Retablo de Amor 1910 Óleo y temple sobre lienzo Medidas: 398,5 x 284 cm Museo Nacional de Arte de Cataluña |
Fue expulsado de exposiciones, lo tacharon de arcaico y farsante, mientras que otros lo calificaban de genio. En definitiva, fue un pintor incomprendido por unos y alabado por otros.
Después de haber alcanzado en 1908, la primera medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes con su obra "La musa gitana", Julio Romero de Torres no podía acudir con una obra de menor valor a la nueva Exposición de 1910 y por ello desde el estudio de la Plaza del Potro fueron embalados dirección Madrid cinco cuadros en los que el pintor había puesto su alma a través de sus pinceles: El retrato de "Ysolina Gallego de Zubiarre", "Nieves", "Pidiendo para la Virgen", "Ángeles y Fuensanta" y por supuesto "Retablo del Amor", obra transgresora que daría mucho que hablar en aquellos tiempos...
En el sotobanco central inferior, representa a una mujer también desnuda, solo le adorna una flor roja muy simbólica para representar el amor y una bella mantilla negra.
La mujer se encuentra recostada en una cheslong con rico ropaje de cama... Se podría decir que la joven parece una Venus, relacionada con el amor la belleza.
Mira al espectador insinuante e incluso me atrevería a decir desafiante, con una postura de ofrecimiento.
Al lado, tres manzanas que especialmente a mí me recuerda la historia mitológica de la cazadora Atalanta que a pesar de no querer casarse y de rechazar a muchos interesados dijo que sólo se casaría con aquel que lograra vencerla en una carrera, si ella triunfaba debía de matar a su oponente... Aún así muchos lo intentaron y perecieron en el intento, hasta que llegó Hipomenes, un joven guapo y atlético que además traías un as en la manga: Tres manzanas doradas que le había regalado Afrodita, la diosa del amor, la belleza y la sensualidad.
A la casada la representa mirando al espectador, se podría decir que recatada envuelta en un mantón, la mujer perfecta, el ángel del hogar, la mujer que representa los valores tradicionales... En su mano una rosa, que simboliza la perfección a ojos de todos. Y de nuevo los fondos simbólicos a base de personajes y edificios de Córdoba con otra leyenda bien distinta.
Dos mujeres con un cisne, evoca al famoso episodio de la mitología griega, la seducción de Leda por Zeus.
La beata, se encuentra frente al espectador, en su rostro no se demuestra nada de dulzura, más bien que es una mujer de firmes convicciones, sus labios son finos y la nariz se podría decir que aguileña.
Después de haber alcanzado en 1908, la primera medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes con su obra "La musa gitana", Julio Romero de Torres no podía acudir con una obra de menor valor a la nueva Exposición de 1910 y por ello desde el estudio de la Plaza del Potro fueron embalados dirección Madrid cinco cuadros en los que el pintor había puesto su alma a través de sus pinceles: El retrato de "Ysolina Gallego de Zubiarre", "Nieves", "Pidiendo para la Virgen", "Ángeles y Fuensanta" y por supuesto "Retablo del Amor", obra transgresora que daría mucho que hablar en aquellos tiempos...
Estamos ante un retablo, máxima expresión artística cristiana, compuesto por guardapolvos, calle, casa y sotabanco al igual que cualquier retablo eclesiástico que comportan multitud de escenas en que se narraba ciclos más o menos de la vida y milagros de Cristo, la Virgen o los apóstoles.
El pintor, prescinde de esas figuras y escenas y pone en su lugar una alegoría modernista que pretende ofrecer todos los amores encarnados en una mujer.
En la parte superior de la calle central Romero de Torres coloca bajo un arco dos personajes femeninos, la mujer de la derecha aunque vestida y calzada tiene un absoluto poder de sensualidad, el pintor juega con la fase previa del desnudo que puede resultar más atrevida e insinuante que la acción misma de desnudarse, descubriendo un segundo ropaje como es la ropa interior y que muy escasamente había asomado en la pintura.
La pareja de mujeres son las únicas que no miran al espectador, el pintor juega con lo sagrado y lo profano, lo humano y lo divino.
La joven que se presenta de perfil, mira a su compañera de una manera de ofrecimiento, se está ofreciendo a ella... Es hermosa y posa frente al espectador aunque su mirada la dirige hacía su compañera, está desnuda y descalza, sin recato y segura de sí misma, cuyo cuerpo apenas lo cubre un mantón de color marfil, dejando al descubierto sus pechos y el inicio del pubis.
