En lo principal de Córdoba,
hace poco demolieron
la ex-morada de la noble
familia de los Bañuelos,
nombre que aún lleva la calle
y recuerdan con respeto,
los ancianos comentando
la importancia que otros tiempos
se daba aquí a la nobleza
y a sus muchos privilegios.
La tradición ha guardado
cierto trágico suceso;
nos lo contaron de niños
y ahora relatar queremos.
*
Alfonso y Fernando,
estos dos bravos guerreros,
en Flandes más de una vez
laureles ganar supieron.
Elvira, mucho más joven,
de talle airoso y esbelto,
de semblante alabastrino,
de rasgados ojos negros
El caso y como bien dice el romance tuvo tres hijos: D. Fernando, D. Alfonso y la más pequeña a la que llamaron Elvira.
A la muerte prematura de sus padres quedaron los dos hermanos menores sujetos al mayor, por ser el primogénito llamado a sostener el nombre de su casa.
D. Fernando de Bañuelos al ser el heredero había apalabrado el matrimonio de su hermana con el hijo de su buen e ilustre amigo don José Fajardo Caballero de la Orden de Calatrava que se llamado Pedro.
Pasaron los años y doña Elvira contrajo relaciones amorosas con D. Juan de Vargas de familia también pero como diríamos ahora ¡Tieso como la mojama!, circunstancia que en extremo molestaba a los hermanos de la doncella.
en cuyas redes amor
más de un noble tuvo preso,
llegó á fijarse en un mozo,
de antiguo y limpio abolengo,
si bien llenar no podía
de Fernando los deseos
de dar á Elvira un marido
de gran alcurnia y dinero.
Enterados los hermanos de las preferencias de su hermana, le recordaron que tenía que casarse con D. Pedro ya que así estaba estipulado desde la más tierna infancia de ambos...
y llamando a doña Elvira,
a quien entrambos creyeron
sujeta a su voluntad .
por el amor y respeto,
dijeronle cariñosos
de sus bodas el proyecto
Primero intentaron convencerla con halagos y después con amenazas que no sirvieron de nada ya que ella rechazó tal casamiento y confesó su amor a Luis de Vargas.
Ambos hermanos contrariados le impusieron un ultimátum a su hermana:
¡O se casaba con Fajardo o ingresaría en un convento!
A lo que doña Elvira contestó que prefería ingresar de novicia.
Entonces, responde Elvira,
me retiraré a un convento;
mas no penséis que mi mano
he de dar a quien no quiero.
A contestación tan seca,
ambos quedaron suspensos,
y empezando con halagos,
con súplicas y con ruegos
y acabando en amenazas,
nada de ella consiguieron
*
Cerca de la Magdalena
en calle bastante angosta,
hasta el año treinta y cinco,
hubo un convento de monjas
a Santa Inés dedicado,
donde humildes y devotas,
eran de virtud modelos
más de treinta religiosas
Se eligió para su ingreso el convento de Santa Inés, en el barrio de la Magdalena, y cuentan que el día que la llevaron sus hermanos al convento y las puertas de clausura se abrieron, la joven revelaba en su bello rostro una profunda pena y sin poder contener el llanto, las lágrimas brotaron de sus negros y rasgados ojos, lo que causó gran consternación a los presentes, llegando a preguntarle de nuevo sus hermanos:
- Elvira, aún estás a tiempo ¿Cumplirás con lo pactado y te casarás con D. Pedro?
- No, prefiero morir aquí encerrada que morir en vida- contestó con entereza Elvira
Se dice que cierta noche
se abrió la puerta a deshora
y entraron dos caballeros
y una dama, que denotan
por sus trajes y talante
ser de los nobles de Córdoba.
Abriese la portería
entrando la dama sola,
sin dar un adiós siquiera,
a las otras dos personas
que a la calle se marcharon
pausadas y silenciosas.
Habrá el lector conocido,
como versado en la historia,
que la dama es doña Elvira
a quien el orgullo inmola.
Así que sin más las puertas del convento se cerraron a su espalda quedándose en compañía de las hermanas que le enseñaron su celda, iglesia, jardines y huertos donde debería pasar el resto de su vida...
Juan de Vargas enterado de cuanto ocurría con los hermanos de su amada y sabiendo donde estaba recluida, habló con el portero del convento y le pidió, a cambio de una bolsa llena de monedas, que entre las cosas que le mandaban sus hermanos le entregara una carta concertando su fuga y hora que se efectuaría en varios días.
