Calle en el conocido barrio del Campo de la verdad |
Si en el siglo XIV no se gana la batalla del Campo de la verdad, hubiera desaparecido Córdoba, ya que D. Pedro juró antes sus murallas demolerla y arar sus calles.... ¡Pero, vencieron los cordobeses!
El Rey Alfonso XI de Castilla llamado el Onceno no fue el primer monarca que tuvo una amante ni desde luego sería el último...
Lo que si fue diferente fue el grado de intensidad y la duración en el tiempo, más de veinte años, lo que hace esta historia muy diferente. La que fue amante del Rey doña Leonor de Guzmán era sobrina- nieta de Guzmán "el Bueno" ¿Os acordáis? Ese que en Tarifa le cogieron de rehén al pequeño de sus hijos y al hacerle chantaje de matarlo si no entregaba la plaza dijo:
"Si no tenéis cuchillo aquí os entrego el mío, que más quiero honra sin hijo que hijo con mi honra manchada" ¡Que fuerte lo de esos padres en aquellos tiempos!
Bueno, el caso es que el rey Alfonso XI de Castilla en un principio fue casado con Constanza Manuel ella de apenas ochos años y él con catorce por lo visto el matrimonio no fue consumado y después fue anulado en consecuencia.
Más tarde se casó o lo casaron, con su prima hermana llamada María de Portugal a la que estuvo apunto de repudiar ya que en un principio no le daba hijos "vivos" pues se le murieron varios a los pocos meses de nacer, hasta que tuvo a Pedro que llegaría a ser Rey de Castilla y más tarde apodado el Cruel.
Sin embargo el Onceno a quien de verdad amó fue a su amante Leonor con la que tuvo nada más y nada menos que diez retoños, entre ellos al que sería Rey Enrique II de Castilla que entablaría una guerra fratricida con su medio hermano e hijo legítimo Pedro I de Castilla.
La muerte del Rey deja por un lado a la viuda legal y Reina, doña María de Portugal con el heredero legitimo de quince años inoculado por la venganza de una madre relegada durante toda la vida al segundo plano, frente a una viuda no legal y amante doña Leonor de Guzmán con un romance de más de veinte años y habiendo parido diez hijos del Rey difunto.
Cuando sube al trono Pedro I, su madre la ofendida reina María, se venga de la amante del que fue su esposo mandándola prender, y tras un largo cautiverio, pidió a su hijo que mandara asesinarla.
Según Bueno Domínguez: "Atada a un poste a pleno sol y con una cuerda que rodeaba su cuello sujeto a la nuca con una cruceta" murió Leonor de Guzmán.
Pedro I consideraba ilegitima la pretensión de su medio hermano al trono alegando que era un simple bastardo, lo que hace que el pretendiente a ese trono Enrique se sirva de toda clase de rumorología contra el Cruel, propagando la historia de que María de Portugal al verse "acorralada" ante el quererla repudiar su esposo por no darle hijos "vivos" en su ultima oportunidad de embarazo, pues sabía que el rey no estaba por la labor de hacer más "vida marital" con ella ya que vivía con su amante, había tenido una niña a la que cambiaron por un varón hijo de una familia conversa, incluso lo llamaban sus contrarios D. Pero Gil.
Los bandos se hicieron y la guerra civil no había hecho nada más que empezar.
Cuadro de la batalla restaurado por el Ayuntamiento de Fernán Núñez |
Y muchos os preguntaréis ¿Qué tiene que ver Córdoba con todo esto?
Pues sencillamente la ciudad acogió a la pareja de amantes, vivieron durante largas temporadas en el Alcázar que el Rey mandó edificar en lo que fue parte del Alcázar de los Emires, e incluso todavía existen los baños que tiene el nombre de doña Leonor.
Luego a la muerte del Rey la guerra fratricida entre dos medios hermanos por una corona harían que se eligiera bando y Córdoba escogió a Enrique II, el Trastámara.
¡Bueno, al caso!
Córdoba, cansada del mal gobierno como de la crueldad de Don Pedro y de los asesinatos que había realizado a la nobleza cordobesa, se posiciona de parte de Don Enrique.
Al enterarse D. Pedro El Cruel arde en venganza y quiere destruir la ciudad, aliándose con el rey moro de Granada, Mohamed V que unen sus fuerzas para combatir contra los cordobeses.