Panel Central |
La pareja de mujeres son las únicas que no miran al espectador, el pintor juega con lo sagrado y lo profano, lo humano y lo divino.
La joven que se presenta de perfil, mira a su compañera de una manera de ofrecimiento, se está ofreciendo a ella... Es hermosa y posa frente al espectador aunque su mirada la dirige hacía su compañera, está desnuda y descalza, sin recato y segura de sí misma, cuyo cuerpo apenas lo cubre un mantón de color marfil, dejando al descubierto sus pechos y el inicio del pubis.
En el centro de ambas un jarrón con azucenas, símbolo de la virginidad de María, detrás de ambas mujeres se aprecia la plaza con mayor connotación religiosa de la ciudad, la de Capuchinos. Tranquila, serena, silenciosa... ¡Tal vez es como el pintor posiblemente el amor entre dos mujeres!
Sotobanco Central |
La mujer se encuentra recostada en una cheslong con rico ropaje de cama... Se podría decir que la joven parece una Venus, relacionada con el amor la belleza.
Mira al espectador insinuante e incluso me atrevería a decir desafiante, con una postura de ofrecimiento.
Al lado, tres manzanas que especialmente a mí me recuerda la historia mitológica de la cazadora Atalanta que a pesar de no querer casarse y de rechazar a muchos interesados dijo que sólo se casaría con aquel que lograra vencerla en una carrera, si ella triunfaba debía de matar a su oponente... Aún así muchos lo intentaron y perecieron en el intento, hasta que llegó Hipomenes, un joven guapo y atlético que además traías un as en la manga: Tres manzanas doradas que le había regalado Afrodita, la diosa del amor, la belleza y la sensualidad.
Así que comenzaron la carrera dándole Atalanta una ventaja considerable ya que de verdad le gustó el muchacho, pero como la cazadora era tan ágil enseguida estaba a punto de darle alcance Hipomenes dejaba caer una manzana que Atalanta se paraba a recoger pues era preciosa y brillante, al igual que una segunda vez que tras soltar la manzana, ésta se paró de nuevo a recogerla...
Y otra vez estuvo casi para alcanzarlo cuando el joven soltó la última manzana dorada mucho más grande y bonita hasta que llegó a la meta, ganando la mano de la muchacha.
Luego la cosilla se complicó porque después de casados, Afrodita se cabreó con ellos pues no le habían dado las gracias por haberle ayudado con las manzanas y los convirtió en leones.
Al fondo la diosa y tres mujeres llevándole ofrendas para darle las gracias.
Creo que lo que el pintor nos quería decir es que es la mujer la que pone las reglas y la que al final escoge...
Panel de la Derecha |
Dos mujeres con un cisne, evoca al famoso episodio de la mitología griega, la seducción de Leda por Zeus.
Cuando Leda esposa del rey de Laconia en Esparta paseaba junto al río Eurotas, se le presentó el rey de los dioses, Zeus, el pichabrava del Olimpo...
Éste cuando vio a la "churri" dijo: ¡Esta p´a mí! Pero la reina era fiel a su esposo y no quería rollete así que el colega maquinó un plan transformándose en cisne que fingiendo ser perseguido por un águila, se posó sobre ella... ¡No os recuerda a una paloma y una mujer llamada María! Pero volvamos a la historia que me voy a otro "Dios"!
Esa misma noche Leda tuvo relaciones con su esposo, la leyenda dice que puso dos huevos... ¡Jolines que bien, sin vómitos ni varices! ¡Esa es la historia mitológica! y de cada huevo nacieron dos hijos: dos de Zeus y dos de Tindáreo, su marido.
Volviendo al cuadro para mí esa es la historia, habla de la seducción de una persona casada, del adulterio y de lo que podría repercutir con hijos que pasan por por hijos otros.
Sotobanco Derecho |
La dama está ataviada de riguroso luto y mantilla negra, solo contrasta con el blanco roto de sus encajes en cuello y mangas del vestido. Destaca, el blanco impoluto de la flor de la novia, el azahar en su pecho, siempre asociada a la castidad, una virtud muy valorada en la religión.
Detrás de nuevo los fondos de Córdoba, esta vez es la plaza del Potro con la popular fuente que le da su nombre, donde una mujer pasa en la vida cotidiana.
