viernes, 30 de septiembre de 2011

Fernando Colón, el hijo cordobés del descubridor.


Retrato de Fernando Colón
Biblioteca Colombina- Sevilla
Mientras que Córdoba era desolada por una epidemia llamada "la peste" nacía de una relación dicen que extramarital, un niño al que llamaron Fernando y al que su padre reconoció poniéndole su apellido: Colón.
Ser hijo natural de una relación que no se mantuvo en el tiempo es tal vez lo que a Fernando Colón le marcó de por vida... Su padre Cristobal Colón el que más tarde fuera el descubridor de América, conoció a su madre la cordobesa Beatriz Enriquez de Arana por mediación del primo de ésta, un tal Diego de Arana del que el futuro Almirante había entablado amistad hasta tal punto que más tarde fue uno de los cordobeses que acompañó en su aventura al descubridor.
Otros cuentan que se conocieron a la salida de la Mezquita Catedral, cuando Colón fue increpado por unos críos alborotadores que se reían de él, pues tenía fama de estar un poco loco al contar la aventura que quería realizar; Beatriz que se encontraba allí, lo defendió que aquellos mini-malechores quedando prendado desde aquel momento de la cordobesa.
Bueno fuera como fuere, fue una historia de amor que duró al menos cinco años, los mismos que tuvo que esperar D. Cristobal  a ser recibido por los Reyes, a pesar de que el Cardenal González de Mendoza le negocia la entrevista...
Mientras, nuestro Colón entretenía su espera con la joven cordobesa que como bien dice D. Rafael Narbona - Beatriz era para Cristobal Colón un ángel bueno en medio de su desgracia, el consuelo de su soledad. ¡Preciosa frase, verdad!

Fernando nació un 15 de agosto de 1488 y el pequeño creció en Córdoba al amparo de su madre y junto con Diego su medio- hermano, el pequeño portugués que su padre traía del anterior matrimonio y que el mismo Cristobal Colón se había encargado de dejar al cuidado de doña Beatriz antes de partir a su primer viaje hacia las soñadas Indias...
Cuando regresó el marino convertido en Almirante de las tierras descubiertas, cambió el destino de ambos niños radicalmente.
No se sabe el por qué pero cuando volvió a Córdoba se llevó a ambos niños a la corte, tal vez aconsejado por la misma Reina, que le interesaría tener a sus hijos bien cerca para que Cristobal Colón le fuera fiel en referencia a sus viajes y tierras ¡Por qué no! Ya lo había hecho con el hijo del Emir granadino para que éste cumpliera su palabra. Así que sería una prueba más de ¡Como diríamos ... Afianzar su lealtad!

Es en ese preciso momento en que su madre, doña Beatriz desaparece de la vida de ambos niños... ¿Por qué? Pues realmente no se sabe, aunque muchos historiadores apuntan que podría ser el origen converso de la familia.
Cuentan que sobre todo la reina Isabel la que impide esa relación, mientras que otros dicen que fue a causa de una infidelidad por parte de doña Beatriz, envolviendo el misterio en un halo enigmático... El caso, yo me inclino mucho más por lo primero ya que Colón nunca olvida a Beatriz e incluso es mencionada en su testamento y pidiendo a su hijo que la cuide- según R. Narbona- la súplica a su hijo termina diciendo "siquiera sea por amor de mi" así que si hubiera sido por lo que otros dicen de una infidelidad jamás le hubiera dejado nada.
Lo misterioso es que madre e hijo nunca volvieron a verse, ni mantuvieron ningún tipo de contacto... De hecho Fernando Colón regaló a su primo, Pedro de Arana, la herencia que le había dejado su madre cuando murió:

Córdoba, 17 de agosto de 1525 

“… una heredad de casas, bodega, lagar e pila e tinajas e huerta que en las dichas casas esta, que yo he e tengo mia dentro del lugar de Santa María de Trasyerra, lugar e termino desta dicha ciudad de Cordoua, e alinda con casas lagar de Christoual Ruis Correa e con casa de herederos de pedro de Palma; e asimismo vos o en esta dicha donacion dos pedazos de viñas, que son de la dicha heredad, que yo he e tengo mios en la mitacion de dicho lugar de Santa Maria de Trasyerra, en el vno en el pago del Quixigar, que se llama la viña de la Caballera e alinda con viñas del Jurado Pineda y con viñas de Diego de Jaen, e el otro pedazo, questa junto con la dicha villa, alinda con viñas de los herederos de Pedro de Palma, que Dios aya; e aimysmo vos do en esta dicha donacion vna heredad de huerta, arboles e terreno, con todo lo que le pertenece, que y he e tengo mia en la dicha mitacion de la villa de Santa María de Trasyerra, en el pago de Val de las Huertas, e alinda con el camino que va al molino e con el arroyo e con huertas de Juan Ruis Buenosvinos e con viñas de mi el dicho don Hernando Colon; e asimismo vos do en esta dicha huerta de suso alindada, la qual dicha huerta e viñas tiene a rrenta de por vida Juan Ruis Buenosvinos, vecino de la dicha villa de Santa Maria e Trasyerra”.


Bueno ¡Volvamos a la historia!: Estando ambos niños en la Corte cuentan que tanto Fernando como Diego estudiaron con los mismos tutores que tenía el infante donde recibió una educación esmerada siendo nombrados pajes del malogrado príncipe D. Juan de Aragón, aquel que cuenta la gente que murió de "exceso de amor" pero que realmente murió de un tuberculosis. 
Como refiere -D. Antonio Crespo en su maravilloso trabajo- fue paje durante ocho años compartiendo el día a día con príncipes, infantes y otros cachorros de la nobleza, en una Corte itinerante que se desplazaba continuamente al igual que los reyes. 
Es al cumplir los 14 años cuando participó en la cuarta expedición de su padre al Nuevo Mundo, poniendo en práctica los conocimientos teóricos adquiridos hasta entonces. ¡Dos años de viaje en que él mismo calificó de desastrosos!
A la vuelta de aquel viaje, Cristobal Colón ya venía enfermo y es en Valladolid donde se encontraba la Corte donde fallece el descubridor en el mes de mayo de 1506. ¡Muerto el Almirante, las cosas cambian de nuevo para ambos hermanos!
Los Reyes revocaron la disposición que ellos mismos le habían dado a Cristobal Colón como Virrey y gobernador de las tierras descubiertas.
Diego, su primogénito, reclama el título de virrey de los territorios descubiertos por su padre judicialmente y los que pasaron a la historia con el nombre "pleitos colombinos".
Como defensores del marino se presentaron sus hijos y como acusador de este pleito el rey el Católico que olvidó lo que tenía pactado con Colón durante 8 años y que se firmó en las Capitulaciones de Santa Fe el 17 de Abril de 1492. 
Fernando renunciaba a la herencia a favor de su hermano a cambio de una fuerte suma económica que le permitiría vivir cómodamente hasta el último día de su vida.

