Madinat Al Zahra |
Por lo que se la pidió al nuevo dueño de ella que era el régulo sevillano, dos cosas le demandó el Rey castellano a Al Mutamid mandando un mensajero a Sevilla:
Que le diese Madinat Al Zahra para residencia de doña Constanza de Borgoña que iba en su compañía y que le dejase libre una parte de la Mezquita Aljama cordobesa para que la reina diera allí a luz al fruto que llevaba en sus entrañas.
Indignado Al Mutamid por tan insolente mensaje, dio muerte con sus propias manos al portador de éste, cosa que al enterarse D. Alfonso y ardiendo de sed de venganza , estrechó al Rey moro con tan poderosos medios que Al Mutamid desesperado por la presión, solicitó el auxilio de los almorávides.
No sabía la desgracia que sobrevolaba sobre su porvenir cuando cursó la misiva de petición de socorro el rey-poeta sevillano:
"Él (Alfonso VI) ha venido pidiéndonos, mihrabs y mezquitas para levantar en ellas cruces (...) y sobre todo la ciudad más bella hecha por amor, Madinat Al Zahra (...) Dios os ha concedido un reino en premio a vuestra Guerra Santa y a la defensa de Sus derechos (...) y ahora contáis con muchos soldados de Ala que, luchando, ganarán en vida el paraíso".
Esto no deja de ser una bella historia por el que Al Mutamid llamó en su ayuda a los almorávides aunque la verdadera historia es mucho más materialista que todo eso.
Os pongo en situación:
Desde tiempos de Fernando I al que llamaban "El Magno" con su política expansiva leonesa sobre los territorios musulmanes ya muy debilitados tras la caída del Califato cordobés, sometió a numerosas Taifas y por lo tanto al cobro de "las parias" que no eran otra que cosa que impuestos para no ser atacados.
A su muerte en 1065 su reino fue dividido entre sus herederos: A Sancho apodado "El Fuerte" le perteneció Castilla y las parias de la Taifa de Zaragoza, a Alfonso apodado "El Bravo" recibió León y las parias de Toledo y al pequeño Garcia le dejó el reino de Galicia que incluía Portugal junto con las parias de Badajoz y Sevilla; a sus dos hijas le dejó el señorío de Toro a Elvira y a Urraca el de Zamora.
¿Que qué pasó? ¡Pues el ingredientes suficientes para traiciones, luchas y enfrentamientos entre todos los hermanos!
Sancho, el primogénito de los varones, fue el primero que mostró su descontento en el reparto del reino, ya que se considera que al ser el primer hijo varón debería de ser único heredero de su padre... Pero a pesar de sus "tiras y afloja" es a partir de la muerte de su madre doña Sancha cuando comienza la autentica guerra entre los hermanos que duraría alrededor de siete años.
Donde primero pone sus ojos el Rey de Castilla es en Galicia y sobre su hermano pequeño, donde hace una jugada maestra haciéndose "aliado" de su hermano Alfonso, prometiéndole que si le ayudaba usurpar el trono gallego ambos compartirían su reinado.
Así que en un principio Alfonso creyó a su hermano asociándose con él con la promesa de compartir el reino del pequeño entre los dos; aunque Sancho escondía otras pretensiones muy diferentes...
Una vez que fue apresado García y exiliado a la Taifa de Sevilla, Sancho se enfrentó a su hermano Alfonso con un ejercito al mando de Rodrigo Diaz de Vivar ¡Ya sabéis el famoso Cid!, donde le da un vapuleo importante en la batalla de Golpejera apresándolo y recluyéndolo en un monasterio benedictino de Sahagún no sin antes de raparle la cabeza; Alfonso desesperado ante la perdida de su trono leonés pide ayuda a sus hermanas Urraca y Elvira; y con la ayuda de varios frailes huye refugiándose en la Corte del Reyezuelo de Toledo.
La ira de Sancho cuando se entera de la huida de su hermano Alfonso ¡Como os podréis imaginar es monumental!, así que decide marchar sobre tierras de Toro despojando a Elvira de su señorío, viéndose ésta obligada a irse con su hermana Urraca a Zamora.
Después marcha sobre León donde Sancho entra victorioso proclamándose nuevo Rey... Aunque en contra de lo que él pensaba, no obtiene el apoyo de los nobles leoneses que no lo reconocen como tal y tras múltiples escaramuzas los seguidores de Alfonso se marchan bajo el amparo de doña Urraca a la ciudad de Zamora.
Hasta allí marcha el ejercito de Sancho sitiando la ciudad ¡El resto es bien conocido por un romance! el Vellido Dolfos sale de la plaza cercada y de una lanzada se "cepilla" al rey Sancho dejándolo "pajarito" en el momento.
