martes, 27 de diciembre de 2011

Abderramán I y el tributo de las cien doncellas



"Por librarse de Paganos
 Las siete Doncellas francas,
 Se cortaron sendas manos,
 Y las tienen los christianos"



Empecemos por el principio, el Rey asturiano Alfonso I apodado "El católico" ya que todos sus esfuerzos durante su reinado fue consolidar la cristiandad ante Al Ándalus, se casó con la hija de Don Pelayo con la que tuvo una hija y dos hijos: la hija la llamó Andosina que la casaría con uno de sus primos llamado Silo y dos hijos Fruela y Vimarano, ¡Un Cain y Abel de la historia medieval!
Fruela, por celos a que fuera preferido por la nobleza su hermano, asesinó a Vimarano y así libre de contrincantes heredó el trono de su padre. 
Más tarde pagaría la muerte de su hermano con la confabulación contra él de la misma nobleza que años atrás le aclamaban y en una revuelta palaciega es asesinado.

Pero Alfonso I había tenido un hijo de una relación extramarital con una esclava mora llamada Silsada que vio en la muerte de sus dos medios hermanos la posibilidad de ser rey de Asturias.
Mauregato, que así se llamaba, no lo tuvo nada fácil ya que con la muerte de Fruela la nobleza colocó en el trono a un primo suyo llamado Aurelio y hermano del esposo de Andosina a pesar de estar solo seis años ya pactó con los valís musulmanes un entrego de doncellas a cambio de la paz. 
Al morir éste, sucedió al trono Silos hermano de Aurelio de Asturias y esposo de Andosina la hija de Alfonso I, cuentan algunos cronistas que para tener paz con el recién entronado Emir cordobés Abderraman I envió a su propia madre como rehén a las tierras cordobesas ... Nueve años tuvo de pacifico reino cuando nombró como sucesor a Alfonso hijo de Fruela.
Pero apenas cerró los ojos el asturiano cuando una revuelta y la ayuda del Emir cordobés dio el trono a Mauregato, el hijo de la esclava musulmana, obligando a su "sobrino" Alfonso a refugiarse en Alava al calor de los parientes de su madre.

A cambio, el Emir le exigió un tributo... La entrega de mil onzas de oro y mil de plata, mil caballos, mil espadas y mil lanzas y todos los años en recuerdo de su ayuda tendría que entregarle cien doncellas vírgenes, cincuenta nobles y cincuenta de la clase baja o campesinas, con las que el Emir podría renovar su harén, su servidumbre o venderlas como esclavas.
Mauregato accedió, instaurando una humillante tradición que ya había comenzado el rey Aurelio, y según L. A. Carvallo a pesar de ser un tributo, los nobles que entregaban una doncella cobraban de parte de los árabes quinientos sueldos y trecientos si eran de clase baja. El lugar del intercambio en el mismo sitio que fueron entregadas anteriormente un pueblo asturiano que quedó con ese nombre "Entrego".

La dicha de ser rey no le duró mucho, ya que Mauregato fue asesinado cinco años después por los nobles Don Lucilo Arias y Don Oveco Mejias que al parecer y según el Obispo de Orense ambos eran condes y cuñados; lo único que alegaron para defender su asesinato fue que se trataba de una represalia por haber instaurado tan humillante tributo.
Cuando la realidad quien había empezado con esa costumbre de tributar con doncellas a cambio de paz fue el rey Aurelio a los Valies Andalusies.

Sobre esta base, han surgido múltiples leyendas, a lo largo y ancho de nuestra geografía, que describen más detalladamente este tributo.
Los heraldos del Rey comunicaron a los habitantes de las villas del reino su obligación de seleccionar un número determinado de doncellas para luego enviarlas todas juntas a Córdoba.
Una de las villas envió sus siete doncellas con la mano izquierda cortada acto de cumplimiento, pero también de desafío, que andando el tiempo dio nombre a la villa de origen de esas siete doncellas: Simancas, muy cerca de Valladolid
Así, según algunos relatos las doncellas eran elegidas al cincuenta por ciento entre la nobleza y el pueblo llano, y su destino, también por mitades, era convertirse en criadas o bien ingresar en el harén cordobés.
También han perdurado historias sobre la forma a través de la cual eran seleccionadas las jóvenes.
Una de esas historias cuenta cómo el Rey, era especialmente celosos en el cumplimiento de su obligación hacia los musulmanes, encargaban a una nutrida tropa de sus guerreros que recorrieran el reino con la instrucción de elegir solamente a las más bellas muchachas.