Pero el que es desleal con uno lo es con todos y no tardó el portero de poner en conocimiento del hermano de la nueva novicia D. Fernando, estoy segura que por otra bolsa de monedas, lo que pretendían hacer ambos enamorados.
Pronto la murmuración
que gran parte en todo toma,
empezó a hablar del convento,
no faltando quien suponga,
que por detrás de una tapia
se vio asomar una toca.
D. Fernando y D. Alfonso
varias precauciones toman,
e interceptar una carta
al fin sus dádivas logran. ;
Qué tarde lo consiguieron!
qué noche tan horrorosa
Llegando al momento de la huida, doña Elvira saltó los muros del convento y donde esperaba el abrazo de su amado, encontró a uno de sus hermanos que la estaban esperando, le tapó la boca para que no gritara y llevándola a su casa y que el señor Ramírez de Arellano señala que estaba en la calle del Viento, en donde tras una gran discusión la colgaron de una viga.
Más allá, tras de una esquina
está oculta otra persona
y en la tapia del convento
se ve asomar una sombra
que en brazos del que esperaba,
sin más precaución se arroja.
Quiere gritar y una mano
le ponen sobre la boca.
A poco de estas escenas
llegó a aquel sitio la ronda
y por más que la registran
encuentran la calle sola
*
Y tanto y tanto le dijo
Elvira, desesperada,
que arrojándose sobre ella,
con la misma toca blanca
que sus undosos cabellos
medrosamente ocultaba,
formó dogal que un suspiro
ahogó en su hermosa garganta.
Con el paso vacilante
y demudada la cara,
D. Fernando de Bañuelos
abandonó aquella estancia.
Su enamorado cuando llegó a casa de los fratricidas nada pudo hacer para socorrerla ¡Era demasiado tarde!
Aún acabado no había
de atravesar la antesala,
cuando un nuevo personaje
viene a su encuentro y se paran.
-¡Vargas!-¡Fernando!
gritaron empuñando las espadas.
-Vengo a arrancaros la vida
o a llevarme vuestra hermana.
-En esa... estancia... la dejo...
entrad y haced lo que os plazca.
Precipitose D. Juan
sin apreciar sus palabras,
y dando un horrible grito,
cayó de Elvira a las plantas
Dicen que en la misma calle de la casa de los asesinos, D. Juan emprendió duelo a espada con ambos criminales, una encarnizada lucha donde perdió su vida a manos de los hermanos...
D. Juan:-le dice uno de ellos,
si el vivir algo os importa
retroceded y salvaos
de una muerte cierta y pronta.
Aunque la cara os tapasteis,
no evitasteis que os conozca.
D. Alfonso de Bañuelos
dejad paso, que es muy poca
mi vida, si he de perder
cuanto ciega el alma adora.
Y trabándose enseguida
en una lucha espantosa
pronto cayeron dejando
las armas en sangre rojas
Los dos enamorados murieron el mismo día y ejecutados por las mismas manos; Y cuentan que D. Pedro Fajardo enterado de lo que había sucedido, horrorizado y roto de dolor por las consecuencias del pacto de casamiento de las dos familias, ingresó en la orden trinitaria.
Y durante muchos años, la casa donde cuentan que mataron a su hermana quedó deshabitada porque cuentan que por las noches de luna se oye llorar a una mujer llamando a Juan de Vargas.
Cerca del Guadalquivir
existe una antigua casa,
que hasta el siglo en que vivimos
estuvo deshabitada,
porque el vulgo, que da crédito
a infinidad de patrañas,
los más absurdos asombros
a su placer inventaba.
Quién dijo, que a media noche
envuelta en túnica blanca
una mujer se veía
a gritos pedir venganza.
Quién que á la torre que tiene
otra sombra se asomaba
y que en las ondas del río
reflejarse un fantasma,
y ambas lanzando un lamento
un beso de amor cambiaban
*Editado Enero de 2013 por encontrar el romance
*Editado Mayo de 2015 para poner fotografía nueva.
*Editado en Noviembre de 2018
¿Quiénes fueron estos Bañuelos?
Existen libros que reflejan la historia convertida ya en leyenda, pero que dan muy pocas señas de los personajes...
Posiblemente porque fueron gente pudiente que no querían verse reflejados en un hecho tan deleznable como el asesinato de una hermana y del hombre que ella amaba.