Aunque dicen las malas lenguas que al Rey le había dado "un apretón" y que cuando se fue a un sitio íntimo a defecar, Vellido Dolfos aprovechó la situación de indefensión para darle "matarile".
¡Guarte, guarte, rey don Sancho, no digas que no te aviso,
que del cerco de Zamora un traidor había salido;
Vellido Dolfos se llama, hijo de Dolfos Vellido,
si gran traidor fue su padre, mayor traidor es el hijo;
cuatro traiciones ha hecho, y con ésta serán cinco!
Si te engaña, rey don Sancho, no digas que no te aviso.
Gritos dan en el real: ¡A don Sancho han mal herido!
¡Muerto le ha Vellido Dolfos; gran traición ha cometido!
Desque le tuviera muerto, metióse por un postigo,
por las calle de Zamora va dando voces y gritos:
¡Tiempo era, doña Urraca, de cumplir lo prometido!
(Romance del caballero leal zamorano)
Alfonso se hizo el sorprendido de la muerte de su hermano ¡Acordaros cuando su mejor hombre "El Cid" le hizo jurar que no había tenido nada que ver con el asesinato de Sancho!
Bueno, ahora muchos historiadores dicen que eso del juramento no fue real...
Enterado de la muerte de su hermano, sale de nuevo hacía su reino donde ayudado por sus hermanas, unifica de nuevo los reinos proclamándose Rey de Galicia, Castilla y León.
¡Ya solo le quedaba la conquista de la ciudad del que fue el reino visigodo... Toledo!
Alfonso VI se había recompuesto tanto él como sus huestes y se dirige hacía la ciudad toledana donde encuentra a un débil rey Al Qadir que pronto capituló, a cambio le pidió al Rey cristianos el poder salvar su vida y la de sus habitantes, sus haciendas y mantener las costumbres musulmanas.
Mientras más al sur, el Rey de la Taifa sevillana llamadoAl-Mutamid había tardado un año en anexionar la codiciada Taifa cordobesa a la suya... Para asegurarla, nombró a su hijo Abu Nars al Fath Al-Ma´mun, gobernador de ésta y para afianzar el poder de su hijo y por lo tanto el de él ante la nobleza cordobesa, lo casó con una descendiente de los Omeyas, la princesa Zaida.
Los demás reyezuelos de la Taifas presionados con los altos tributos o "parias" que el rey cristiano pedía y la cercanía de éstos, hizo que tanto Motawakkil reyezuelo de Badajoz como el sevillano Al Mutamid decidieran pedir ayuda al Sultán almorávide.
Éste, procedente de una tribu bereber del norte de África se había establecido en Marruecos y acudió raudo y veloz desembarcando con un gran ejercito en Algeciras.
Es en Sagrajas muy cerca de Badajoz, donde los andalusíes junto con los africanos le dan "matarile" a los cristianos salvando la vida muy pocos y entre ellos el Rey Alfonso, y a pesar de que le recuperaron buena cantidad de tierras a los cristianos jamás lograron recuperar de nuevo la ciudad de Toledo.
Pasada la batalla y ya con los cristianos "metidos por el momento en vereda" los reyezuelos de las Taifas creyeron que los almorávides se marcharían de nuevo a África... Pero no fue así.
¡Éstos vinieron para quedarse!.
Verano del 1086, los africanos integristas comienzan a conquistar las Taifas en un intento de reunificar de nuevo al Ándalus.
Expansión Almorávide en su máxima extensión |
Cuando cae Málaga y Granada en manos almorávides y viendo el giro que habían tomado los acontecimientos el Rey sevillano Al-Mutamid le pide a su hijo Al-Ma´mun, que aguante como pueda la posición de la ciudad de Córdoba, pues sería inevitable que tras la caída de ésta se pudiera mantener la de Sevilla.
Poco duró Córdoba defendiéndose del invasor africano, la distancia entre los arrabales cordobeses y la tolerancia de sus moradores influyeron decisivamente para que cayera pronto la capital.
Según cuentan Al-Ma´mun, viendo que la cosa se ponía muy difícil, envió a su esposa Zayda junto a sus hijos y una pequeña guarnición de sus mejores hombres al Castillo de Almodovar del Río para que lo esperara allí, donde nunca llegó...
El reyezuelo de Córdoba murió como un autentico guerrero, intentó abrirse camino con su guardia a través de los enemigos y de los traidores pero sucumbió al número. Dicen que cuando lo cogieron le cortaron la cabeza, la clavaron en la punta de una pica y la pasearon en triunfo por toda la ciudad.
Algunos historiadores cuenta que Zaida fue entregada junto a sus hijos a Alfonso IV como tributo, otros son embargo cuentan que fue ella misma fue la que buscó la protección del Rey Leonés convirtiéndose al cristianismo y dándole un hijo al Rey.