Cuando su hermano fue nombrado gobernador de la Española, se embarcó con él hacía aquellas tierras, aunque no estuvo mucho tiempo volviendo de nuevo a la Corte.
Viajó por toda España y Europa para la adquisición de libros- como dice Carmen Álvarez- comprando los títulos impresos y manuscritos que el mercado le ofrecían: Libros de medicina, alquimia, astronomía, música, etc... Que catalogaba, fechaba e incluso le ponía comentarios sobre lo que le había parecido la obra. 
Acompañó al monarca en su primer viaje a Alemania donde conoció personalmente a Erasmo de Rotterdam ¡Anda, para que digan del cordobés! viajó a los Países Bajos, Inglaterra y norte de Italia donde seguía adquiriendo una gran cantidad de libros, lástima que algunos que fueron enviados por barco, éste naufragara y con él los ejemplares.

A la muerte del rey Fernando, Hernando Colón contaba con 28 años y era en aquellos momento un personaje importante en la Corte y el nuevo heredero Carlos V no dudó en utilizarlo como asesor participando en un consejo que se celebró en Badajoz en la que tanto la corona de Castilla como la portuguesa se disputaban una isla "La isla de las especieras", arbitrando en que la pugna de esta isla era más política que cartográfica, escribiendo hasta tres memoriales sobre el asunto,  por lo que el rey le agradeció su trabajo.

En 1526 se establece definitivamente de Sevilla donde compró una casa para vivir y sobre todo para instalar la biblioteca que había comenzado. Su hermano le pasaba una renta vitalicia de 200.000 maravidies anuales lo que le permitió seguir comprando libros ¡Autorizados o no! ya que se sentía totalmente amparado por el emperador.

Escribió un libro donde relataba la vida de su padre titulado "Historia del Almirante" jamás lo vio publicado y a su muerte el manuscrito paso a manos de su hermano Diego, que lo guardó hasta que su hijo Luis lo dio en pago de una deuda a un veneciano llamado Baliano de Fornari quien a su vez, se lo llevó a su tierra e imprimió en 1571, treinta años después de la muerte del cordobés.
El libro consta de 108 capítulos donde se puede leer desde la biografía de Cristobal Colón, hasta sus últimos días pasando por los cuatro viajes.
Aunque en el libro no aclara el lugar de nacimiento de su padre, lo que desde luego hace pensar que fuera converso, dándole un linaje noble que hoy en día se ha confirmado de que es mentira y entre otras cosas afirma que su padre era viudo cuando abandonó Portugal lo que para él sería muy importante ya que sin nombrar a su madre, que no la nombra en todo el libro, deja bien patente que su padre estaba viudo cuando conoció a su madre.

Aparte de éste libro y sus proyectos cartográficos, dibujó planos y mapas de provincias, regiones y países que demuestran su notable inclinación por los asuntos cosmográficos.
Fernando Colón se dedicó a su verdadera pasión, los libros.
Como decía Ricardo Molina en uno de sus artículos- era meticuloso, sistemático y previsor por lo tanto ideal para realizar los catálogos bibliográficos para clasificar los libros que leía, y anotaba su precio y el lugar donde lo había adquirido- prosigue D. Ricardo - su biblioteca, llegó a reunir en Sevilla más de 20.000 volúmenes, y fue perfectamente consciente de la importancia de ésta.

D. Fernando Colón muere en Sevilla en 1539 sin nunca más ir a su tierra y es enterrado en la Catedral sevillana.

Testamento de Fernando Colón
Según J. María Ortiz, en un principio su biblioteca estaba en la casa que D. Fernando Colón tenía en Sevilla, situada junto a la puerta Real y después de estar algún tiempo pasó al convento de los dominicos.
En sus ultimas voluntades dispone la cantidad de 100.000 maravedíes para sostener su legado y ordenando gastar - prosigue Ortiz Suárez-  parte de ello en estanterías y una reja a seis pies de distancia y junto a ésta reja un atril corrido en que el encargado pusiese los libros y el lector pudiera manejar pero no llevar.
Pero "sus consejos" para sus libros no fueron escuchados, con la mala fortuna que su sobrino y heredero, Luis Colón jamás tuvo intención de conservar la biblioteca, cediéndola a la Catedral en 1552 y según D. Ricardo Molina, es a partir de entonces donde empieza a perderse libros.
Tal vez la dejadez, la ignorancia o ambas cosa, fue lo que le hizo sufrir el abandono este maravilloso legado que según el señor Molina dice en su artículo, la biblioteca Colombina estuvo a cargo de los barrenderos de la Catedral sevillana y según testimonio de D. Rafael Tabares, los chiquillos jugaban con los libros e incluso coleccionistas consiguieron libros por el irrisorio precio de diez pesetas.
De haberse conservado como se debiera, sería una de las más grandes del mundo, hoy en día apenas se conservan 4.000 volúmenes en la Catedral.