La doncella enamorada, la novia, sus mejillas y labios son rosados, pero sin destacar excesivamente. Sus ojos son negros pero muy brillantes, suspendidos sobre una enigmática sonrisa. Sus gestos son suaves y delicados incluso cuando sujeta la carta de su enamorado. Esta vez al traje le acompaña una mantilla blanca, el color que simboliza la pureza.
Al fondo el enamorado, simboliza el amor deseado, pasea a caballo que es animal que sirve para el transporte y la guerra. En la mitología griega es Pegaso, el caballo alado, el que alzó el vuelo hacia el Monte Helicón, donde vivían las nueve musas y en gratitud a éstas abrió un manantial que inspira a los poetas.
Todos querían poseerlo porque era un animal bello pero no dejaba que nadie se arrimara a él, hasta que un día la diosa Atenea le regaló una bridas de oro a Belerofonte y lo domó.
Ese es el hombre para el pintor, el fuerte, el que tiene el poder hasta que llegan unas bridas de oro y es "domado" por la mujer, la doncella que espera.
En este panel se puede ver a la religiosa que posa su mirada en el espectador interrumpiendo la lectura de su libro de oraciones con una mirada serena, noble y tranquila
En el babero o escapulario de su túnica se lee IHS es la abreviatura del nombre de Jesús, es el amor divino.
El fondo del cuadro presenta el convento de Santa Cruz de la orden de las Clarisas situado en la calle Agustín Moreno, esos dos arcos son inconfundibles.
Este convento tiene una historia curiosa ya que los patrono de este convento que fueron los marqueses de Escalonias que edificaron un palacete dentro, para el retiro de dos de sus hijas... Más tarde se utilizó como casa de novicias.
La obra causó escándalo por varias razones, desde la forma de retablo sagrado para tratar un tema erótico con desnudos cargados de sensualidad, hasta la presencia de vello púbico prohibido en los desnudos academistas. El Retablo del amor que es sin duda una de las mejores obras de Romero de Torres y sirvió para que sus detractores organizaran una feroz ofensiva contra él; una solapada campaña moralizadora de mojigatería sirvió para asustar a un jurado y dejar al pintor sin recompensa ninguna...
Al hacerse pública tan gran injusticia, un gran grupo de intelectuales se hace eco de ella con un manifiesto dirigido al pueblo y al entonces ministro de instrucción Pública Burell, publicado en el Heraldo de Madrid que decía así:
"Señor director del Heraldo:
Querido amigo y señor nuestro, rogamos a usted que tenga la amabilidad de insertar en la sección de Arte la propuesta que sigue.
Siguiendo el ejemplo de un desinteresado y redentor grupo de intelectuales, que en varias ocasiones difíciles han intervenido en los negocios públicos, cuando estos negocios públicos se han llevado harto privadamente; procurando además el arraigo en nuestro país de tan saludable costumbre de protestar a la luz del sol; en nombre, no sólo de la vida artística sino de la cultura y de la pureza, los que suscriben ninguno de los cuales figura como expositor en el actual certamen de Bellas Artes, protestan contra el fallo y reparto de premios hecho ayer por el Jurado de Pintura que formaron los señores Ferrant, Gessa, Bellver, Simonet, Martinez Cabells y Ruiz Hernández-Nájera.
Los vanos y arbitrarios juicios oficiales suelen servir de guía y recomendación a la masa indiferente del público. Sería doloroso, más que nunca, que también ahora las muchedumbres siguiesen crédulos el gusto y la moda que pretende imponer el referido jurado. (....)
(...) No queremos hablar de compadrazgos, forzosas gratitudes, intereses creados y otras mezquindades. Queremos confiar con toda nobleza en que se trata de un error lamentable (...)
(...) Rogamos al señor Ministro de Instrucción pública que ordene una inspección o una revisión de las propuestas respecto a la calidad de las obras preferidas y las menospreciadas
Madrid 15 de octubre de 1910
Firman: Jacinto Benavente, Benito Pérez Galdoz, Azorin, Amadeo Vives, Augusto Barcia, Luis Bello, Juan Pujol, Pio Baroja, Fantasio, Miguel Angel Ródenas, G. Martinez Sierra, Federico García Sanchiz, Javier Bueno, Aullo, Tobar, Nilo Fabra, Andrés Ovejero, Emilio Carrere, Fernando Fortun, Julio Milego, Julio Antonio, Rafael Sánchez de Ocaña, Cristobal de Castro, Antonio Flórez, Antonio Palomero, J. López Pinillos (Parmeno), Leopoldo Alas, Ricardo Baroja...