Como ya lo contamos en este blog.
Muralla de Ronda del Marrubial |
¿Pretendían parecer a los Omeyas?
Si era así les quedaba un camino muy largo que recorrer ya que eran tribus acostumbradas al desierto y vivir entre el ganado.
Proclamó a su hijo Ali ibn Yúsuf Emir heredero al que aconsejó que fuera clemente con los cordobeses y tuviera mano dura con sus enemigos.
Cuentan que era generoso, afable y con un gran problema para la situación en la que estaba y es que tenía escaso apego al mando, por lo que fue delegando su poder en los alfaquies ya que de los treinta y siete años que reinó, apenas pisó la península en cuatro ocasiones; y aunque sus dominios en aquel momento se extendían por Marruecos, Portugal, Andalucía, Valencia, parte de Aragón y Cataluña fueron sus tropas las que lucharon con capitanes nombrados por él pero sin Ali, que esperaba paciente en el Magreb.
En la península, los gobernadores gracias al escaso poder central tendieron a adoptar su ley sin tener una unificación; solo se dedicaron a reforzar las murallas cordobesas ante el peligro de los cristianos y el enemigo que tenían en África... Los Almohades.
A una tierra en la que no se sentían suya ni reconocidos, no se preocuparon de embellecerla, ni de atraer a literatos y poetas como los cordobeses estaban acostumbrados, al refinamiento y ellos además de analfabetos era poco civilizados lo que fueron denominados " salvajes del desierto" que junto al comportamiento de las tropas almorávides dedicados al saqueo de comida y mujeres de la ciudad contribuyó al cardo de cultivo que con la imposición de impuestos para mantener a ese mismo ejercito que los machacaba, fue suficiente para las revueltas cordobesas, donde pasaron a cuchillo a muchos africanos...
Según P. de Madrazo en estas revueltas un ambicioso vecino cordobés muy rico y poderoso llamado Ben Handi con una muy buena reputación entres los ciudadanos había ido poco a poco insurreccionando a la plebe hasta ser por ella aclamado rey aunque poco después fue depuesto por el gobernador nombrado desde el Magreb llamado Ibn Ganiya, que pidió ayuda al rey Alfonso VII quien vio la posibilidad y se presentó ante los muros de Córdoba para cercar la ciudad.
Las crónicas musulmanas cuentan que una vez cercada la ciudad por poco tiempo un 18 de mayo de 1146 los cristianos entraron a la ciudad saqueando todo lo que encontraban en la parte de la Medina y entrando en la mezquita aljama:
"Ataron sus corceles a las columnas de la Maqsura y profanaron con sus manos impías el sagrado Coran que está custodiado en el Mihrab, purificando este suntuoso templo el arzobispo de Toledo llamado D. Raimundo donde celebró una solemne misa"
Sigue contando P. de Madrazo que desgraciadamente Alfonso VII no puedo estar mucho tiempo ni pudo dejar a gente para guarnecerla así que le prestó juramento a Ibn Ganiya sobre un Corán que sería su fiel vasallo.
Lo que pasó luego una vez que los cristianos abandonaron la ciudad es que Ganiya rompió el juramento y no se contentó con eso... Sino que atrajo a algunos caballeros cristianos que se encontraban en Jaen a los que hizo prisioneros en cuanto pisaron la ciudad.
Irritado el rey Alfonso por la traición convocó a cuanto caballero y reino para ir contra el gobernador de Córdoba.
Dice así:
"(...) Dispuso (El Rey) ir sobre Córdoba con un ejercito muy poderoso habiendo unido para esta empresa tantas huestes, suyas y de otros príncipes aliados, que la muchedumbre de los jinetes y peones cubrían las montañas y campiña, el agua de los ríos y fuentes no era bastante para apagar la sed de todos sus caballos, ni la yerba de aquella comarca suficiente para darle pasto (...)"
Ibn Ganiya, emulando a Al Mutamib que por esquivar el yugo de Alfonso VI se había entregado a los almorávides prefirió "apacentar camellos en el desierto que guardar puercos en Castilla" (1) cometió el mismo error llamando en su ayuda a los Almohades.
Pero eso déjame que lo cuente otro día.
1. Por lo visto está fue la expresión con la que se valió Al Mutamib para significar que más quería ser prisionero de Yusuf el almorávide que cautivo del rey cristiano.
Fuentes consultadas:
Realidad y símbolo de la Qurtuba en la literatura neo-árabe por Clara M.ª Thomas de Antonio-Los Almorávides Serafín Linares Roldán 17/06/2017- Córdoba por P. de Madrazo - Indicador cordobés: o sea manual histórico-topográfico de la ciudad de Córdoba por Luis María Ramírez y de las Casa Deza- Crónica de la provincia de Córdoba por Manuel González Llana -Wikipedia-