Fuentes consultadas:
La historia del Almirante don Cristobal Colon por Hernando Colon- El hijo bibliofilo de Cristobal Colón logró formar una biblioteca de más de 15.000 libros de J. Delfín Val El Mundo Castilla y León 13/10/2008- Hernando Colón. Una biblioteca excepcional, la de Hernando Colón (1488-1539) y la actual edición de su "Catálogo concordado". (Sevilla 1993) de Pedro Talavera Deniz Universidad de Barcelona - La descripción y cosmografía de España: el mapa que nunca existió de Antonio Crespo Sanz- Beatriz Enríquez de Harana y Cristobal Colón escrito por José de la Torre y Cerro-Historia del Almirante edición de Luis Arraz- Fernando Colón: Bibliofilo perfecto de Ricardo Molina Diario de Córdoba 03/05/1962- Fernando Colón de Córdoba a América el bibliofilo D. Fernando Colon por J. María Ortiz Suárez Diario de Córdoba 02/09/1962- Alhakem y Fernando Colón prototipos de bibliófilos de Ricardo Molina Diario de Córdoba 05/10/1962- Lugares colombinos en Córdoba por Marcelino Duran Diario de Córdoba 12/10/1959 El itinerario de adquisiciones de libro de mano de hermando Colón de Carmen Alvarez Marquez- La epidemia de 1488 en Córdoba por Margarita Cabrera Sánchez (2009) Universidad de Córdoba-Foto recogida de Wikipedía.

sábado, 24 de septiembre de 2011

El motín del pan y las cordobesas




Felipe IV no cumplió como rey; fue uno de "los Austrias" que dejó su reino en manos de un valido, mientras él saltaba de cama en cama... 
El colega era lo que hoy llamaríamos un sexo- adicto que le gustaban solteras, casadas, monjas, de alta alcurnia o de los bajos fondos, y por supuesto bastantes actrices.
Primero lo casaron con Isabel de Borbón hija del rey de Francia con la que ya, según las malas lenguas, había tenido sus "más y sus menos" en la infancia ¡Fueron muy precoz los muchacho!  y con la que tuvo siete retoños de los que le vivió una hija que fue casada con Luis XIV de Francia.
Muerta su primera esposa lo casaron con su sobrina, una niña de apenas doce años a la que le hizo cinco hijos de los que vivieron solo una hija que murió a los veintiún años y un hijo tontaina que llegaría a ser Carlos II "El Hechizado".

Cuentan que extramaritales hubo 46 churumbeles, así que os podéis imaginar el tiempo que tuvo "el notas" de gobernar su reino.
El caso es que entre tanto revolcón y ese desenfreno sexual que tuvo perdió Portugal, la guerra contra Flandes, la de Francia y por poco los condados catalanes, esto hizo que las arcas  del estado estuvieran pronto vacías con la presión a sus súbditos de la subida de impuestos.

¡Ya teníamos un caldo de cultivo importante en España!

Con este panorama político en este país, Córdoba no era diferente, la nobleza amasaba grandes fortunas mientras que lo pobres eran cada vez más pobres ¡La realidad es que no hemos cambiado mucho!
Además, sufrió una epidemia de peste que se llevó por delante, dicen algunos historiadores que 13.000 personas de una población de unos 40.000 habitantes que durante meses nadie podía salir ni entrar de a la ciudad.
En tan solo dos años, 1648 a 1650, fue suficiente para acabar con un tercio de la población  que habían dejado muy maltrechos a los cordobeses; a esto se unió el incremento del precio tras malas cosechas y por lo tanto daba vez menos alimentos. ¡Quien no murió de peste ahora moría de hambre! 
En 1651 la cosecha de trigo fue escasa, y para colmo fueron los poderosos, nobles y clero, los que  acapararon suficiente grano para especular con el precio del mercado... 

Antes los primeros alborotos el alcalde de turno se empleó con dureza contra los más humildes que veían como sus hijos morían de hambre sin poder hacer nada; ni tan siquiera el Corregidor de la ciudad Pedro Alonso Florez y Montenegro, Vizconde de Peña Parda no tomó ni una decisión que pudiera dar alivio a las miles de personas con la desastrosa situación.

Todo comenzó un 6 de Mayo cuando una mujer con su hijo muerto en su brazos, comenzó a dar gritos por la calles del barrio de San Lorenzo, a ella se iban uniendo otras mujeres que alzaron su voz para indicarle a sus hombres que había llegado la hora de levantarse contra el poder que no fueran unos cobardes.
- ¡Cuantos hijos tenéis que ver morir para no ser tan cobardes!- Gritaban las mujeres de calle en calle.
- ¡Si no lo hacéis vosotros, seremos nosotras las que nos levantaremos! ¡No vamos a permitir que se nos mueran más hijos de hambre!- Seguían gritando-
Poco a poco los ánimos se fueron calentando y un grupo de hombres armados con hoces, palos y guadañas, se dirigieron a la casa del Corregidor que cuál cobarde, viendo lo que le venía encima, se había fugado y escondido en el convento de los Trinitarios tomando asilo de sagrado ¡Mucho caballero de la orden de Santiago, pero cobarde como él solo, el vizconde!

Los amotinados sacaron de la casa del cobarde todo los alimentos que tenía y el trigo almacenado y lo llevan al pósito para que la población hambrienta pueda alimentarse.
De allí, los sublevados que se empezaron a contar por cientos se apoderan de la torre de la Calahorra que daba entrada a la ciudad haciendo que la gran mayoría de caballeros se marchen de la ciudad atemorizados y cuyas casas fueron desvalijadas y cogido todo el trigo que tenían almacenado.

El día 7 la turba es ya de miles, y continuaron asaltando casas de familias acomodadas donde descubrieron grandes cantidades de trigo acaparado en sus almacenes acaparado por los especuladores, entre ellos clérigos del cabildo de la Catedral, situación que no hizo sino encender más la mecha de la indignación....

La anarquía llegó a ser total el 8 de Mayo. Que se van haciendo con los puntos estratégicos de la ciudad, como la puerta de Gallegos y de las murallas como medida de protección sobre un posible ataque; concentrando a grandes grupos en torno a río, pues empezó a circular el rumor de que el marqués de Priego y el conde de Cabra estaban preparándose para atacar Córdoba.... 
La ira popular se desbordó en acciones de gran violencia  apoderándose de grandes cantidades de dineros de los palacios devastados y de gran cantidad de armas.
El caos fue tremendo y la muerte por un bando hambriento y otro defendiendo sus casas y lacenas, se hizo presente en regueros de sangre...

Pero allí se encaminó Don Diego Fernández de Córdoba como Veinticuatro de la ciudad intervinieron en la confianza de los sublevados y trajeron un poco de cordura, dirigiéndose a los ciudadanos prometiendo que si deponían las armas y su actitud él daba su palabra del abaratamiento del precio del trigo.
¡La gente solo quería comer y darle pan a sus hijos! Así que lo nombran nuevo corregidor a Fernández de Córdoba, siendo el obispo fray Pedro el - según Calvo Poyato- quien le entregó las insignias propias de su cargo en medio de los vítores del pueblo y de fuertes descargas de arcabuces.