Establecido ambos, el rey D. Pedro y el granadino, en la cuesta de los Visos para proceder al combate...
Era Mayo de 1368 cuando -según cuenta Ramírez de Arellano- llegó D. Pedro I a los muros de la ciudad, consigo llevaba 1500 caballos y 6000 peones y junto a estos estaba el rey de Granada con 5.000 caballos y hasta 30.000 peones y ballesteros.
La ciudad se entera de la cercanía que tenia a sus combatientes y los cordobeses envían unos emisarios para parlamentar con D. Pedro...
Era Mayo de 1368 cuando -según cuenta Ramírez de Arellano- llegó D. Pedro I a los muros de la ciudad, consigo llevaba 1500 caballos y 6000 peones y junto a estos estaba el rey de Granada con 5.000 caballos y hasta 30.000 peones y ballesteros.
La ciudad se entera de la cercanía que tenia a sus combatientes y los cordobeses envían unos emisarios para parlamentar con D. Pedro...
Que para evitar más sangre, le ofrecen reconocerle por su señor y abrirle las puertas de la ciudad... Aunque con una salvedad, que bajo ningún concepto en la ciudad, pusieran ni un solo pie los moros.
Pedro el Cruel, no acepta negociación alguna y los despide lanzándole sangrientas amenazas sobre la población cordobesa:
Pedro el Cruel, no acepta negociación alguna y los despide lanzándole sangrientas amenazas sobre la población cordobesa:
"Aniquilaré a todos los cordobeses y cordobesas, demoleré las murallas y mandaré arar sus calles "
¡A Córdoba solo le queda la opción de vencer o morir!
Mientras tanto los moros granadinos, toman la Calahorra y pasan al Alcázar Viejo y parte de la judería que hostigan hasta que logran entrar por los arquillos, matando a diestro y siniestro a cuanto cristiano ya fuera hombre, mujer o niño se le ponía por delante…
Mientras tanto los moros granadinos, toman la Calahorra y pasan al Alcázar Viejo y parte de la judería que hostigan hasta que logran entrar por los arquillos, matando a diestro y siniestro a cuanto cristiano ya fuera hombre, mujer o niño se le ponía por delante…
¡La ciudad parecía que había caído en manos de Pedro el Cruel!
A la vez que los partidarios de éste, soltaron un bulo por toda la ciudad diciendo que los señores nobles habían rendido pleitesía al Rey y que todos los cordobeses que eran partidarios de Enrique de Trastámara serían aniquilados a espada junto con toda su familia…
¡Por un momento Córdoba se sintió rendida y sin esperanza...!
Pero de pronto, apareció una ola de personas por las calles... ¡¡Eran las cordobesas!!
Todas en la calle unificando los gritos de madres, hermanas, esposas e hijas, suplicándoles a sus hombres que tuvieran piedad de ellas y antes de salir a pelear, probasen el temple de sus armas en sus pechos pues preferían morir a manos de sus hombres, que ser llevadas cautivas a Granada...
Don Martin Alonso de Córdoba moviliza los gremios, equipando rudimentariamente a todos los hombres útiles, y hasta el Alcázar llegan los piconeros de Santa Marina y aunque solo van armados de trancas y hocinos arremeten contra los moros que empiezan a ceder y termina a la otra orilla del puente.
¡¡Esto parecen dar el animo que necesitaban los hombres por un momento perdidos... !!
A la vez que los partidarios de éste, soltaron un bulo por toda la ciudad diciendo que los señores nobles habían rendido pleitesía al Rey y que todos los cordobeses que eran partidarios de Enrique de Trastámara serían aniquilados a espada junto con toda su familia…
¡Por un momento Córdoba se sintió rendida y sin esperanza...!
Pero de pronto, apareció una ola de personas por las calles... ¡¡Eran las cordobesas!!
Todas en la calle unificando los gritos de madres, hermanas, esposas e hijas, suplicándoles a sus hombres que tuvieran piedad de ellas y antes de salir a pelear, probasen el temple de sus armas en sus pechos pues preferían morir a manos de sus hombres, que ser llevadas cautivas a Granada...
