tres efigies de piedra bronceada que triunfan sobre la fachada del Juramento de San Rafael.
La una de nuestro Santo Arcángel, la otra de San Acisclo y la otra de Santa Victoria que dio el Exc. e Ilmo D. Antonio Caballero y Góngora Obispo que fue de esta Ciudad con fecha en ella a Veinticinco de Febrero de 1795 "

En el interior de la Iglesia alberga venerada escultura del Santo Ángel titular de este Templo que fue realizada por D. Alonso Gómez de Sandoval, hacia el 1733 y restaurada por el mismo autor en 1795  su estilo barroco
Como dato curioso esta Iglesia posee una copia exacta de la Sábana Santa, a escala 1:1, de la que reside actualmente en la Catedral de San Juan el Bautista en Turín, al norte de Italia. 


Fuentes consultadas: 
Wikipedia - La Iglesia del Juramento de San Rafael de Córdoba por  Jose María Torres Pérez- Las estatuas que se elevan sobre el frontón de la fachada de la Iglesia de S. Rafael contienen reliquias de los Santos Mártires de Córdoba de Enrique Romero de Torres en Diario Córdoba: 08/05/ 1941-   El templo del Arcángel de D. O. J Diario de Córdoba 25/10/ 1955-  Sucesivos templos dedicó Córdoba a S. Rafael  por Fray Joaquín Delgado Diario de Córdoba 24/10/ 1957- S. Acisclo y Santa Victoria coronan la iglesia del Juramento por R. M. T Diario de Córdoba 01/11/1959-  Cordobapedia- Indicador cordobés, o sea manual histórico-topográfico de la ciudad de Córdoba por Luis María Ramírez de las Casas Deza

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