viernes, 29 de octubre de 2010
Gonzalo Fernández de Córdoba "El Gran Capitán"
Jamás pensaría Gonzalo Fernández de Córdoba llegar a tener la fama que tuvo, ni que llegaría a ser la mano ejecutora en la historia de España.
Siendo un segundón de una familia donde los títulos eran heredados por el primogénito, a él solo le quedaba o la carrera militar o la carrera eclesiástica.
Fue el más pequeño de tres hermanos, nació en una familia acomodada de Montilla provincia de Córdoba, en 1453.
Alfonso el primogénito, al que se le conocería como Alonso de Aguilar, Leonor la única hija, y el pequeño Gonzalo, que apenas tenía tres años cuando su padre murió.
Hijos de D. Pedro Fernández de Córdoba, V Señor de Aguilar y Priego y de la noble dama doña Elvira de Herrera.
Al morir sus padres, Gonzalo apenas tiene tres años de edad y tanto él como su hermano Alonso, son trasladados a Córdoba junto a su hermana Leonor. Donde quedan al cuidado del prudente y discreto caballero don Pedro Fernández de Cárcamo, señor del Castillo del Aguilarejo en Córdoba, casado con María de Herrera tía de los pequeños, dándoles una educación muy esmerada, instruyéndolos inclusive en el arte de la guerra.
D. Alonso de Aguilar al ser el primogénito queda como heredero siendo muy generoso con sus dos hermanos...
A la hermana de ambos cordobeses, conocida con el nombre de Leonor Fernández de Córdoba la casó con un primo hermano llamado Martín Fernández de Córdoba.
Y a D. Gonzalo, lo manda a la corte de Ávila, sufragando todos sus gastos, para seguir la fortuna al servicio del Infante Alfonso, hermano de la que luego sería la reina Isabel I de Castilla.
Pero cuando el Infante don Alfonso muere en Cardeñosa en circunstancias misteriosas, pasa a servir a la Infanta Isabel, futura Isabel la Católica.
En su juventud, D. Gonzalo destacó en el manejo de las armas en torneos y en todos los ejercicios de guerra además por su gallardía, su vivaz ingenio ayudado por tener una conversación fácil acompañado todo por el saber vivir muy bien.
Cuentan que su vestuario era exquisito y que incluso su tío, D. Pedro, alertó a D. Alonso de Aguilar porque vivía por encima de sus posibilidades y la asignación que su hermano le enviaba desde Córdoba le duraba solamente varios días.
A lo que contestó D. Gonzalo:
"No me quitarás, hermano mio, este deseo que me alienta en dar honor a nuestro nombre y de distinguirme. Tú me amas y no consentirás que me falten los medios para conseguir estos deseos..."
Y con esto zanjó los reproches de su hermano.
Con el matrimonio de Isabel y Fernando, los Reyes Católicos, Gonzalo vuelve a Córdoba contrayendo matrimonio con su prima Isabel de Montemayor, hija de Luis Méndez de Sotomayor, VII Señor del Carpio, y de Marina de Solier y Córdova.
Cuentan que su hermano, D. Alonso de Aguilar con motivo de su boda, le regaló la tenencia de Santaella y cuando los recién casados iban camino a tomar posesión, cayeron prisioneros por su primo y enemigo Diego Fernández de Córdoba y Montemayor, I Conde de Cabra, que los tuvo encerrados en su castillo, a causa del rifirrafe que siempre tuvieron tanto el Conde y su hermano D. Alonso de Aguilar, hasta que fueron liberados por la intercesión de los Reyes.
Pero la vida no le fue nada fácil a D. Gonzalo y un revés, de los muchos que existieron en su vida, le hace tomar una decisión que le daría la gloria en el futuro. Su esposa Isabel muere de parto junto con la pequeña y de nuevo sólo y sin cargas familiares, D.Gonzalo toma partido por Isabel en la lucha civil que enfrenta a ésta con Juana la Beltraneja, iniciando su carrera militar en la Guerra Civil Castellana y en la de Granada, donde sobresalió como soldado.