La controversia llegó incluso al Congreso de los diputados, donde Joaquín Salvatella preguntó al Ministro de Instrucción Pública sobre lo ocurrido y denunció las irregularidades existentes en la Exposición Nacional y en la concesión de los premios. En los periódicos se derrochó la tinta clamando contra un jurado estúpido que además de hacer figurar como "fuera de concurso" por haber llegado tarde a la exposición un bello lienzo de Nieto a pesar de estar colgado en un lugar preferente, cometió la sandez de replicar a los denunciantes de su lamentable actuación respecto a Romero de Torres:
"La obra de Julio Romero de Torres no responden ni a las escuelas de su país, ni al ambiente de la tierra donde trabaja, ni a su temperamento, ni tan siquiera a la visión del paisaje, de las figuras y de las cosas..."
Mientras en un bando se ensañaban con Julio Romero llamándole arcaico por sus desnudos; el otro bando, que era la gran mayoría, silbaban a Manuel Ramírez Ibáñez y Carlos Vázquez con sus obras "Antes de clase" y "Torero herido" de escaso valor artístico y premiados en aquella Exposición.
Mientras, los telegramas al Ministerio con sus disconformidad contra el Jurado. A tal punto llegó el alboroto, que el Tribunal de la exposición se vio "forzado" por la injusticia que realmente había cometido, a proponer a Julio Romero de Torres para que se le concediera una condecoración, a pesar de haberle negado unas horas antes.
En cuanto tal absurdo llegó a oídos del pintor, éste escribe a su amigo Cristóbal de Castro una carta que decía:
"Mi querido amigo y paisano:
Al día siguiente de haber hecho público el jurado de la Exposición de Bellas Artes un fallo en donde a mi favor no había ni un solo voto, veo con estupor que el mismo jurado me propone por unanimidad para una condecoración de primera categoría.
Como no quiero dirigirme, ni aún oficialmente, al señor Ferrant y colegas, le agradeceré que usted haga constar públicamente que yo renuncio a tal distinción.
Mil gracias de su amigo y paisano Julio Romero de Torres"
En otro manifiesto-solicitud dirigido al ministro de instrucción Pública, el 25 de Octubre de 1910, y esta vez los mismos intelectuales pedían al Ministro se decretara la adquisición por el Estado de un cuadro del pintor para desagraviarlo.
"Excelentísimo Ministro de Instrucción Pública:
Los firmante, artistas, escritores y devotos de la cultura patria y su esplendor, entendiendo que algunos de los cuadros presentados a la exposición de Bellas Artes por D. Julio Romero de Torres, merecen por su espíritu y belleza un galardón excepcional, creyendo que el fin más noble del Estado es alentar y estimular a los artistas.
Suplican a V. E. que decrete la adquisición de este ministerio un cuadro de los representados por el señor Romero de Torres.
Gracias que confiadamente esperan del notorio fervor artístico de V. E.