Don Martin Alonso de Córdoba moviliza los gremios, equipando rudimentariamente a todos los hombres útiles, y hasta el Alcázar llegan los piconeros de Santa Marina y aunque solo van armados de trancas y hocinos arremeten contra los moros que empiezan a ceder y termina a la otra orilla del puente.
¡¡Esto parecen dar el animo que necesitaban los hombres por un momento perdidos... !!
Se encarga de la defensa de la ciudad D. Alonso Fernández de Córdoba, señor de Montemayor y su primo Diego, señor de Chillón, junto con otros como Lope de Córdoba seguido de sus quinientos jinetes, Juan de Aguilar junto con sus doscientos piconeros de Santa Marina, D. Diego Gutiérrez de los Ríos, Ruy Gonzalo Mecías, Maestre de Santiago, seguido de quinientos caballos a su orden, don Juan Alfonso de Guzmán y sus hombres y otros caballeros de Sevilla que habían venido a ponerse bajo las ordenes de los caballeros cordobeses, a quienes seguían trescientas lanzas…
Don Alonso, cabalga hacía el puente y al llegar al ángulo de la judería divisa un grupo de mujeres, delante de las cuales avanza su madre, Doña Aldonza López de Haro.
Al verla, Alonso descabalgó, hincó rodilla en suelo y besó la mano de su madre:
-"Alonso, hijo mío" –dijo la madre- "Córdoba duda de tu lealtad, júrame por la leche que de mí mamaste y con ella la sangre real de los Haro, me digas si es verdad que olvidando tu nombre y la estirpe de donde provienes, eres tú hijo de mis extrañas ¡Un traidor!."
-¡¡Traidor yo!! -Dijo el adelantado saltando como si le hubiera picado una víbora-
"Señora, nunca hasta ahora creí que el corazón de una madre se pudiera engañar ¡¡ Al campo vamos , en él se verá la verdad ¡! Que Don Alonso tranquilo en su conciencia está."
Así que el adelantado saltó a la silla de su caballo, tomó sus tropas y cuando habían pasado el puente las formó en masa y les previno que el puente iba ser volado y por consiguiente no teniendo retirada posible... O se vencía o se moría
Ya preparados, marchan en contra de Pedro el cruel y el rey moro, los piconeros blandiendo sus hocinos van sigilosamente la margen izquierda del río para poder coger la espalda del enemigo, y agazapados se infiltran en el campamento sarraceno- continua diciendo Fray Joaquín- pero los caballos comienzan a relinchar tan fuerte que sus dueños dan voces a los centinelas, que al no ver a nadie de nuevo se hace el silencio...
Los momentos que preceden a la batalla siempre son solemnes, el silencio invade sus pensamientos que no eran otros que defender su ciudad... De pronto, empiezan a escuchar el tañido de las campanas de la catedral y de todas las iglesias, inundando el ambiente…
¡Era la señal de ataque y que ya no había marcha atrás!
Se oye:
-¡Córdoba, por Córdoba y don Enrique!- gritaba el adelantado con el pendón de la ciudad en sus manos - Batiendo las espadas contra los hombres de D. Pedro.
-¡Por Córdoba, mis piconeros, y por Don Enrique!- gritaba Juan de Aguilar- Mientras los piconeros se batían contra los moros de Granada
-¡A mí, los cordobeses en nombre de don Enrique! –gritaban otros adelantados batiéndose a muerte contra los que querían ver rendida a Córdoba...
Pasados los momentos de batalla, solo quedaba el rey apodado el Cruel con los pocos ballesteros que sobrevivían, descabalgó y dirigiéndose a los valientes cordobeses.
Les dijo:
-¡Traidores- vuestra conciencia os deja huir de la bandera de la legitimidad, vuestro señor natural aún desarmado os hace temblar, cobardes!
- Señor- dijo don Alonso- los cobardes han derrotado a los granadinos y puesto a su señoría en este trance… La tiranía hace de los pueblos la obligación de desobedecer.
Así - siguió diciendo D. Alonso- ¡Cordobeses, a toda rienda a la ciudad que don Pedro ha perdido ante este grupo de cobardes!
D. Pedro, por su parte, llamó retirada a sus soldados y cuando hubo llegado a la última cumbre de los visos dijo:
"¡Córdoba, maldita seas! Día llegará que vuelva sobre tí, arrase tus murallas y mande arar la tierra donde hoy están tus edificios…Y vosotros, Argotes, Córdobas, Hoces, Angulo, Jurados y demás ralea pasareis por la cuchilla de mi justicia."