A la edad de 25 años, participa en la batalla de la Albuera, cerca de Mérida, contra los portugueses, a partir de la derrota de las tropas portuguesas se va a producir el reconocimiento por parte de Alfonso V de los derechos de Isabel sobre su esposa y sobrina, Juana la Beltraneja, la cual, una vez que murió su esposo Alfonso V, fue encerrada en el convento de Coimbra.
Desde 1481 a 1492 comienza las guerras de Granada donde D. Gonzalo Fernández de Córdoba juega también un papel muy importante como brazo ejecutor de los Reyes.
Las huestes nazaríes toman el castillo de Zahara y llevan a sus moradores cautivos a Granada.
Los cristianos tenían que responder y tomaron Alhama, punto estratégico por su corta distancia, tan solo 55 km, a Granada.
Pero no se quieren quedar en solo eso, y las tropas conducidas por el marqués de Cádiz sufren un ataque feroz por parte de los hombres del Zagal, hermano del sultán Muley Hacen, en su asalto a Loja y la Axarquía...
Sabiendo el duro revés por parte de los cristianos, Boabdil intenta conquistar Lucena con 700 jinetes y 9.000 soldados. Los musulmanes cayeron estrepitosamente derrotados y Boabdil fue hecho prisionero por el alcaide de los donceles, Don Diego Fernández de Córdoba, sobrino de D. Gonzalo y por D. Alonso de Aguilar, su hermano.
Llevado hasta Córdoba, donde fue encerrado en la entrañas del Alcázar, fue trasladado a la torre de Porcuna y custodiado por el Conde de Cabra... ( Pero ésta historia déjame que te la cuente otro día )
Ese mismo año, toma la ciudad de Illora y es nombrado por los Reyes Católicos alcaide de esa ciudad, desde donde acosa a Granada.
Y es ahora donde el Rey Fernando le elige una nueva esposa a Gonzalo, y de segundas nupcias se casa con doña María Manrique de Figueroa y Mendoza, hija tercera de don Fadrique Manrique de Castilla.
De este segundo matrimonio nacieron tres hijas: María de Córdoba que murió muy niña, Beatriz de Córdoba, que murió muy joven en Génova cuentan que de unas fiebres, y doña Elvira, que quedó como única heredera.
Elvira le salió rebelde a D. Gonzalo, ya que estuvo varias veces comprometida y en ninguna de ellas aceptó los casamiento en los que su padre o el Rey hubieran participado.
La primera vez estuvo comprometida con la primera con Federico Colonna, duque de Tagiacozzo, el cuál declinó, la segunda con Bernardino Fernández de Velasco, duque de Frías, conde de Haro y Condestable de Castilla.
En la tercera y cuarta intervino el Rey Católico, ya que primero la quiso casar con su sobrino Alonso y luego para su nieto Fernando de Aragón.
En ninguna de las cuatro aceptó una matrimonio impuesto...
D. Gonzalo Fernández de Córdoba, por sus destacados servicios, recibió una encomienda de la Orden de Santiago, el señorío de Orjiva y determinadas rentas sobre la producción de seda granadina, lo cual contribuyó a tener su propia fortuna.
Italia sería el nuevo frente abierto tras Granada... Toda la experiencia adquirida y acumulada en la guerra de Granada le permitió poner en práctica diferentes innovaciones que le aseguraron su triunfo en las campañas de Italia.
La invasión francesa de Nápoles motivó la participación española en el conflicto en ayuda del rey napolitano, siendo don Gonzalo el militar elegido por los Reyes Católicos, para encabezar los ejércitos... De nuevo es el cordobés el brazo ejecutor de los Reyes.
Tras una primera derrota, Gonzalo ya sabía que hacer: "La guerra de guerrillas". Emboscadas, ataques nocturnos...