A partir de esos días la ciudad  vivió una decreciente agitación y como mediadores el poder eclesiástico como bien tenían acostumbrados a los españoles los Austrias, Felipe IV libró la suma de 100.000 ducados para la compra del trigo y por consiguiente el abaratamiento del precio del pan, con esta medidas los ánimos se fueron templando aunque no dejaron de haber alguna que otra represalia del bando de los caballeros contra la gente del pueblo y viceversa... Apuntando el rumor de que una vez que los ánimos se fueran calmado habría represalias contra los cabecillas del motín .
Para tratar de poner fin a todo esto el obispo fray Pedro junto con el Corregidor obtuvieron del Rey un perdón general que fue pregonado por todos los rincones de la ciudad.



Fuentes consultadas:
La revuelta de córdoba de 1652 por José Calvo Poyato. La Revista de la Historia, nº 65. Madrid. 2004.El Catalogo de los Obispos de Córdoba - Repercusiones de la crisis de subsistencia, Crónicas de Córdoba y sus pueblos de Luis Segado Gómez- Historia de la ciudad de Córdoba de Antonio Jaen- Consultado libro de Actividad Teatral de Córdoba- Paseos por Córdoba de D. Teodomiro Ramirez de Arellano-Cordobapedia- Fotos recogida de Internet

sábado, 17 de septiembre de 2011

Martin López de Córdoba un caballero de D. Pedro "Cruel"





La pugna que sostuvieron el Rey de Castilla don Pedro I y su hermanastro Enrique de Trastámara fue un enfrentamiento fratricida por la disputa de un trono.
La guerra castellana proseguía de forma cada vez más terrible, muchos miembros de la nobleza se sumaron al bando del futuro vencedor teniendo asegurado, desde el primer momento, la conservación de sus bienes e influencia; otros supieron ver a tiempo la profunda fosa a la que se encaminaba el Rey legitimo y cambiaron de bando oportunamente, cuando parecía seguro el triunfo del pretendiente. 
Finalmente, un grupo nada escaso de ellos persistieron en su fidelidad al rey D. Pedro I como es el caso de los López de Córdoba.
Según afirma L de Castro y Salazar- D. Martín López de Córdoba fue bisnieto de uno de los conquistadores de Córdoba, un tal Muñoz Martín hermano del conocido adalid Domingo Muñoz. Hijo de Pascual López de Córdoba y doña Leonor Sánchez Manuel sobrina de D. Juan Manuel, príncipe de Villena ¡Que sí... ese que estáis pensando, el autor del Conde Lucanor!
Bueno, al caso:
La presencia de Martín López de Córdoba en la Corte de D. Pedro empezó siendo mínima como camarero del Rey a participar de manera destacada, en algunas de las operaciones militares dirigidas contra Aragón. 
Así que Pedro I decidió recompensar su fidelidad concediéndole, en concepto de señorío la villa de Monturque que junto con Montilla y Aguilar había formado parte del señorío perteneciente hasta unos años antes a Alfonso Fernández Coronel que fue ajusticiado por rebeldía al monarca pasando sus tierras a la Corona. Pero eso déjame que lo cuente otro día.

En 1359, el monarca le otorga también en tierras de Córdoba y como señorío, la heredad o aldea de Cascajar que a partir de ese momento pasó a llamarse Villafranca.
Tres años más tarde, el Rey le hizo donación de todos los bienes de Alfonso Fernández Coronel había poseído en esta última ciudad como en Córdoba, así como de las aceñas denominadas del "Adalid" también ubicadas en Córdoba y la Torre de Argamasilla, que había pertenecido anteriormente a Alvar Pérez de Guzmán.
En 1364 y por orden del rey, acompañado de 2.000 jinetes causó graves daños a las tropas aragonesas... Poco tiempo después el monarca en agradecimiento a sus servicios le encomendó el maestrazgo de la orden de Alcántara, que había quedado vacante tras la muerte del anterior maestre. 
Pese a todo y antes de ser nombrado maestre de Alcántara, Martín López de Córdoba contrajo matrimonio con Sancha Carrillo; de este matrimonio nacieron Álvaro y Leonor. 
El primero fue fray Álvaro de Córdoba, un personaje muy famoso de la historia religiosa de la ciudad llegó a ser confesor de la reina Catalina de Lancáster. 
Su hija a la que como hemos dicho se llamó Leonor, fue valida de la reina y pasó a la historia como una de las primeras mujeres escritoras. Pero de eso déjame que lo cuente otro día
Fuera del matrimonio tuvo al menos otro hijo llamado Lope López de Haro, con una ilustre dama hija de D. Alvar Diaz llamada Teresa Alvarez de Haro que la mantuvo como amante durante su matrimonio, después de que muriera su esposa y él ingresara en la orden de Alcantara.


La guerra civil proseguía dando lugar a la división del reino en dos bandos que empezaron a ser irreconciliables.
Córdoba, abrazó en gran parte la causa del pretendiente con una lucha encarnizada contra Don Pedro que envió a D. Martín a Córdoba, su tierra natal, con la orden de eliminar a algunos miembros de la nobleza de la ciudad que habían abrazado la causa de D. Enrique de Trastámara, ordenando cortarle la cabeza, entre otros, a D. Gonzalo Fernández de Córdoba, D. Alfonso señor de Monturque, D. Diego Fernández, Aguacíl mayor...
Batalla de Nájera
Sin embargo la ejecución no se llevó nunca a cabo porque el Maestre no sólo no cumplió el mandato regio sino que puso en conocimiento de los interesados la rotunda resolución del Rey dándoles la ocasión de huir.   

Cuando Pedro el Cruel se enteró de lo sucedido, se puso en contacto con Pedro Girón, comendador de Martos y le prometió nombrarlo Maestre de Calatrava si encarcelaba a D. Martín que poco a poco fue recobrando el favor regio de nuevo, ya que jugó un papel fundamental como embajador del Rey en Inglaterra, donde viajó para entrevistarse con Eduardo III con el fin de que el inglés prohibiera a sus súbditos aliarse a la causa del Trastámara...
D. Martín encuentra apoyo en Eduardo III ya que ve una esplendida oportunidad de ir de una manera indirecta contra Francia. Si ellos apoyaban al Cruel para mantener su corona en Castilla, éste en agradecimiento no tendría ningún tipo de alianza con Francia durante su reinado. 
Así que le suministró armas y hombres, entrando en batalla contra D. Enrique un ejercito anglo-castellano en Nájera en 1367.
Pero D. Pedro no pagó a los ingleses y molesto el príncipe inglés de que no había pagado la campaña y enterado de la forma sanguinaria que "El Cruel" tomaba venganza en sus prisioneros, decide romper la alianza con el castellano y abandonar la península dejando a D. Pedro con un palmo de narices...