Benito Perez Galdós, José Villegas, Jacinto Benavente, Dario Regollos, Amadeo Vives, Augusto Barcia, Luis Bello, Juan Pujol, Pio Baroja, Fantasio, Miguel Angel Ródenas, G. Martinez Sierra, Federico García Sanchiz, Javier Bueno, Aullo, Tobar, Nilo Fabra, Andrés Ovejero, Emilio Carrere, Fernando Fortun, Julio Milego, Julio Antonio, Rafael Sánchez de Ocaña, Cristobal de Castro, Antonio Flórez, Antonio Palomero, J. López Pinillos (Parmeno), Darío de Regollos, José Villegas, Anselmo Miguel Nieto, José Rocamora, Manuel Linares Rivas, N. Alcalá Zamora, Valentín de Zubiaurre, Luis Morote, Ricardo Baroja, A. Aura Boronat, Enrique de Mesa, Rafael Lasso de la Vega, L. Puiggener, José Ortells, Rafael de Ureña, Mario Mendez Bejarano, Martín de Rosales, José Juan Cadenas, Ricardo J. Catarineu, Ángel Vivanco, José Moya del Pino, Sinesio Delgado, Luis de Terán, Rafael de Penagos, J. López Silva, Francisco de Taramona, Javier Ruíz Almansa, F. Villaespesa, Ángel Vegue y Coldoni, Javier Cabezas, Vicente Almela, J.Marín y Bagües, F. Díaz canedo, Leopoldo Alas, M. Delgado Barreto, Cipriano de Rivas y Cherif, Enrique Lorenzo, Rafael Morayta, Rafel Cansinos Assens, F. Gómez Hidalgo, Fernando Durán, M. Romero Navarro, Eduardo Caras, Alejandro Pizarroso, Antonio Casero, Fernando Gillis, Javier de Urbina, Mariano Alarcón, Miguel Ángel del Pino Garda, J. Romero, R. Pamplorrat, Carlos Arniches, Miguel España, Salvador Bartolozzi, Vicente Lleó, Julio Pellicer, Juan de Castro, Rafael Enriquez, F. Martín Estala, Gonzalo de Quirós, Leopoldo Diaz Vallés, Luis Doreste, Francisco Benitez Mellado, A. de Mugurusa, Juan M. Mata, Manuel Arana, Antonio López Monis, J. Ruiz de Obregón, Antonio María Viérgol, Francisco Ruiz Santaella, Enrique García Álvarez, E. Asensi, Luis Conde de Salazar, Ramón Asencio Más, Jose María de Otaola, José Perez Perez, Luis Foglietti, Joaquin Álvarez Pastor, J. de la Muela, J. Delago Barreto, Victorino Macho, Fernando O. de Urbina, J. Marchancores, Emilio Cánovas, E. Corrochano Ortega, J. Prieto del Río, Carlos Calamita."
La iniciativa tuvo éxito y el gobierno compró un retrato de Isolina Gallego de Zubiaurre, obra expuesta en Madrid ese mismo año y que después enviaría a Valladolid, D. Santiago Alba para hacerle figurar en la sala Capitular de aquella ciudad y que ahora se encuentra en el Museo de Julio Romero de Torres en deposito del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofia.
Además el gobierno concedió la Encomienda de Número de la Orden Civil de Alfonso XII, nombrándole además inspector de la delegación y comisaria regia de la Exposición Internacional de Arte de Roma.
En Córdoba se inició por parte de la Asociación de la Prensa una suscripción popular por comprarle un cuadro, denotando una verdadera admiración por su ilustre hijo.
El cuadro adquirido por Córdoba fue "Ángeles y Fuensanta" y se le organizó al pintor una entrada triunfal en la ciudad donde lo vio nacer.
Viendo todo el revuelo causado por la obra, Valle-Inclán trató de convencer a Romero de Torres para que lo enviase a Barcelona.
Detrás de nuevo los fondos de Córdoba, esta vez es la plaza del Potro con la popular fuente que le da su nombre, donde una mujer pasa en la vida cotidiana.
Panel Izquierdo |
Al fondo el enamorado, simboliza el amor deseado, pasea a caballo que es animal que sirve para el transporte y la guerra. En la mitología griega es Pegaso, el caballo alado, el que alzó el vuelo hacia el Monte Helicón, donde vivían las nueve musas y en gratitud a éstas abrió un manantial que inspira a los poetas.
Todos querían poseerlo porque era un animal bello pero no dejaba que nadie se arrimara a él, hasta que un día la diosa Atenea le regaló una bridas de oro a Belerofonte y lo domó.
Ese es el hombre para el pintor, el fuerte, el que tiene el poder hasta que llegan unas bridas de oro y es "domado" por la mujer, la doncella que espera.
Sotobanco Izquierdo |
En el babero o escapulario de su túnica se lee IHS es la abreviatura del nombre de Jesús, es el amor divino.
El fondo del cuadro presenta el convento de Santa Cruz de la orden de las Clarisas situado en la calle Agustín Moreno, esos dos arcos son inconfundibles.
Este convento tiene una historia curiosa ya que los patrono de este convento que fueron los marqueses de Escalonias que edificaron un palacete dentro, para el retiro de dos de sus hijas... Más tarde se utilizó como casa de novicias.
La obra causó escándalo por varias razones, desde la forma de retablo sagrado para tratar un tema erótico con desnudos cargados de sensualidad, hasta la presencia de vello púbico prohibido en los desnudos academistas. El Retablo del amor que es sin duda una de las mejores obras de Romero de Torres y sirvió para que sus detractores organizaran una feroz ofensiva contra él; una solapada campaña moralizadora de mojigatería sirvió para asustar a un jurado y dejar al pintor sin recompensa ninguna...