Tras unos años de campañas consigue su objetivo, vence en los asedios y expulsa a los franceses... Y es ahí, en ese momento cuando nuestro insigne paisano nace con el sobrenombre de el Gran Capitán...
Honores, ducado de Sant Angelo, rosa del oro entregada por el papa y recibimiento triunfal en España.
Una vez aquí, en España, interviene en la Primera Guerra de las Alpujarras, se convierte en I Señor de la Taha de Órgiva y Busquistar...
Poco disfruta de su nombramiento, pues un año después de nuevo vuelve a Italia, dado que un nuevo rey francés llamado Luis XII había nuevamente invadido Milán reclamando unos supuestos derechos...
D. Gonzalo le gana la mano, Luis XII se ve obligado a la firma de una tregua de tres años, y la gloria para el cordobés, nuevo duque de Terranova, y el cargo de primer Virrey de Nápoles, con una renta de 10.000 ducados anuales.
Como Virrey de Nápoles estuvo al frente de tan alta dignidad tres años, pero tras el fallecimiento de la reina Isabel, el rey D. Fernando enseña su verdadera cara, inician un distanciamiento que provocó la retirada de Fernández de Córdoba del gobierno napolitano.
De ahí la famosa anécdota de las " Cuentas del Gran Capitán”
El rey Fernando el Católico, envenenado, por algunos de la Corte sobre los ligeros deseos independentistas del territorio que podían ser encabezados por el Gran Capitán, llevaron a pedirle a don Gonzalo cuentas de en qué había gastado el dinero de su reino.
Esto fue visto por D. Gonzalo como un insulto y la ingratitud de un Rey al que le había puesto tanta victorias en su manos.
De la respuesta hay varias versiones, la más común diría más o menos así:
Cargo.
Ciento treinta mil ducados remitidos por primera partida.
Ochenta mil pesos por la segunda.
Tres millones de escudos por la tercera.
Once millones de escudos por la cuarta.
Trece millones de escudos por la quinta.
Descargo.
-Por picos, palas y azadones, cien millones de ducados;
-Por limosnas para que frailes y monjas rezasen por los españoles, ciento cincuenta mil ducados;
-Cien mil ducados en pólvora y balas.
-Por guantes perfumados para que los soldados no oliesen el hedor de la batalla, doscientos millones de ducados;
-Por reponer las campanas averiadas a causa del continuo repicar a victoria, ciento setenta mil ducados;
-Cincuenta mil ducados en aguardiente para las tropas en día de combate para calentarlos del frío.
-Millón y medio de ducados para mantener prisioneros y heridos.
-Setecientos mil cuatrocientos noventa y cuatro ducados para pagar a espías
-Tres millones de ducados en sufragios para los muertos.
- Y, finalmente, por la paciencia de tener que descender a estas pequeñeces del Rey a quien le he regalado un reino, cien millones de ducados.
Cierta la anécdota o no, la expresión "las cuentas del Gran Capitán" han quedado como frase hecha para una explicación pedida por algo a la que no se tiene derecho.
Y es entonces, cuando comienza una serie de humillaciones por parte de Fernando el Católico hacía D. Gonzalo, como el querer que renunciara al mayorazgo de Santiago, aunque el gran Capitán jamás renunció a ese mayorazgo, si que le envió una carta donde confirmaba su respeto y sumisión al mismo y que todo lo realizado y conseguido por él hasta ahora, ha sido para provecho y gloria de sus majestades.
Pero el Rey no perdona, y aprovecha un motín que ocurre en Córdoba en la primavera de 1508, no ya para desprestigiar la casa de los Aguilar sino para destruir el castillo que había visto nacer a don Gonzalo Fernández de Córdoba.
Como he comentado antes, se produjo un motín en Córdoba contra del inquisidor Diego Rodriguez Lucero"El Tenebroso" apodado así, por su oscurantismo y crueldad, los cordobeses cansados de la violencia y atrocidades de éste hombre, se levantaron contra él y asaltaron la prisión del Santo Oficio para liberar a más de 400 presos que estaban dentro, temiendo por su vida el inquisidor huyó como una vulgar rata por una de las puertas del Alcázar.