Representación de la Batalla de Montiel


En marzo de 1369, cuando tuvo lugar el cerco de Pedro I en Montiel, el Maestre se encontraba en Baeza donde había llegado provisto de tropas y dispuesto a auxiliar al Rey.
Consumada la tragedia de Montiel donde D. Pedro fue acorralado y asesinado por su propio medio Hermano D. Enrique de Trastámara.
D. Martín se refugió en Carmona, se apoderó de los alcázares y se encargó de la custodia del tesoro real y de los hijos del monarca. 
Allí permaneció al amparo de sus murallas durante el cerco al que fue sometida la villa, que duró más de un año.

Poco después iniciando entonces sus gestiones con los habitantes de Carmona para que reconocieran por Rey a uno de los hijos del difunto. Insistiendo que sus protegidos tenían más derecho a la corona que el bastardo de D. Enrique y sostenía que algunos de éstos eran legítimos ya que Pedro I, después de muerta doña María de Padilla, se había casado con la madre de ellos, argumento más que problemático. 

En 1371 pactó con el Trastámara la entrega de la plaza, a cambio de que el nuevo Rey respetase sus vidas... Sin embargo, el monarca no cumplió su promesa y D. Martín López de Córdoba fue quemado en una hoguera en Sevilla después de serle amputadas las manos y los pies.

Todos sus bienes fueron confiscados, entre ellos los señoríos de Monturque y Villafranca. 
El primero de ellos fue entregado por Enrique II en 1370 a Gonzalo Fernández de Córdoba, III señor de Cañete y fiel partidario de la causa de este último, mientras que el señorío de Villafranca, terminó por formar parte de la orden de Calatrava.
Esta es la vida de un caballero que estuvo a la alturas de las circunstancias pero en el bando equivocado.
D. Martín López de Córdoba se encuentra enterrado en la iglesia de San Pablo en Córdoba






*Editado para colocar fotografía lápida  en Enero de 2012





Fuentes Consultadas:
El destino de la nobleza petrista: La familia del maestre Martín López de Córdoba por Margarita Cabrera Sánchez* Universidad de Córdoba-  Martin López de Cordoba por Covadonga vadaliso Casanova *Real Academia de la Historia- Genealogista Luis de Cartro y Salazar- Crónicas de los reyes de Castilla de Pero López de Ayala de J. J. Fabregat, Antonio Carnicero, Jerónimo Zurita- Wikipedía- Foto recogida de Internet


viernes, 9 de septiembre de 2011

La primera aparición de la virgen de La Fuensanta





Cuenta la leyenda que la primera aparición de la virgen fue a Gonzalo García, de oficio cardador, vecino de San Lorenzo cuya esposa e hija tenia enfermas, la primera paralitica y la segunda demente.
Gonzalo contó que al poco de salir por la puerta de Baeza, cerca del arroyo de las Piedras, se encontró con dos hermosas mujeres y un mancebo, indicándole una de ellas que tomara un jarro de agua de una fuente cercana que le señalaron y su mujer e hija sanarían si bebían de aquella agua.
El pobre hombre los miró con cara de asombro sin saber el por qué sabían que su mujer y su hija estaban enfermas.
El mancebo ante su duda, le confirmó que hiciera lo que le decía la madre de Cristo porque él y su hermana Victoria le habían alcanzado ese favor de la Virgen, desapareciendo después.
Tras esto volvió a la puerta de Baeza a comprar un jarro, que llenó de agua de la fuente indicada, y dio de beber a su mujer e hija que sanaron tras beberla.

Corrió como la pólvora la noticia en Córdoba y numerosos cordobeses se acercaron a la fuente a beber de aquellas milagrosas aguas que curaron a numerosos enfermos.
Uno de ellos, un ermitaño de la Albaida, tras verse curado de su enfermedad, tuvo una visión en la que se le revelaba la existencia de una imagen de la Virgen en el interior del tronco de una higuera cercana a la fuente, puesto el hecho en conocimiento del Obispo don Sancho de Rojas, éste ordenó cortar el tronco apareciendo la imagen tal y como había dicho el ermitaño.
Para dar culto a la Virgen se levanta en primer lugar un humilladero, sustituido al poco tiempo por otro mayor y un brocal para recoger el agua, que a fines del siglo XV son cubiertos y protegidos por una capilla gótica de planta cuadrada.
A su vez la iglesia, parece que empieza a levantarse en 1450, estando terminada en 1454, si bien sería muy diferente a la que conocemos actualmente, ya que tuvo varias remodelaciones, la más importante fue en 1649 que le otorgó su configuración actual, siendo probablemente la portada lateral lo único que permanezca de la primitiva iglesia, junto con la entrada a la antigua hospedería situada al otro lado del patio sufragada con los donativos de doña María, esposa del rey Alonso de Aragón que visitó el Santuario en 1455 para curar su enfermedad.
Existe un documento que recoge el testamento de la esposa de Gonzalo García, primera persona que se le pareció la virgen, doña Isabel Rodríguez la primera persona en sanar con las aguas.
El testamento está fechado el 25 de enero de 1481. En el testamento reparte todos sus bienes a sus nietos y encomienda el cuidado de las reliquias que aparecieron en la fuente y que fueron recogidas por su esposo a Catalina López la serrana beata que mora en la Magdalena...

La festividad de Nuestra Señora La Virgen de la Fuensanta se celebra el día 8 de Septiembre.
El origen de esta devoción comienza en la primera mitad del siglo XV.




Este documento pertenece al fondo de protocolos notariales de Córdoba

sábado, 3 de septiembre de 2011

La leyenda de los Comendadores

 ¿Realidad o ficción?



