Su ascenso al poder se produjo de la mano de su padre, Abu al Walib segundo soberano de la dinastía Banu Yahwar aristócratas cordobeses que habían trabajado como visires de los propios Omeyas.
Abu l- Walid, que así se llamaba su padre, estaba débil de salud y nombró a sus dos hijos, Abderramán y Abd al Malik, para ayudarse de ellos en las tareas de gobierno.
Dándole al primero el poder en los asuntos financieros y al segundo llevaría las riendas militares.
Enfermo Abu l Walid se retira y es sucedido en 1063 por Abd al Malik, a pesar de no ser el primogénito...
Sin embargo movido por su ambición, Abd al Malik apartó a su hermano Abderramán y lo recluyó en su casa, convirtiéndose en el hombre fuerte del régimen y con esto tambaleándose la república; que para enfrentarse a su hermano apeló al rey de Sevilla Abbad II al Mutadid.
Esta alianza hizo que el Emir de Toledo llamado Al Mamun desconfiara de ambos poniendo los ojos en Córdoba.
Mientras:
Abd al Malik trató de emular a los antiguos Califas adoptando títulos similares a ellos como "El victorioso por Dios" e incluso se atrevió a rezar en el recinto especial de la Masura de la Mezquita de Córdoba reservada a los soberanos Omeya.
Esto le ocasionó una gran impopularidad que acompañado con la confiscación de bienes que le hizo a los cordobeses para pagar a su ejercito, añadida todo esto a una conducta tiránica...
Aunque su fin no vino precisamente de los cordobeses, la ocasión vino dada por el ataque de Al Mamun de Toledo que cercó la ciudad.
De nuevo Abd al Malik pide auxilio a Sevilla, aunque en aquel momento el Emir sevillano no se encontraba en su mejor momento, ya que al poco tiempo murió, le envió mil trecientos hombres.
Aunque el sitio duró tanto que Al Mutamid sucedió a su padre el emir sevillano en 1069 tardando en derrotar al toledano un año; y esta vez en vez de liberar a Córdoba la anexionó a su propia Taifa.
Cuentan que Abd al Malik, trató de refugiarse en el Alcázar, donde fue cercado rindiéndose sin mucha resistencia mientras su padre, Abu l- Walid al Rasid, quien al parecer se encontraba enfermo de hemiplejia, se escondió con sus harem en la masura de la Mezquita, siendo capturado por las fuerzas cristianas que actuaban al servicio de los abbadíes, quienes los despojaron de sus bienes.
En 1070, al Mutamid de Sevilla tomó posesión de Córdoba que encantados acogieron al Emir y encantado cantó en sus excelentes versos "sus desposorios" con la bella ciudad; que aún perdió brevemente por el levantamiento de un tal Hakam Ibn Ukasa, caid de un castillo cercano a la ciudad se levantó contra el sevillano proclamando soberano a al Mamun de Toledo, el cual tomó posesión de su anhelada presa y allí murió probablemente envenenado, a los seis meses.
Al Mutamid de Sevilla recuperó Córdoba, hizo sacrificar a Ukasa y designó gobernador a su hijo al Faht, el que murió combatiendo contra los Almorávides...
Su viuda huyó a refugiarse junto a Alfonso VI, que tuvo con ella a su hijo Sancho.
La belleza de esta mujer y las relaciones que mantuvo con el rey castellano dieron origen a la leyenda de la denominada "Mora Zaida".
Pero eso, déjame que te lo cuente otro día.
Fuentes Consultadas:
Los reinos de Taifas. Al-Andalus en el siglo XI", en Historia de España por Menéndez Pidal vol. VIII-I. Madrid, Espasa Calpe, 1994.- Reflexiones sobre Qurtuba en el siglo XXI, de la conquista musulmana y la conquista cristiana por Pierre Guichard- El Islam de Al Andalus de Miguel Cruz Hernández- Crónicas de la provincia de Córdoba por Manuel Gonzalez Llanas- Academia de la Historia por Alejandro Garcia Sanjuan- Foto recogida de Internet no tiene nada que ver con el personaje-