Cuando el Rey se entera manda al alcaide de su Casa y Corte, el licenciado Gómez y Herrera para que averiguara las causas de estas revueltas.
El marques de Priego, sobrino del gran Capitán e hijo de D. Alonso de Aguilar, recordemos lo indomable que fue este hombre y que el marqués como hijo suyo había heredado, increpó al enviado al decirle que ellos sabían de sobra que era lo que estaba pasando en la ciudad, ya que él mismo había apelado al Rey por este motivo, y no contento con desobedecer al Católico retuvo durante largos días en su castillo al licenciado.
El Rey, no corto ni perezoso, al frente de un numeroso ejercito se planta en Córdoba, más concretamente en Montilla, condenando a muerte al marqués, aunque más tarde le conmutó la pena con el destierro, confiscando todos sus bienes que se quedó la corona y que precisamente era lo que buscaba y mandando arrasar el castillo donde nació d. Gonzalo...
Hasta el Cardenal Cisnero intenta mediar para que no destruya el castillo, cosa que no consigue que para más inri le manda los encargos de demolición al coronel d. Cristobal de Villalba , hombre que había servido en Italia a las ordenes del gran Capitán.
Esto fue lo que le causó una enorme herida en el alma de don Gonzalo y que bien pudo ahorrarse el ingrato Rey Fernando el Católico que tal vez por envidia, por rencor o indiferencia y bajo un nombramiento como Alcaide de Loja, destina al Gran Capitán a un exilio encubierto.
Y tras algún intento de regresar a Nápoles, impedido por el Rey, Don Gonzalo Fernández de Córdoba, I Duque de Sessa, Terranova y Sant Angelo, Marqués de Vitonto, Gran Condestable, Virrey y Conquistador de Nápoles, I Señor de la Taha de Órgiva y Busquistar, Caballero en la Orden de Santiago, a quién todo el mundo conoció por “El Gran Capitán” muere a la edad de 62 años, un día 2 de diciembre de 1515 a consecuencia de una fiebres cuartanas, en su casa de Granada, acompañado de su esposa doña María y su hija Elvira que dejó como heredera de toda su fortuna.
Cuentan que:
"Después de su muerte, lo sentaron en una silla y lo tuvieron así todo el día, para que la gente lo viese. Hubo grande llanto por su muerte, en Granada, así de moros como de cristianos, por todas las calles que había de pasar cuando lo llevaron a enterrar"
Doña Elvira de Córdoba, II Duquesa de Sessa, unos años después de la muerte de su padre, se casó con su primo D. Luis Fernández de Córdoba, IV Conde de Cabra...
Su planta, su porte, su diplomacia, su condescendencia, su forma de ver el arte de la guerra hicieron de este cordobés un ejemplo a seguir...
Y aquí termina la historia sobre la lealtad de D. Gonzalo Fernández de Córdoba llamado El Gran Capitán contra la ingratitud de un envidioso Rey
Fuente:
D. Gonzalo de Córdoba: El genio militar y el nuevo arte de la guerra al servicio de los Reyes Católicos -El castillo donde nació el gran Capitán fue demolido por Fernando el Católico por José Cobos diario de Córdoba 06/11/1950 El gran Capitán colaborador de los reyes Católicos por R Diario de Córdoba 22/04/1951-El arte militar y el renacimiento Una gran figura militar D. Gonzalo Fernández de Córdoba por V G F Diario de Córdoba 25/01/1953- D. Gonzalo de Fernández de Córdoba por Miguel Muñoz Vazquez diario de Córdoba 20/02/1953-Genealogía de la familia Fernández de Córdoba - Córdobapedia - Fotos recogida de Internet.
viernes, 22 de octubre de 2010
Ana López, la gitanilla arisca del pintor
Carmen con clavel rojo 1904-1906 óleo sobre lienzo 45 x 56 cm Destino desconocido |
Se llamaba Ana López García apodada "Cara sucia" dicen que era menuda y preciosa y de rostro muy expresivo y por diez reales al día posó para el pintor.