Cuenta la leyenda que Fernán Alonso de Córdoba, estaba casado con Doña Beatriz de Hinestrosa una joven dama de extremada belleza.
Tanto doña Beatriz como Fernán eran envidiados por toda la corte de D. Juan II de Castilla, ya no solo por el puesto que tenía su esposo y el reconocimiento del Rey sino que la ilustre señora era muy tenida en cuenta a causa de la familia de donde provenía pues era nieta de doña Leonor López de Córdoba la que fue valida y por lo tanto mujer muy influyente en la Corte, de doña Catalina de Lancaster, madre del que era actual Rey.

Pese a aquella regalada existencia, la pareja tan dichosa compartía una frustración y era la de no haber tenido hijos. Cuentan las crónicas que hicieron todo lo posible y lo imposible por lograr descendencia, desde solemnes promesas religiosas hasta conjuros de adivinos y sortilegios de hechiceros.
Sin embargo todo fue inútil... 
Don Fernán Alonso desengañado de brujos y doctores pensó que tenía que confiar más en su amor por su esposa y que se incrementaría más cerca de ella.
Así que decidió no estar tanto tiempo alejado del hogar y resolvió  marcharse de la Corte y volver a su ciudad, alejándose de las perturbaciones cortesanas.
El monarca castellano que como es sabido le tenía en gran estima, no quiso dejarle marchar sin entregarle un regalo de recuerdo de aquellos tiempos pasados trabajando para él. 
D. Juan le regaló un valioso anillo primorosamente trabajado que se distinguía por ser una verdadera obra de arte y que Fernán entregó a su esposa por el profundo amor que le tenía.

No llevaban mucho tiempo en Córdoba llevando una vida retirada cuando un día recibieron la visita de sus primos, los comendadores Don Fernando Alfonso Comendador del Moral, Don Jorge Comendador en Calatrava y hermanos del que más tarde sería Obispo de Córdoba, Don Pedro de Córdoba y Solier.

Doña Beatriz como buena anfitriona, se apresuró a festejar y dedicar todas las atenciones que le fuera posible pues no deseaba regatear ningún agasajo a aquellos familiares de su esposo.
Así pues, las fiestas y banquetes en honor de los calatravos se fueron sucediendo y en todo momento presidía tales acontecimientos Doña Beatriz.
Sin poder evitar el efecto que la hermosa dama causaba, el comendador don Jorge se enamoró perdidamente de ella y muy pronto el amor por ella pasó a ser una incontrolable pasión.
Los comendadores continuaron durante algún tiempo en Córdoba y nada hacía pensar en que Don Jorge tuviera ni siquiera la posibilidad de declararle sus sentimientos a la bella mujer de su primo; pero una importantísima petición del Rey hizo que Fernán Alonso tuviera que ir a la corte a la solicitud del Monarca, a pesar de que le desagradarse profundamente tener que distanciarse de su esposa. 

Partió por lo tanto muy entristecido, a la vez que solicitó a sus primos, los Comendadores, que cuidaran de su esposa. 
Al cabo de tres meses de ausencia las cartas de Doña Beatriz comenzaron a ser menos frecuentes y al mismo tiempo, Don Fernán Alonso comenzó a recibir cartas de un fiel criado suyo en las que se le invitaba a regresar lo antes posible.
Mientras, un día recibió en la Corte la visita de su primo D. Jorge que venía desde Córdoba para solicitar una audiencia a Juan II.
Los dos parientes hablaron de Doña Beatriz, alegrándose su marido de poseer tan buenas noticias sobre su esposa y de que los comendadores la tuvieran en tanta estima. 
Marchó Don Jorge a entrevistarse con el Rey y después regresó rápidamente a Córdoba.
Mientras tanto Fernán Alonso recibió orden del Monarca por la cual le requería que se presentara ante él con la mayor urgencia y una vez en su presencia, el Rey le habló visiblemente enojado:
- ¡Os creía mejor vasallo!- dijo el Rey- ¡Os ha importando muy poco el anillo que os regalé!
- No se a que os referís mi señor- le dijo el veinticuatro al Rey 
El Monarca le contestó que acababa de ver puesto en un dedo de su mano derecha el anillo que le había regalado a su primo cuando el comendador se había despedido de él.
D. Fernán Alonso sólo pudo articular algunas palabras para decir que consideraba que guardar su anillo era lo mismo que guardar su honra y que si había perdido la joya es que también había perdido el honor; hincó su rodilla en tierra y solicitó al monarca permiso para poder recuperar ambas cosas: El anillo y su honor.
Plaza de conde de Priego mirando a Santa Marina

El rey Don Juan entendió que algo grave le ocurría al digno caballero y le concedió licencia para regresar a Córdoba
Así que D. Fernán Alonso marchó de la corte a lomos de su caballo, y sin tomarse más descansos que los necesarios para que su cabalgadura pudiera continuar, el ofendido caballero veinticuatro llegó a su casona de Córdoba que se alzaba frente a la Iglesia de Santa Marina.

Doña Beatriz salió a su encuentro y se mostró encantadora... Tanto, que D. Fernán Alonso llegó a dudar de que la afrenta fuera cierta; por ello decidió aguardar silencio y así poder comprobar si se había cometido contra él alguna villanía. 
El aspecto de la morada del caballero era digno y satisfactorio y se oían risas y canciones. D. Fernán Alonso casi llegó a convencerse de que su mujer era inocente e incapaz de ninguna traición.
Al amanecer salió al jardín, donde le esperaba su fiel criado Rodrigo y este le informó de la horrible verdad: 
Que Doña Beatriz y Don Jorge eran amantes y que en infinitas ocasiones habían mancillado el lecho conyugal del veinticuatro de Córdoba.
Lleno entonces de furia y de deseo de venganza, juró que vengaría su ofensa y aquella misma noche organizó una partida de caza con el fin de probar a los comendadores calatravos.