Al hacerse pública tan gran injusticia, un gran grupo de intelectuales se hace eco de ella con un manifiesto dirigido al pueblo y al entonces ministro de instrucción Pública Burell, publicado en el Heraldo de Madrid que decía así:
"Señor director del Heraldo:
Querido amigo y señor nuestro, rogamos a usted que tenga la amabilidad de insertar en la sección de Arte la propuesta que sigue.
Siguiendo el ejemplo de un desinteresado y redentor grupo de intelectuales, que en varias ocasiones difíciles han intervenido en los negocios públicos, cuando estos negocios públicos se han llevado harto privadamente; procurando además el arraigo en nuestro país de tan saludable costumbre de protestar a la luz del sol; en nombre, no sólo de la vida artística sino de la cultura y de la pureza, los que suscriben ninguno de los cuales figura como expositor en el actual certamen de Bellas Artes, protestan contra el fallo y reparto de premios hecho ayer por el Jurado de Pintura que formaron los señores Ferrant, Gessa, Bellver, Simonet, Martinez Cabells y Ruiz Hernández-Nájera.
Los vanos y arbitrarios juicios oficiales suelen servir de guía y recomendación a la masa indiferente del público. Sería doloroso, más que nunca, que también ahora las muchedumbres siguiesen crédulos el gusto y la moda que pretende imponer el referido jurado. (....)
(...) No queremos hablar de compadrazgos, forzosas gratitudes, intereses creados y otras mezquindades. Queremos confiar con toda nobleza en que se trata de un error lamentable (...)
(...) Rogamos al señor Ministro de Instrucción pública que ordene una inspección o una revisión de las propuestas respecto a la calidad de las obras preferidas y las menospreciadas
Madrid 15 de octubre de 1910
Firman: Jacinto Benavente, Benito Pérez Galdoz, Azorin, Amadeo Vives, Augusto Barcia, Luis Bello, Juan Pujol, Pio Baroja, Fantasio, Miguel Angel Ródenas, G. Martinez Sierra, Federico García Sanchiz, Javier Bueno, Aullo, Tobar, Nilo Fabra, Andrés Ovejero, Emilio Carrere, Fernando Fortun, Julio Milego, Julio Antonio, Rafael Sánchez de Ocaña, Cristobal de Castro, Antonio Flórez, Antonio Palomero, J. López Pinillos (Parmeno), Leopoldo Alas, Ricardo Baroja...
La controversia llegó incluso al Congreso de los diputados, donde Joaquín Salvatella preguntó al Ministro de Instrucción Pública sobre lo ocurrido y denunció las irregularidades existentes en la Exposición Nacional y en la concesión de los premios. En los periódicos se derrochó la tinta clamando contra un jurado estúpido que además de hacer figurar como "fuera de concurso" por haber llegado tarde a la exposición un bello lienzo de Nieto a pesar de estar colgado en un lugar preferente, cometió la sandez de replicar a los denunciantes de su lamentable actuación respecto a Romero de Torres:
"La obra de Julio Romero de Torres no responden ni a las escuelas de su país, ni al ambiente de la tierra donde trabaja, ni a su temperamento, ni tan siquiera a la visión del paisaje, de las figuras y de las cosas..."
Mientras en un bando se ensañaban con Julio Romero llamándole arcaico por sus desnudos; el otro bando, que era la gran mayoría, silbaban a Manuel Ramírez Ibáñez y Carlos Vázquez con sus obras "Antes de clase" y "Torero herido" de escaso valor artístico y premiados en aquella Exposición.
Mientras, los telegramas al Ministerio con sus disconformidad contra el Jurado. A tal punto llegó el alboroto, que el Tribunal de la exposición se vio "forzado" por la injusticia que realmente había cometido, a proponer a Julio Romero de Torres para que se le concediera una condecoración, a pesar de haberle negado unas horas antes.
En cuanto tal absurdo llegó a oídos del pintor, éste escribe a su amigo Cristóbal de Castro una carta que decía:
"Mi querido amigo y paisano:
Al día siguiente de haber hecho público el jurado de la Exposición de Bellas Artes un fallo en donde a mi favor no había ni un solo voto, veo con estupor que el mismo jurado me propone por unanimidad para una condecoración de primera categoría.