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Calle Viento actual Ronquillo Briceño |
Todos lo que cuentan esta historia llegan a concretar que eran unos "Bañuelos" que vivían en la collación de San Miguel donde existía un palacete llamado con su apellido y que fue demolido para la ampliación de una de las entradas a la Tendillas.
Creo que nada tienen que ver aquellos "Bañuelos" con los de la historia... Pueden que fueran familia ¡Que seguro que lo eran! Pero de lo que estoy segura es que los de la historia no vivían en San Miguel ni en ese Palacete.
Me inclino mucho más de que los "Bañuelos "de la historia vivían en la collación de Santiago, donde realmente es donde gira la historia...
Doña Elvira es ingresada en el convento de Santa Inés, situado en la Magdalena mucho más cercano donde se realiza el horrible crimen que donde la gente supone que vivían.
Buscando la genealogía del apellido y la rama cordobesa descubrimos que el primer "Bañuelos" que pisó Córdoba venía en tiempos del rey Don Pedro apodado "El Cruel" se llamaba Luis Bañuelos Velasco vino casado con Guiomar Ramírez de Salobreña tuvieron varios hijos...
Se puede deducir que una rama se quedó viviendo en la collación de San Miguel pues el primogénito de este matrimonio es el fundador del beaterio de San Zoylo;
otros descendiente enlazaron pronto con familias pudientes e importantes de Córdoba como los Fernández de Córdoba, los Cárdenas, o los Armenta o los Sousa, entre otros apellidos de renombre.
Nuestros "Bañuelos" vivían en la calle del Viento, concretamente entre la calleja Cañaveral y la calleja del Nacimiento como bien dice el señor D. Teodomiro Ramírez de Arellano en sus "Paseos por Córdoba" que dice así:
"(...) En aquel frente existen dos barrera o callejas de salida, una dicha del Cañaveral por uno que había en ella y otra del Nacimiento que tuvo comunicación con la del Tinte o Góngora. Entre dichas callejas hay una casa principal que la tradición dice que fue ahorcada de una viga la hermana de los Bañuelos, de cuya trágica historia nos ocuparemos en su lugar correspondiente (...)"
A la calleja que llama D. Teodomiro "Cañaveral" hoy es llamada Guadamacilero Juan Carrillo, la otra todavía tiene el mismo nombre "Nacimiento", y la casa a la que se refiere nuestro insigne escritor pertenece a un tercer mayorazgo de los Cárdenas y que he podido encontrar en uno de los libros de D. Francisco Ruano y que dice así:
" Declara Fernando Arias de Saavedra y Caycedo su segundo hijo, llamado antes D. Juan de Cárdenas y Angulo es sucesor del segundo mayorazgo del Toscar y de los Ochavos que le había fundado.
Que de todos los cuantiosos bienes que tenía y también de los cualesquiera que le perteneciese, aun después de sus días, por cuanto se hallaba por facultad Real, para fundar nuevo mayorazgo a su hijo tercero D. Diego, lo funda dando sus poderes amplios a Doña Andrea, su hermana para los llamamientos y condiciones.
Declara finalmente por sus hijos legítimos a D. Luis, D. Fernando, D. Diego y doña Constancia mujer de rodrigo de Vargas y a doña María que quedaba doncella.
Los bienes del tercer mayorazgo fueron el cortijo de "La Bentosilla"el cortijo "Abihornilla" las hazas de los Illanes en el termino de Castro, el cortijo de "Prado Medel" en la campiña de Córdoba, el cortijo de "Cuadrejón" en los terminos de Sataella, la cuarta parte del cortijo de "Fuencubertilla" y 7.000 ducados. y como su mayorazgo no tenía casas doña Andrea de Cardenas, viuda ya de Juan de Godoy, le donó a su sobrino Pedro Gomez de Cárdenas hijo de este D. Diego, sus casas principales en la calle del Viento, y a su madre doña María de Herrera como cuidadora y tutora de su hijo.
(...) casó este fundador con doña Catalina de Angulo hija mayor de Juan Martinez de Angulo, veinticuatro de Córdoba y de doña Constanza, hija de D. Luis de Bañuelos, caballero principal y de doña María de Herrera."
Aquí aparece mezclado el apellido con los Angulo de los que hemos hablado varias veces y que dejo aquí los enlaces. El primero habla de un terrible asesinato del que estuvo implicado un Angulo (PINCHE AQUÍ) y del mayorazgo e historia de la familia (PINCHE AQUÍ)