Tal y como él esperaba, ninguno de los dos quisieron formar parte de la expedición, con el pretexto de que tenían asuntos urgentes pendientes en la ciudad. 
Entonces Don Fernán Alonso simuló ir solo a la partida de caza, dejándoles a ellos en libertad de obrar como quisieran
Autor Jose María Rodríguez de Losada (1872)
Diputación de Córdoba
En cuanto que el caballero veinticuatro partió de cacería, se reunieron los cuatro: Doña Beatriz, los dos comendadores y una prima suya con la que compartía secretos y pecados, en uno de los salones de la casa.
Cenaron los cuatro y bailaron al son de un laúd, tañido con maestría por los jóvenes y alocados comendadores. 
Mientras tanto, el veinticuatro se deslizaba sigilosamente por el jardín y se dedicó a espiar a los culpables y a esperar el momento propicio para vengarse.
Cuando las dos parejas de amantes dieron por terminada su alegre reunión, ambas parejas se retiraron a los aposentos de la casa. 
¡¡Ése era el momento que aguardaba el ofendido esposo de Doña Beatriz para pillar a su mujer in fraganti…!!

Con la velocidad de un rayo entró en el cuarto donde se hallaban su esposa y su primo Don Jorge apuñalando primero a su esposa con una daga y después, con su espada mató al comendador que ya corría en busca de la suya. 
Entretanto todo ser viviente que se puso en su camino fue aniquilado y seguidamente, entró Don Fernán en la habitación de su otro primo y los mató a él y a la prima de su ya fallecida esposa. 
Fernán, determinado,
en su cólera encendido
siguió la injusta venganza
desde el mayor al más chico
Mató escuderos, porteros,
dueñas y mozas de servicio,
a mecánicos criados,
pajes de faldas pulidos
porque todos consintieron
el adulterio maligno
                     (Romance de Juan Rufo)

Cuando Don Fernán Alonso hubo cumplido su venganza, despareció en la oscura noche seguido de su leal criado Rodrigo, para tratar de dar olvido a su tremenda desgracia, ocultándose en algún lugar lejano.

HECHOS REALES:

Pocas son las leyendas que se puedan decir que parten de un hecho ocurrido de verdad, como esta leyenda está basada en un hecho histórico ocurrido en 1448.
El hecho fue recogido por romances como los de Antón de Montoro y Juan Rufo y más tarde Lope de Vega se basó en esta historia para hacer una obra de teatro.
La leyenda habla de personajes que se pueden contrastar en los árboles genealógicos de antaño:
Por ejemplo don Fernando Alonso de Córdoba el esposo celoso y asesino, fue uno de los caballeros más importantes de Córdoba y contaba entre los Veinticuatro de la ciudad y fue el primer señor de Belmonte, hijo de Alfonso Fernández de Córdoba, señor de Herrera de los Palacios y de doña Teresa Álvarez Gaytan y Fernández de Vargas. 
Tuvo también una hermana llamada Mayor Martinez de Córdoba que casó con Gonzalo Mendez de Sotomayor señor de las Alcaycerias de Córdoba entroncando con las casa de los Aguayo.
Este hombre se casó en primera nupcias con la que asesinó llamada doña Beatriz de Hinestrosa que era hija de D. Martin López de Hinestrosa Canciller de Castilla, señor de Teba y también Veinticuatro de Córdoba y por lo tanto nieta de la famosa doña Leonor López de Córdoba favorita de la reina Catalina, madre del Rey D. Juan II y biznieta del famoso Maestre D. Martin López de Córdoba, célebre por su lealtad a Pedro "El Cruel" y a quien D. Enrique II hizo degollar en Sevilla.
Doña Beatriz se encuentra sepultada en la misma sepultura de su abuela como en la Capilla del Real Convento de San Pablo, como bien apuntan en el libro genealógico de los Cabrera el testamento de doña Leonor López de Córdoba:

"Que su marido Ruy Gutierrez de Hinestrosa sea sepultado a su lado derecho y que su hijo sea trasladado a su lado izquierdo y que sus dos nietas Beatriz Henestrosa y Catalina de Guzmán sean sepultadas en su misma sepultura (...) 
(...) Cuando muera su hijo D. Martin López de Hinestrosa , Chanciller Mayor de Castilla, sea sepultado a la cabeza de su padre.
Que su hija doña Leonor sea sepultada, cuando muera, a la cabeza de su madre (...)"


Fernán Alonso de Córdoba, gozó y esto tal vez le hizo salvar la vida, de la amistad del rey Juan II de Castilla que tuvo enseguida conocimiento de lo sucedido y a petición, no sabemos si de él mismo o de algún Fernández de Córdoba o de la ciudad de Antequera; en cuyo cerco se distinguió valientemente el veinticuatro cordobés, se le concedió un indulto Real en 1449 y a él se acogió el miserable asesino.

D. Manuel Nieto Cumplido en su Corpus Mediaevale Cordubense, sitúa con precisión la fecha de los acontecimientos, ya que pudo encontrar un documento fechado en agosto de 1449 relatando que el veinticuatro Fernando Alonso había matado en su casa a los Comendadores, junto a su mujer, doña Beatriz de Henestrosa, y sus criadas Catalina y Beatriz:

"por rezelo que tubo de que ofendían su honor y casa, donde los halló" 

Otro da cuenta del entierro de los Comendadores, y un tercer documento menciona la existencia del texto:

El privilegio rodado que otorgó el Rey Don Juan II en 20 de febrero de 1448, perdonando cualquier muerte que hubiesen cometido, de hombres o de mujeres, a todos los que por tiempo de un año y un día habitasen a su costa en la ciudad de Antequera, asistiendo a la defensa de aquella plaza, de reciente conquista y amenazada continuamente por los infieles. 

Capilla de S. Antonio Abad
Mezquita-Catedral
A este privilegio se acogió el homicida Fernán Alonso, haciendo sacar traslado de él en Antequera el 28 de noviembre de 1449, y logrando de este modo el indulto. 
Testificaron las justicias de Antequera que «el dicho Fernán Alfonso, Veinticuatro de la dicha ciudad de Córdoba, vino a esta dicha ciudad a facer y fizo el dicho servicio e morada el dicho año e día... por cuanto diz que le pusieron e ponen en culpa, e le embargaban e embargan de la muerte de doña Beatriz de Finestrosa, su mujer, e de Catalina e de Beatriz, sus criadas, e de Fernando de Córdoba, comendador de Calatrava, e de Jorge, comendador de la Cabeza del Buey, e diz que fueron muertos en la dicha ciudad de Córdoba, en las casas donde el dicho Fernán Alfonso, Veinticuatro, facía su morada, de ciertas feridas que diz que le fueron dadas agora puede haber veinte y un meses poco más o menos, e diz que por que le ponían en culpa e encargaban e encargan de otros excesos e maleficios, por ser perdonado e quito de todo e cada cosa dello, según que el dicho Señor Rey manda por el dicho Privilegio e libertad...
fechado el año 26 de octubre de 1449 cuyo traslado se sacó de un original que se hallaba en el archivo de del Monasterio de San Jerónimo del Valparaíso  de Córdoba Año de 1699,
                                                                                                         -en folio pergamino 18 hojas-

Más tarde D. Fernando Alonso se casó de nuevo con doña Constanza de Baeza y Haro y Sandoval con la que tuvo un hijo llamado Antonio Fernández de Córdoba II señor de Moratalla que a su vez casó con Juana Carrillo.
Fernán Alonso de Córdoba falleció en 1478 y está sepultado en la capilla de San Antonio Abad, capilla que fue fundada por su hermano Ruy Fernández de Córdoba primer Señor de Aguilar en la Mezquita Catedral de Córdoba, está enterrado junto con su segunda esposa.