Andaba D. Julio Romero de Torres por uno de los cabaret más populares de Córdoba llamado el Kurssal Andaluz que se encontraba en la calle Obispo Fitero cuando descubrió a una gitanilla de pequeña y discreta figura que vendía claveles... ¡Era la carita que estaba buscando!
En un principió posó para él vestida, el primero en "Vividoras de amor"
Vividoras del amor |
Pero por lo visto esta "Carita de ángel" era de temperamento difícil e irresponsable según contaba el pintor...
Le gustaba la juerga y se perdía días enteros con la gente del Cabaret lo que le hacía imposible el poder pintarla a diario retrasándole su obra.
El pintor la llamaba "La gitanilla Arisca" e incluso llegó a relatar:
"Hace unos años en Córdoba, para mi cuadro "La musa gitana" tuve por modelo a una mocita preciosa a la que paradójicamente la apodaban "Cara sucia" y que la fatalidad se empeñó en dificultar mi trabajo pues era una juerguista consumada, y no puede usted formarse la idea de lo que hube de padecer hasta conseguir finalizar la tela. ¡Que unos señoritos se la habían llevado de juerga por unos días a una quinta de Lucena!, pues allí que iba yo a caballo para traérmela y así poder seguir mi obra. Incontables veces tuve que hacer esto para conseguir que la arisca gitanilla me sirviera de modelo para aquel cuadro que me premiaron" ¡Una autentica desesperación!".
Por treinta reales al día, consigue que "Carasucia" pose nuevamente para él; la suma se había incrementado al triple porque necesitaba que esta vez lo hiciera completamente desnuda.
Y así nació la Musa gitana, el cuadro revolucionario y rompedor que iba a obtener primera medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes en 1908 con un premio de 6000 pesetas y siendo adquirida por el Estado Español.
La musa gitana 1908 Óleo y temple sobre lienzo Medidas: 97 x 158,5 cm Museo Reina Sofia Madrid |
"La musa gitana" que muestra el desnudo integral de Ana López que aparece tan sólo vestida con un collar de coral y con esa indiferencia que ya observamos en Carmen, clavando sus ojos desafiantes en el espectador.
El desnudo de perfecta armonía ocupa el primer plano de la composición entre sábanas bordadas y terciopelos que juega con el perfil del guitarrista "El Chocolatero" en la penumbra.
Y al fondo siempre Córdoba, su Córdoba...
Cuentan que después de la gran aceptación que tuvo aquel cuadro, Ana López estuvo bastante promocionada hasta que le salió un señor que la retiró, como se decía antiguamente, y le puso casa y un negocio en el barrio de San Agustin.
Dicen que la tranquilidad y el bienestar le hizo coger kilos y tuvo que despedirse de ser modelo del pintor.
Pero Ana López García jamás olvidó a D. Julio Romero de Torres e incluso costeó una misa por el alma del pintor.
Fuente:
Las gitanas de Julio Romero de Torres de Gracia Jimenez Lérida- Las mujeres de Julio Romero, colección Córdoba Diario de Córdoba y Cajasur de Valverde Candil- Wikipedia- Diario la Voz
sábado, 16 de octubre de 2010
Iglesia de Santiago y la leyenda de los templarios
Desde Abd al-Rahman I hasta la reconquista cristiana, fueron muchas las mezquitas que existieron en la ciudad,
tenemos que recordar que se decía, que en tiempos de Abderramán III, Córdoba tenía más de un millón de almas, he incluso cronistas de la época como Ibn Galib, (Farhat al-anfus) - según cuenta R. López Guerrero y A. Valdivieso Ramos en su trabajo "Las mezquitas de barrio de Córdoba" y nuevas lineas de investigación- elevan esta cifra hasta más de 3800 entre la Medina y los arrabales ¡La verdad creo que es una exageración pero de que existieron muchas eso si es cierto!