Como no quiero dirigirme, ni aún oficialmente, al señor Ferrant y colegas, le agradeceré que usted haga constar públicamente que yo renuncio a tal distinción.
Mil gracias de su amigo y paisano Julio Romero de Torres"
En otro manifiesto-solicitud dirigido al ministro de instrucción Pública, el 25 de Octubre de 1910, y esta vez los mismos intelectuales pedían al Ministro se decretara la adquisición por el Estado de un cuadro del pintor para desagraviarlo.
"Excelentísimo Ministro de Instrucción Pública:
Los firmante, artistas, escritores y devotos de la cultura patria y su esplendor, entendiendo que algunos de los cuadros presentados a la exposición de Bellas Artes por D. Julio Romero de Torres, merecen por su espíritu y belleza un galardón excepcional, creyendo que el fin más noble del Estado es alentar y estimular a los artistas.
Suplican a V. E. que decrete la adquisición de este ministerio un cuadro de los representados por el señor Romero de Torres.
Gracias que confiadamente esperan del notorio fervor artístico de V. E.
Benito Perez Galdós, José Villegas, Jacinto Benavente, Dario Regollos, Amadeo Vives, Augusto Barcia, Luis Bello, Juan Pujol, Pio Baroja, Fantasio, Miguel Angel Ródenas, G. Martinez Sierra, Federico García Sanchiz, Javier Bueno, Aullo, Tobar, Nilo Fabra, Andrés Ovejero, Emilio Carrere, Fernando Fortun, Julio Milego, Julio Antonio, Rafael Sánchez de Ocaña, Cristobal de Castro, Antonio Flórez, Antonio Palomero, J. López Pinillos (Parmeno), Darío de Regollos, José Villegas, Anselmo Miguel Nieto, José Rocamora, Manuel Linares Rivas, N. Alcalá Zamora, Valentín de Zubiaurre, Luis Morote, Ricardo Baroja, A. Aura Boronat, Enrique de Mesa, Rafael Lasso de la Vega, L. Puiggener, José Ortells, Rafael de Ureña, Mario Mendez Bejarano, Martín de Rosales, José Juan Cadenas, Ricardo J. Catarineu, Ángel Vivanco, José Moya del Pino, Sinesio Delgado, Luis de Terán, Rafael de Penagos, J. López Silva, Francisco de Taramona, Javier Ruíz Almansa, F. Villaespesa, Ángel Vegue y Coldoni, Javier Cabezas, Vicente Almela, J.Marín y Bagües, F. Díaz canedo, Leopoldo Alas, M. Delgado Barreto, Cipriano de Rivas y Cherif, Enrique Lorenzo, Rafael Morayta, Rafel Cansinos Assens, F. Gómez Hidalgo, Fernando Durán, M. Romero Navarro, Eduardo Caras, Alejandro Pizarroso, Antonio Casero, Fernando Gillis, Javier de Urbina, Mariano Alarcón, Miguel Ángel del Pino Garda, J. Romero, R. Pamplorrat, Carlos Arniches, Miguel España, Salvador Bartolozzi, Vicente Lleó, Julio Pellicer, Juan de Castro, Rafael Enriquez, F. Martín Estala, Gonzalo de Quirós, Leopoldo Diaz Vallés, Luis Doreste, Francisco Benitez Mellado, A. de Mugurusa, Juan M. Mata, Manuel Arana, Antonio López Monis, J. Ruiz de Obregón, Antonio María Viérgol, Francisco Ruiz Santaella, Enrique García Álvarez, E. Asensi, Luis Conde de Salazar, Ramón Asencio Más, Jose María de Otaola, José Perez Perez, Luis Foglietti, Joaquin Álvarez Pastor, J. de la Muela, J. Delago Barreto, Victorino Macho, Fernando O. de Urbina, J. Marchancores, Emilio Cánovas, E. Corrochano Ortega, J. Prieto del Río, Carlos Calamita."
La iniciativa tuvo éxito y el gobierno compró un retrato de Isolina Gallego de Zubiaurre, obra expuesta en Madrid ese mismo año y que después enviaría a Valladolid, D. Santiago Alba para hacerle figurar en la sala Capitular de aquella ciudad y que ahora se encuentra en el Museo de Julio Romero de Torres en deposito del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofia.