Curiosamente  a partir de la muerte de su heredero y único hijo que tuvo, Fernán Alonso hubo un litigio que ha sido considerado el más largo de la historia:

¡Como lo leen!... Duró cinco siglos

Para poneros en antecedentes os diré que el Señorío de Belmonte fue dado en privilegio por el rey D. Juan II a D. Diego Fernández de Córdoba siendo confirmado por D. Enrique.
Más tarde por los Reyes Católicos estando en Córdoba el 29 de Septiembre de 1482 a pedimento de Antonio de Córdoba, Veinticuatro de la ciudad y señor de la Villa de Belmonte.

Según se cuenta en la web de Cabrera -Villaseca-  Se fundó un mayorazgo esta casa de la Villa de Belmonte a labrar por mandato de Fernando Alonso de Córdoba; el que mató a los Comendadores y a su esposa, siendo casado en segundas nupcias con doña Constanza de Haro y Baeza. 
De este matrimonio solo tuvieron un único hijo al que se llamó Antonio de Córdoba.
D. Antonio de Córdoba al que se le apodaba "Capitán" ya que fue hombre del armas del Rey D. Fernando "El Católico", al no tener hijos legítimos pero sí bastardos, pidió al Papa y a los Reyes Católicos que legitimaran a sus hijos D. Fernando Alfonso y Alonso de Córdoba que eran bastardo para poder heredar.
El litigio comienza con la hermana de su padre, es decir tía del "Capitán", doña Mayor Martinez de Argote, que se sentía con más derechos ya que su sobrino era ilegitimo, terminando con un montón de ramas y apellidos involucrados en un pleito que duró 500 años.
Los bienes por los que litigaban eran de suma importancia, muchas fincas, varios Patronatos y Obras Pías, además de casas solariegas importantes en varios barrios de Córdoba como Santa Marina.

El pleito comenzó el 24 de mayo de 1530 puso demanda D. Gonzalo Mendez de Sotomayor en la Real Chancilleria de Granada contra Fernando Alfonso de Córdoba, señor de Belmonte por los tres mayorazgos de esta casa, fundados sucesivamente desde el año 1385 hasta el año 1471. 
Que seguida la estancia por los Sotomayores la perdieron el 20 de enero de 1533, imponiendoles perpetuo silencio por no haber probado legítimamente su intención . 
Que habiendo suplicado se hicieran nuevas probanzas quedándose el pleito en aquel estado hasta el 11 de septiembre de 1571 en que Gonzalo Mendez de Sotomayor pidió emplazamiento contra D. Antonio IV señor de Belmonte. 
Que desde el 5 de Noviembre de 1593 prosiguió la segunda instancia D. Geronimo Mendez de Sotomayor, hermano mayor de D. Diego otorgante de esta escritura contra don Gomez Fernández de Córdoba V señor de Belmonte, Alferez Mayor de Córdoba. 
Aunque también se quedó el pleito sin sentencia de revista. Y que estando así pendiente D. Diego de Sotomayor, por carta de 6 de junio de 1617 pretendió componerse con D. Antonio Fernández de Córdoba VI señor de Belmonte, Alferez mayor de Córdoba, prometiendole entregarles ciertas escrituras originales. Que después salieron los Cabrera, radicando el pleyto  por sus derechos en el Supremo Consejo de Castilla contra D. Antonio. Y que conociendo ser más fundado el derecho de los caballeros Cabrera, estaban convenidos en traspasarle todos sus derechos como lo ejecutaban por pública escritura.
Siguió D. Alonso esta demanda (...)
(...) Agregó a su primitivo mayorazgo 35 ubadas de tierra y un oficio de Veinticuatro de Córdoba con la obligación del apellido y armas de Cabrera, mandó una libranza de mil ducados con su librería al convento de los Mártires y quinientos ducados al de Capuchinos y suplica encarecidamente al Rey y al excelentísimo señor Conde Duque de Olivares que atiendan a su sobrino D. Alonso Fernández de Cabrera, caballero de la Orden de Santiago, primer Vizconde de Torres Cabrera a quien por un codicilo encarga mucho que prosiga el pleito de los mayorazgos de Belmonte hasta su perfecta conclusión declarando en su testamento que llevado no de pasión sino de la fuerza de la justicia que conocía competirle había seguido aquel litigio
                                                                                                                                                (Casa de Cabrera en Córdoba escrito por F. Ruano Paginas 490-491)

* Nota importante: Creo que era importante adjuntar esta información sobre la familia que he encontrado la web Cabrera- Villaseca y que tan fácilmente he podido seguir en el Libro Casa de Cabrera



*Editado para ampliar información Noviembre de 2013

Fuentes consultadas: 
Paseos por Córdoba ósea Apuntes para la historia de Ramírez de Arellano- Juan Rufo Jurado de Córdoba de Rafael Ramírez de Arellano y Diez de Morales- Corpus Mediaevale Cordubense por Manuel Nieto Cumplido - Wikipedia - Cancionero. 2 volúmenes escrito por Antón de Montoro- Genianet (Ramas de familias)- Casa de Cabrera en Córdoba: obra genealógica histórica por Francisco Ruano, Joannes Ribadas (pag ed0) - Indicador cordobés, o sea manual histórico topográfico de la ciudad de Córdoba de Ramírez de las Casas - http://www.cabrera-villaseca.es/-Fotos de doña Beatriz no corresponde con el personaje