De entre los barrios situados al este de la Medina en la denominada Axerquia - prosigue R. López y A. Valdivieso-se encuentra el de Sabular, uno de los más antiguos, en la calle Agustín Moreno, la antigua calle de Sol que tan relatada fue en el libro de "La feria de los discretos" de Pío Baroja, y en el cual se conservan restos de una de sus mezquitas identificada como la del 'Amir Hisam.
Identificada cronológicamente en la época de Hisham I ya que cronistas árabes hablan de ella cuando las revueltas del Arrabal y según Mohamed Méouak en su libro "Génesis de las ciudades islámicas en Al Andalus" la fundación de esta mezquita en un lugar tan alejado por aquel entonces, se debe interpretar a la consolidación del barrio y a la cercanía de la basílica de los tres santos (Fausto, Genaro y Marcial) que ya recibían veneración desde en la ciudad desde el siglo IV ,y que en tiempos de S. Eulogio existía una congregación de clérigos regentando una escuela y la que hoy está identificada como San Pedro.
Al igual que otras iglesias fernandinas, su planta es rectangular y cuenta con tres nave, destacando la central por su anchura.
Situada en el corazón de la Axerquia esta bellísima iglesia oculta entre las casas del barrio que desgraciadamente pasó por múltiples vicisitudes desde el incendio en 1979 o el posterior derrumbe de la cubierta en 1981 esto hizo que se restaurara para poder disfrutarlo.
Como se puede comprobar la entrada a la iglesia no es la principal sino la de un pórtico situado en la nave del Evangelio.
Detalle de fachada lateral Puerta gótica con arquivoltas |
esta portada se estructura a través de un arco dotador de alquivortas de punta de diamante, que descansan sobre capiteles con motivos vegetales como es la tradición gótico mudéjar al igual que el rosetón que se encuentra en la fachada.
Rosetón Ojival |
Interior de lateral la iglesia |
Nave central hacia la cabecera
En el altar mayor, el abside central se puede apreciar la bóveda de cañón donde se encuentra la escultura barroca de Santiago Apostol
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Bóveda fondo nave lateral |
Detalles de Bóvedas |
Posee en su base escasos restos de paramento con traza califal y su construcción se data entre los dos últimos tercios del siglo IX y es, por tanto, el más antiguo de los alminares andalusíes fechados hasta el presente.
Su fábrica islámica se desarrolla en los dos cuerpos de que consta la torre, que suman 8,80 metros de altura.
Torre con la base del antiguo Alminar |
Cuerpo superior y espadaña |
Tejados de la parte de atrás de la iglesia |
Junto con la mezquita también les entregó tierras frente al río en Almodovar del Rio- prosigue el escritor- en la orilla izquierda del Guadalquivir hoy llamado "el Cortijo del Temple", cortijo con sus quinientas cuarenta fanegas de tierra plantadas de olivos, era una importante posesión localizable actualmente en la finca El Sotillo.
El cortijo se levanta sobre suelo romano de una hacienda de la familia Aurelii Heraclea (Entre I -III siglo adc) A cambio, prosigue el señor Alarcón- fueron los encargados de custodiar el extremo sur del puente romano, mediante la torre de la Calahorra, en cuyas aspilleras figura la cruz de Tau, cruz esotérica de la orden.
LA LEYENDA
Cuenta la leyenda que cuando los caballeros tomaron posesión de la mezquita "Amir Hisham" apareció en ésta una figura de una virgen de mediana estatura y de mármol blanco. ¡Desde luego era un milagro! Porque todos sabemos que los musulmanes no adoran estatuas ni nada relacionado con imágenes... Nadie supo como había podido llegar aquella escultura hasta allí.Los templarios la hicieron presidir el altar mayor venerándola e incluso llamándola "Señora de la Blanca" ante ella, juró su cargo el Comendador templario Juan de Cea, conquistador de la ciudad de Córdoba sirviendo al rey Fernando III "El Santo" y antepasado de María Cea que vivía en la casa del Indiano y que ya hablamos de ella hace un tiempo.