Además el gobierno concedió la Encomienda de Número de la Orden Civil de Alfonso XII, nombrándole además inspector de la delegación y comisaria regia de la Exposición Internacional de Arte de Roma.
En Córdoba se inició por parte de la Asociación de la Prensa una suscripción popular por comprarle un cuadro, denotando una verdadera admiración por su ilustre hijo.
El cuadro adquirido por Córdoba fue "Ángeles y Fuensanta" y se le organizó al pintor una entrada triunfal en la ciudad donde lo vio nacer.
Viendo todo el revuelo causado por la obra, Valle-Inclán trató de convencer a Romero de Torres para que lo enviase a Barcelona.
El escritor, conocedor de las tendencias imperantes en Cataluña, estaba seguro de que allí sí triunfaría y consiguió su propósito...
En las navidades de 1910 se iniciaron los trámites para el envío y entre el 23 de abril y el 15 de julio de 1911, fue expuesto en el Palacio de Bellas Artes dentro de la VI Exposición Internacional de Arte causando sensación y obteniendo un gran éxito de crítica y de público.
No sólo consiguió ganar una primera medalla sino que el Ayuntamiento de Barcelona, cumpliendo el reglamento establecido, adquirió la obra por 8.000 pesetas.
Romero de Torres se desplazó a Barcelona para recibir unos honores que la Exposición nacional de Madrid le había negado un año antes.
Se realizaron diversos actos entre los que destacan el homenaje del Ateneo el 11 de julio de 1911, en el que actuó el crítico Manuel Rodríguez Codolà como presentador.
En las navidades de 1910 se iniciaron los trámites para el envío y entre el 23 de abril y el 15 de julio de 1911, fue expuesto en el Palacio de Bellas Artes dentro de la VI Exposición Internacional de Arte causando sensación y obteniendo un gran éxito de crítica y de público.
No sólo consiguió ganar una primera medalla sino que el Ayuntamiento de Barcelona, cumpliendo el reglamento establecido, adquirió la obra por 8.000 pesetas.
Romero de Torres se desplazó a Barcelona para recibir unos honores que la Exposición nacional de Madrid le había negado un año antes.
Se realizaron diversos actos entre los que destacan el homenaje del Ateneo el 11 de julio de 1911, en el que actuó el crítico Manuel Rodríguez Codolà como presentador.
El 22 de julio se celebró un banquete en el Continental, sufragado por suscripción popular tras una intensa campaña promovida por la Sala Parés y el Fayans Català, del que la prensa de la época se hizo eco:
(...) Anoche se celebró en el Continental el banquete organizado en honor del eminente pintor cordobés don Julio Romero de Torres (...) recibió pruebas de simpatía y alta consideración de todos los presentes (...)
Fuentes consultadas:
Julio Romero de Torres. El pintor de la pena negra- Estudios sobre literatura y pintura 1849-1936- El simbolismo- El Noroeste Año XV Número 5445 - 15 de octubre de 1910- El defensor de Córdoba diario católico Año XII Número 3401 3/12/1910- Gedeón semanario satírico Año XVI Número 775 02/10/1910- La Exposición de Julio Romero de Torres Diario de Córdoba 20/10/1910- La Correspondencia de España diario universal de noticias 24 10/1910- Diario de Córdoba de comercio, industria, administración, noticias y avisos Octubre/1910 Desde los ojos de la Piconera-
(...) Anoche se celebró en el Continental el banquete organizado en honor del eminente pintor cordobés don Julio Romero de Torres (...) recibió pruebas de simpatía y alta consideración de todos los presentes (...)
Fuentes consultadas:
Julio Romero de Torres. El pintor de la pena negra- Estudios sobre literatura y pintura 1849-1936- El simbolismo- El Noroeste Año XV Número 5445 - 15 de octubre de 1910- El defensor de Córdoba diario católico Año XII Número 3401 3/12/1910- Gedeón semanario satírico Año XVI Número 775 02/10/1910- La Exposición de Julio Romero de Torres Diario de Córdoba 20/10/1910- La Correspondencia de España diario universal de noticias 24 10/1910- Diario de Córdoba de comercio, industria, administración, noticias y avisos Octubre/1910 Desde los ojos de la Piconera-
Gracias.
ResponderEliminarA ti por leerme.
EliminarUn saludo
Que maravilla.
ResponderEliminarSi, el cuadro es una belleza.
EliminarBienvenido