"Una nación debe confiar la guarda de su honor en las lanzas de sus guerreros y no en los encantos de sus mujeres."
Jamás pudo imaginar Ramiro III que su soberbia le hiciera perder prácticamente su reino y mucho menos a manos de su primo hermano el gotoso Bermudo.
Los condes gallegos y los portugueses estaban cansados de derrotas ante Abderraman, de invasiones vikingas sin que el Rey verdaderamente les apoyara, así que resuelven aliarse y rebelarse contra el leonés, independizándose de éste y proclamando Rey de sus territorios a Bermudo II coronándolo en el 982 en la Catedral de Santiago de Compostela.
La posición de Bermudo en aquellos momentos era incierta, a pesar de dominar Galicia y los territorios portugueses, tiene dos enemigos de lo que debe cuidarse: Su primo el leonés Ramiro que se encontraba reforzado por el apoyo de Castilla y Almanzor poderoso donde los hubiera y vencedor de todas las batallas.
Con su primo se enfrenta en Portilla de Arenas quedando el combate en tablas, ya que Bermudo se queda en Galicia y Ramiro III vuelve a sus tierras, el musulmán le estaba atacando por la retaguardia y prefería acudir a defender León.
Cuatro años se tiraron los primos de contiendas hasta que Ramiro III murió, dejándole el terrero libre para que Bermudo recogiera el cetro leones. Pero esos años de lucha interna le habían agotado, se sentía débil y acosado por el condado de Castilla junto con las rebeliones internas tuvo que rendir vasallaje al Califa, a cambio le paga tributo a Córdoba mientras él recibe la ciudad de Zamora en señal de buena voluntad por parte de los cordobeses.
Bermudo, junto con un ejercito que le había cedido Almanzor entra en León, donde apoyado por parte de la nobleza le arrebata el trono a Ramiro que marcha a Astorga hasta su muerte.
Pero parte del ejercito cordobés queda perenne en León cosa que no le gusta nada al Rey Bermudo, ya que el pueblo los ve como una fuerza de ocupación.
En unas revueltas los mismo leoneses logran expulsarlos sin saber lo que realmente les podría venir encima... Al enterarse Almanzor monta en cólera dirigiendo sus tropas avanzando contra León, la sitió y la arrasó, obligando a Bermudo a refugiarse primero en Zamora y más tarde en Lugo.
Pero Almanzor marcha sobre Santiago de Compostela dejándola en ruinas y llevándose a Córdoba hasta las campana. Cosa que contamos en este blog.
Viendo Bermudo que no podía con las tropas cordobesas, vuelve a solicitar la paz a Almanzor y le entrega a su hija Teresa Bermudez, de hecho existe un romance que cuenta como se tomó Teresa, la leonesa, la decisión de su padre al entregarla a Almanzor:
"La infanta, desque lo supo,
gran sentimiento ha mostrado;
Las ropas que traía vestidas,
de arriba abajo ha rasgado;
Su cara y rubios cabellos
muy mal los había tratado.
¡Ay de mi, decía la infanta,
cómo te cubrió mal hado;
Mi mocedad y frescura,
qué mal la has empleado!
Estas palabras diciendo,
por tierra se ha desmayado"
(Teresa la Infanta y el rey moro)
(Teresa la Infanta y el rey moro)
Envió a su hija Teresa al caudillo musulmán, el cual la recibió por esclava y que después la emancipó para casarse con ella.
Algunos cuentan que la infanta odiaba a Almanzor y todo lo que viniera de él. No se convirtió al islam conservando su religión cristiana, y cuentan que le puso las cosas difíciles a Almanzor que más de una vez le hubiera gustado devolverla a su padre.
Teresa porfiaba al caudillo diciéndole que si le ponía las manos encima sería fulminado por un ángel:
"Yo soy Cristiana, e tú eres moro, e non ha menester que me tengas, ca yo non quiero hacer companna con home de otra ley: e digote que si pusieres mano en mí, o me fizieres pesar, que te matará luego el Ángel de aquel mi Señor Iesu Christo en quien yo creo."
¡¡ Si estas frases son verdaderas, desde luego que tenía arrestos la leonesa !!
No sabemos realmente si aquel matrimonio fue consumado o no, lo cierto es que la infanta no tuvo hijos y muerto Almanzor volvió a León, ingresó en un convento de Oviedo donde tomó el hábito monacal en el convento dedicado a San Pelayo.
Un muchacho mártir que ella empezó a venerar en Córdoba.
Murió el 25 de abril del año 1039, cuarenta años antes había muerto su padre el Rey Bermudo II a causa de su enfermedad agravada que hacía que tuviera que ser trasladado en litera.
Fuentes consultadas:
La vida de San Millán de la Cogolla de Gonzalo de Berceo, Brian Dutton- Crónica najerense, editado por Juan A. Estévez Sola -El Islam en Europa- Temas literarios hispánicos, Volumen 1 editado por Leonardo Romero Tobar- Al Andalus-Andanzas por la vieja España por Julio Alemparte- Boletin de la Real Academia de la Historia. TOMO CXCIX. NUMERO II. AÑO 2002 -Foto recogida de Internet mezquitacordobesa
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