Mientras Mohamed V se hallaba cenando en una finca muy cerca de Córdoba cuando le llegó la noticia dela derrota a lo que dijo:
-Amarga cena me han dado...
Desde entonces amargacena se llama aquella histórica finca.
Llegados a la ciudad y ya más calmados todos los cordobeses, y sabiéndose vencedores de dos ejércitos, se reunifican, arreglan los desperfectos que el rey moro hizo en la muralla del Alcázar Viejo y esperan al contraataque de éstos, aunque no llegó en días inmediatos.
El rey moro y Pedro el Cruel, decidieron marchar sobre Jaén ya que con Córdoba no pudieron, pasando a fuego y sangre a la gran mayoría de la ciudad.
Mientras, tanto D. Alonso como los demás caballeros, recibe de manos del obispo Andrés Pérez Navarro y del Cabildo de Córdoba como premio de su valentía, un singular privilegio:
“El doble de cepa”
En recuerdo del repique de rogativa con el que el cielo se inundó durante la dura batalla.
En virtud de la cual, las cuatro campanas grandes de la Catedral unidas por las campanas de las iglesias de la ciudad, tañerían con el repique denominado "Cepa" siempre que muriera uno de ellos o alguno de sus descendientes, fueran hombres o mujeres, de aquellos que tan valerosamente lucharon aquella jornada para salva la ciudad.
Fuentes Consultadas:
Diccionario geográfico -Estadístico- Histórico de España y sus... Vol 6 escrito por Pascual Madoz P Y Sagasti Madoz- La Mezquita, Catedral de Córdoba: templo universal, cumbre del arte, vivero de historia y leyendas de Miguel Salcedo Hierro- Córdoba de P. de Madrazo- Paseos por Córdoba de Ramírez de Arellano-Las fuentes musulmanas en la Batalla del Campo de la Verdad de Rafael Castejón- Mohamed V en Córdoba y la batalla del Campo de la verdad de Fray Joaquin Delgado O.P Diario de Córdoba 18/04/1956- Campo de la Verdad de Antonio Ortiz Villatoro Diario de Córdoba 22/10/1954 -Nota.- Existe un cuadro de ésta Batalla de grandes dimensiones 2,50 por 1,85 m. que está en el Ayuntamiento de Fernán Nuñéz, perteneciente a la familia de los Rios y cuyo autor sea posiblemente del cordobés D.Antonio del Castillo-Foto recogida de la pagina Asociación cultural los ríos F N-
Don Alonso, cabalga hacía el puente y al llegar al ángulo de la judería divisa un grupo de mujeres, delante de las cuales avanza su madre, Doña Aldonza López de Haro.
Al verla, Alonso descabalgó, hincó rodilla en suelo y besó la mano de su madre:
-"Alonso, hijo mío" –dijo la madre- "Córdoba duda de tu lealtad, júrame por la leche que de mí mamaste y con ella la sangre real de los Haro, me digas si es verdad que olvidando tu nombre y la estirpe de donde provienes, eres tú hijo de mis extrañas ¡Un traidor!."
-¡¡Traidor yo!! -Dijo el adelantado saltando como si le hubiera picado una víbora-
"Señora, nunca hasta ahora creí que el corazón de una madre se pudiera engañar ¡¡ Al campo vamos , en él se verá la verdad ¡! Que Don Alonso tranquilo en su conciencia está."
Así que el adelantado saltó a la silla de su caballo, tomó sus tropas y cuando habían pasado el puente las formó en masa y les previno que el puente iba ser volado y por consiguiente no teniendo retirada posible... O se vencía o se moría
Ya preparados, marchan en contra de Pedro el cruel y el rey moro, los piconeros blandiendo sus hocinos van sigilosamente la margen izquierda del río para poder coger la espalda del enemigo, y agazapados se infiltran en el campamento sarraceno- continua diciendo Fray Joaquín- pero los caballos comienzan a relinchar tan fuerte que sus dueños dan voces a los centinelas, que al no ver a nadie de nuevo se hace el silencio...
