Cuentan que cuando Hisham subió al trono, mandó llamar a un astrólogo muy afamado para que le predijese su destino, lo que el astrólogo rehusó ya que temía desagradar al nuevo Emir.
Pero debido a la insistencia de Hisham el astrólogo no tuvo más remedio que viajar hacía Córdoba y presentándose frente a él le dijo:
- Tu reinado será glorioso, feliz y señalado con grandes victorias. Pero si mis cálculos no está fallidos su duración solo será de unos ochos años...
Al escuchar ésto, el Emir permaneció en silencio meditabundo y pasado un largo rato alzó la frente en alto y exclamó:
- Tu predicción no me amedranta... Porque si de tu boca sale lo que quiere el Omnipotente solo puedo decir "Hágase su voluntad" - continuó diciendo- Trabajaré en estos días para el tiempo de la eternidad.
Despidió Hisham al astrólogo y cuentan que desde ese día y con esta elevada mira fue su reino corto pero muy fecundo.
Ambos no contaban que su padre Abderraman perseguía cumplir una profecía que su tío materno le había augurado:
"Tu heredero será el hijo de una conversa"
Cuando murió Abderramán I, se hallaba Hisham en Mérida donde allí mismo fue aclamado como nuevo Emir con gran pompa y solemnidad. Por aquel entonces Hisham, ya contaba con 31 años y como la mayoría de los Omeyas era de tez blanca y pelo rojizo.
Se decía de él que era despierto, enérgico, sencillo y cuentan los cronistas árabes que era tan piadoso que de su particular tesoro, pagaba los rescates de los prisioneros en tierras de cristianos y tomaba bajo su protección a los hijos y mujeres que sus hombres muertos en la guerra.
Internamente tuvo que sofocar la rebelión de sus dos medios hermanos, que se declararon independientes en los territorios de Toledo y Mérida, a los que derrotó con la ayuda de los Banu Qasi y los exilió al norte de África.
Mientras, un incipiente reino Astur resistía al poder cordobés consolidando unas lineas defensivas en torno a la ribera del Duero extendiéndose por la cornisa Cantábrica desde la Rioja hasta la misma Galicia.
Pero Hisham no estaba dispuesto a no tener toda la unificación de la península y puso todo su empeño en derrotar a aquellos rebeldes.
Por aquel entonces ya había muerto rey Mauregato y había proclamado a Bermudo I, llamado también el Diacono por estar en aquellos momentos sirviendo a la iglesia.
En la primavera del 791 en Emir envió dos aceifas contra el reino asturiano:
La primera entró remontando el río Ebro dividiendo sus tropas entrando a la vez en Álava y Castilla devastando la zona y haciendo desplazarse a las tropas cristianas hacía Galicia, donde parte de las tropas cordobesas entraron saqueando todo lo que encontraban... Bermudo quiso hacerles frente pero fue derrotado, huyendo por los pelos.
Es ahí donde se dio cuenta que nada tenía que hacer frente al Emirato y pensando en Asturias ya que necesitaban a alguien mucho más preparado que él.
Por lo tanto, no había pasado apenas ni dos años de su nombramiento cuando Bermudo I abdicó cediendo el poder al nieto de Alfonso I, el hijo de Fruela, Alfonso II el que pasaría a la historia como "el Casto" por no haberle conocido intimidad con mujer alguna, a pesar de que lo casaron con una tal doña Berta con la que jamás consumó el matrimonio.
¡Tal vez al pobre no le gustaban las mujeres!
¡Bueno, a lo que vamos! Fue ungido Rey por el rito visigodo para así diferenciar y reclamar ante el usurpador cordobés la antigüedad visigoda, situando en Asturias el legitimo reino hispano. ¡Una muy buena artimaña por parte de los asturianos para reconocerse como la reconquista cristiana!
Hasta la muerte prematura del Emir, ambos ejércitos se midieron las fuerzas cada primavera, aunque la batalla más importante tuvo lugar en Lutos.
Hisham que quiso hacer la misma táctica le había salido tan bien contra Bermudo, así que dividió su ejercito en dos, entrando una parte nuevamente por Álava y la otra parte avanzando por Galicia.
La campaña estaba siendo tan sencilla que más parecía un paseo triunfal. Los cordobeses avanzaban sin encontrar obstáculos en las ciudades ¡Demasiado sencillo para ser verdad! Porque al entrar en la zona del río Pigüeña el rey Alfonso I le estaba esperando para hacerle una gran emboscada donde murieron una gran cantidad entre ellos uno de los hermanos del propio Emir, llamado Abd al Malik.
Fue un terrible varapalo para las tropas cordobesas que la ofensiva siguiente vengó el Emir poniéndole precio a la cabeza del mismo Rey Astur, y aunque sus hombres volvieron cargados de victorias a Córdoba no consiguieron la cabeza del Rey, ya que no lo encontraron por ningún lado.
Las tierras francas también sufrieron los ataques del cordobés, las miras del Emir era intentar desbaratar la marca fronteriza de Carlomagno...
¿Qué es lo que hizo? Pues con buen tino jubiló a los generales que tantas victorias le habían dado a su padre pero que ya estaban viejos y cansados, colocando a dos jóvenes con ganas de triunfos... Dicen que dos hermanos llamados Abd al Malik y Abd al Karim.
Para ello ambos junto al Emir idean un plan que es con un fuerte ejercito Abd al Malik sube hasta Gerona que recientemente se había entregado a los francos, donde literalmente arrasa con ella, continuando hasta Narbona donde durante meses saquean los alrededores franceses, volviendo a Córdoba con miles de esclavos y una gran botín.
Cuentan que con todo ese botín Hisham rehace el puente romano sobre el río Guadalquivir y termina la Mezquita que había empezado su padre Abderraman I y se centró tambien en el patio y en construir el nuevo alminar.
Solo tardó apenas un año para arremeter de nuevo contra Alfonso II y esta vez fue en Astorga. El general musulmán Abd al Karim llegó a esta ciudad con más de diez mil jinetes donde en un primer movimiento envió hacía los cristianos la mitad de su ejercito y una vez ya debilitados envió al segundo grupo que les dio el batacazo final a el Casto que por un tiempo se mantuvo recluido en sus tierras.
Cuentan los cronistas que fue un hombre muy culto, fomentó los estudios teológicos y jurídicos y que tuvo muchas mujeres en su harem pero se enamoró locamente de una princesa franca llamada Aurea, regalada por Calomagno cuando firmó la paz con su padre Abderramán I, cuentan que desde el mismo momento que la conoció la llamó Zuruf que significa oro, con ella tuvo al hijo que más tarde reinaría Al Hakem I.
Pero eso, déjame que te lo cuente otro día.
Biografía:
Otra historia de Córdoba de Galisteo Roger -Crónicas de la provincia de Córdoba por Manuel Gonzales Llanas- Historia de España de la edad Media por Vicente Alvarez Palenzuela- Boletin de la Real Academia de la Historia. TOMO CLXXXVIII. NUMERO II. AÑO 1991-Compendio de historia Medieval Española de Isabel Rivero-Historia de España Antigua y media de Luis Suarez Fernández- De muerte violenta: política, religión y violencia en Al-Andalus por Maribel Fierro- la gran aventura del reino de Asturias por José Javier Esparza- Foto recogida de internet -
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