Sigue contando la tradición que el tributo de las cien doncellas duró setenta años desde 790 al 862 y finalizó cuando el Rey Bermudo I  del linaje de los Miranda, por lo visto un tal Fernández de Miranda junto con otros miembros de su familia persiguieron a los soldados que custodiaban a las doncellas atacandoles y liberando a las mujeres, dicen que en recuerdo de esta liberación los descendientes de esta casa pintaron conco caras de doncellas en su escudo.
Otros cuentan que fue el rey Ramiro I el que se negó a efectuar el pago del centenar de doncellas a Abderramán II.
El Emir, ante esta falta del cumplimiento del tributo, lanzó su ejército andalusí contra los cristianos.Cuentan, que Abderramán  fue derrotado en la Batalla de Clavijo gracias a la milagrosa aparición del Apóstol Santiago y el valor del ejército cristiano.

Aquí os dejo el romance:

En consulta estaba un día  
con sus grandes y consejo
El noble Rey don Ramiro,
varias cosas discutiendo.
Cuando sin pedir licencia
se entró por la sala adentro
Una gallarda doncella,
de amable y hermoso gesto
Vestida todo de blanco
a quien el rubio cabello
bordaba de oro los hombros,
a causa de venir suelto.
Ponen los ojos en ella
Y poniéndolos en ellos
Ella comienza a hablar
y ellos a dalle silencio.
Perdonarme, dice, Rey,
Si tu consejo atropello
"No se si de Rey cristiano
te den nombre porque entiendo.
Que con fingida apariencia
Debes ser moro encubierto"
Que quien da a los que lo son
las doncellas ciento a ciento
Si por darle muerte oculta
Vas desgranado tu reino
Por harto mejor tuviera,
de una vez pegarle fuego.
O sino en tributo o parias
dieras hombres a lo menos
Que era dalles enemigos
de quien viviera con miedo
Pero si le das doncellas
Allá, en dejarlo de serlo
nacerá de cada una
Cinco o seis contrarios nuestros
Mas bien acordado está
que tus hombres se estén quedos
Porque pueden engendrar
hijas para pagar el feudo,
Que solo por engendrarlas
deben de tener sujeto
de hombres, que en lo demás
yo por mujeres les tengo
Si te acobardan las guerras,
las mismas doncellas creo
que han de venírtela a dar
por el mal que le has hecho,
Y sin duda vencerán
Si lo pones en el efecto
Que ellas son mujeres hombres
y los hombres mujeres aquesto
Alborotándose algunos
El rey se quedó en suspenso
determinó en morir
o libertad a su reino
Junto a su gente de guerra
y prestándole su esfuerzo
el glorioso Santiago,
dio la batalla y vencieron
Quedó medroso el Emir
Y el Rey con aqueste hecho
Dió libertad a Castilla
y así mismo honroso premio.

(Recopilado del libro de romances antiguos de España)


Esta batalla fue un supuesto enfrentamiento, ya que en realidad no sucedió... Solo fue una bronca entre cristianos y musulmanes de las muchas que existían en aquellos tiempos y que fue creada para el mito de Santiago Matamoros.
El motivo de la creación de esta leyenda fue la de animar a la población a luchar contra los musulmanes, para poder contrarrestar el espíritu de guerra santa con la que luchaban estos y que les conseguía el Paraíso
Todavía hoy se celebran fiestas en algunos lugares de España conmemorando la supresión de aquel odioso tributo.



Fuentes consultadas: 
Wikipedía- Memorial de la casa y servicios de don Joseph de Saavedra marques de Ribas, escrito por José Pellicer de Salas y Tovar- El tributo de las cien doncellas enciclopedia de Oviedo- Asturias Recuerdos y bellezas de España por Jose Maria Quadrado- El libro de los Obispos de Córdoba- Las Cantareras o el tributo de las cien doncellas de Ana Isabel Arias Fernández- El tributo de las cien doncellas o el precio de la paz en la Hispania de los siglos VIII y IX de Ana Alvarez Gárcia- Fotos recogidas de Internet ordorenascendi -espanafascinante.com 

3 comentarios:

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