Los momentos que preceden a la batalla siempre son solemnes, el silencio invade sus pensamientos que no eran otros que defender su ciudad... De pronto, empiezan a escuchar el tañido de las campanas de la catedral y de todas las iglesias, inundando el ambiente…
¡Era la señal de ataque y que ya no había marcha atrás!
Se oye:
-¡Córdoba, por Córdoba y don Enrique!- gritaba el adelantado con el pendón de la ciudad en sus manos - Batiendo las espadas contra los hombres de D. Pedro.
-¡Por Córdoba, mis piconeros, y por Don Enrique!- gritaba Juan de Aguilar- Mientras los piconeros se batían contra los moros de Granada
-¡A mí, los cordobeses en nombre de don Enrique! –gritaban otros adelantados batiéndose a muerte contra los que querían ver rendida a Córdoba...
Pasados los momentos de batalla, solo quedaba el rey apodado el Cruel con los pocos ballesteros que sobrevivían, descabalgó y dirigiéndose a los valientes cordobeses.
Les dijo:
-¡Traidores- vuestra conciencia os deja huir de la bandera de la legitimidad, vuestro señor natural aún desarmado os hace temblar, cobardes!
- Señor- dijo don Alonso- los cobardes han derrotado a los granadinos y puesto a su señoría en este trance… La tiranía hace de los pueblos la obligación de desobedecer.
Así - siguió diciendo D. Alonso- ¡Cordobeses, a toda rienda a la ciudad que don Pedro ha perdido ante este grupo de cobardes!
D. Pedro, por su parte, llamó retirada a sus soldados y cuando hubo llegado a la última cumbre de los visos dijo:
"¡Córdoba, maldita seas! Día llegará que vuelva sobre tí, arrase tus murallas y mande arar la tierra donde hoy están tus edificios…Y vosotros, Argotes, Córdobas, Hoces, Angulo, Jurados y demás ralea pasareis por la cuchilla de mi justicia."
Mientras Mohamed V se hallaba cenando en una finca muy cerca de Córdoba cuando le llegó la noticia dela derrota a lo que dijo:
-Amarga cena me han dado...
Desde entonces amargacena se llama aquella histórica finca.
Llegados a la ciudad y ya más calmados todos los cordobeses, y sabiéndose vencedores de dos ejércitos, se reunifican, arreglan los desperfectos que el rey moro hizo en la muralla del Alcázar Viejo y esperan al contraataque de éstos, aunque no llegó en días inmediatos.
El rey moro y Pedro el Cruel, decidieron marchar sobre Jaén ya que con Córdoba no pudieron, pasando a fuego y sangre a la gran mayoría de la ciudad.
Mientras, tanto D. Alonso como los demás caballeros, recibe de manos del obispo Andrés Pérez Navarro y del Cabildo de Córdoba como premio de su valentía, un singular privilegio:
“El doble de cepa”
En recuerdo del repique de rogativa con el que el cielo se inundó durante la dura batalla.
En virtud de la cual, las cuatro campanas grandes de la Catedral unidas por las campanas de las iglesias de la ciudad, tañerían con el repique denominado "Cepa" siempre que muriera uno de ellos o alguno de sus descendientes, fueran hombres o mujeres, de aquellos que tan valerosamente lucharon aquella jornada para salva la ciudad.
Fuentes Consultadas:
Diccionario geográfico -Estadístico- Histórico de España y sus... Vol 6 escrito por Pascual Madoz P Y Sagasti Madoz- La Mezquita, Catedral de Córdoba: templo universal, cumbre del arte, vivero de historia y leyendas de Miguel Salcedo Hierro- Córdoba de P. de Madrazo- Paseos por Córdoba de Ramírez de Arellano-Las fuentes musulmanas en la Batalla del Campo de la Verdad de Rafael Castejón- Mohamed V en Córdoba y la batalla del Campo de la verdad de Fray Joaquin Delgado O.P Diario de Córdoba 18/04/1956- Campo de la Verdad de Antonio Ortiz Villatoro Diario de Córdoba 22/10/1954 -Nota.- Existe un cuadro de ésta Batalla de grandes dimensiones 2,50 por 1,85 m. que está en el Ayuntamiento de Fernán Nuñéz, perteneciente a la familia de los Rios y cuyo autor sea posiblemente del cordobés D.Antonio del Castillo-Foto recogida de la pagina Asociación cultural los ríos F N-