Cuenta la leyenda que una hermosa y acaudalada dama que mantenía una lucha con su hermano por los bienes que habían heredado de sus padres.
Los padres, deseosos de igualar la suerte de ambos hijos habían adjudicado a la mujer una parte mayor que al varón, que ya poseía notables rentas.
El hermano que no estaba conforme con la decisión, trató de variar el reparto pero su hermana no aceptó ningún cambio que no fuera el que habían decidido sus padres en el testamento.
¡Fue en aquel preciso momento cuando resolvió acabar con la vida de su hermana y así quedarse con todo!
Cuentan que la dama no se había casado y que cada vez que algún hombre iba a pedir su mano a su hermano, éste ponía alguna objeción para no aceptar, ya que así podría manipular su herencia sin tener los ojos delatores de un esposo.
La dama, decidió mudarse a una de las casas que había heredado de sus padres situada en la calle Gutierrez de los Ríos llamada anteriormente Almonas y cuentan que en aquella casa existía un pequeño "morador" que no era otro que un duende que quedó al instante prendado de la dama.
Martín que así se llamaba el duende, era el amor tan incondicional que sentía por ella, que no le importaba mostrarse a los ojos de gente extraña si todo era por defender a su bella dama.
Tanto es así que, durante seis años, se encargó de que cada vez que llegaba el hermano con intención de cometer el asesinato, hubiera tal escándalo en la casa que éste decidiera dejar pasar la ocasión, por exceso de testigos.
La comidilla de que en la casa de la calle Almonas había un duende se fue extendiendo por toda la ciudad, hasta que llegó el día en que la señora no pudo soportar más tan atenta compañía y decidió mudarse a la cercanía de la Mezquita- Catedral
¡De nada le sirvieron los ruegos al duende! Que le advirtió que no podría protegerla fuera de aquella casa.
Efectivamente, en la noche de Nochebuena, en la esquina de la calle Judería muy cerca de la Mezquita, su hermano la apuñaló mortalmente, desapareciendo del lugar sin ser visto.
Dejándose ver en los días siguientes fingiendo su pesar por la muerte de su hermana.
La antigua casa de la calle Almonas quedó vacía por miedo al duende y solamente el hermano, harto de no poder obtener rentas de ella, se decidió a ocuparla, considerando simples habladurías los relatos sobre el ser que vivía en aquella casa.
Unos meses después, el Corregidor avisado por los vecinos del barrio, hizo hundir la puerta que desde hacía varios días permanecía cerrada a cal y canto....
Encontrando al fratricida que se balanceaba de una soga y junto al ahorcado, una carta en la que se culpaba de la muerte de su hermana; frente a aquella estampa se encontraba el duende a vista de todos que adentrándose hacía el segundo patio de la casa desapareció... En el preciso instante en que nació su leyenda.
Fuente:
Paseos por Córdoba de Ramirez de Arellano- Foto recogida de internet
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