"La señora" siempre estuvo allí... Hasta la supresión del Temple, que pocos días después de marcharse los caballeros templarios, la virgen desapareció sin dejar rastro...
¿Qué fue de ella? Jamás se supo... Desapareció del mismo modo que apareció.
Como Anécdota del Templo
El 15 de Julio de 1488- Según P. de Madrazo en su libro de Córdoba- "Entraron en Córdoba los reyes de vuelta contra la campaña contra los moros, y D. Iñigo Manrique (Obispo) recibió al rey con su cabildo en la Catedral, donde fue a dar gracias al Todopoderoso por la conquista de Loja, Illora, Moclin y otros lugares. Así que la reina que se hallaba en Córdoba, recibió la noticia de la toma de Loja fue al templo con el mismo piadoso objeto, y allí se formó una solemne procesión a la iglesia de Santiago, por ser patrón de España, asistiendo la Reina con la infanta Isabel hasta volver a la catedral y finalizar la función. "
En 1979 un incendio fue el detonante de la mala situación en que quedó la iglesia no siendo hasta un derrumbe ocasionado en 1981 en que no se hizo la restauración total de este bonito templo.
Fuentes consultadas:
Las mezquitas de barrio de Córdoba y nuevas lineas de investigación de R. López Guerrero y A. Valdivieso Ramos- Templos Jacobeos en la diosesis de Córdoba por Isidro Rodriguez Rodriguez- Catalogo de los Obispos- Recuerdos y Bellezas de España de P. de Madrazo- La huella de los templarios: Tradiciones populares del temple en España de Rafael Alarcón Herrera- Otra historia de Córdoba de Galisteo Roger- La maldición de los santos Templarios-Genèse de la ville islamique en al-Andalus et au Maghreb occidental por Mohamed Méouak- turismo de Córdoba- la fotos están identificadas con el nombre de su propietario.
viernes, 8 de octubre de 2010
Qasim ibn Hammud "El odiado"
Con la muerte de Ali ibn Hammud, todos creyeron que el recién proclamado omeya Abderraman IV recuperaría Córdoba. ¡Pero no fue así! Ya que fue traicionado por sus propios hombres encontrando la muerte en el asedio de la ciudad de Guadix.
Pero los seguidores de Ali se apresuraron a proclamar Califa al hermano del difunto llamado Qasim, gobernador de Sevilla por aquellos entonces.
Que aceleró su llegada a Córdoba y bajo el pretexto de vengar a su hermano se condujo con tal crueldad que pronto hizo bueno al difunto Ali ibn Hammud.
Los hammudíes que se creían mucho mejores que los Omeyas, pecaron de la mismas sorprendentes luchas internas entre su propia familia; y su talón de Aquiles era su propio sobrino e hijo de su hermano.
Yahya ibn Ali que así se llamaba su sobrino, sentía que su propio tío lo había desposeído de lo que por derecho le pertenecía, la bella Córdoba.
Con muchos frentes abiertos, Qasim decidió pactar con su sobrino, con el fin de repartirse el gobierno de la España Musulmana a cambio, lo nombró su heredero y le entregó a su hija Fátima como esposa.
En señal de respeto hacía su sobrino, vio necesario trasladarse a Ceuta para presentarle sus respetos a su hermano muerto...
Lo que aprovechó Yahya para entrar en Córdoba y proclamarse como el único Califa ¡Anda que no fue vivo ni ná!
De vuelta Qasim de Ceuta descubrió cual pérfido fue su sobrino Yahya al Muhtal, el cual aprovechando la situación reclamó el trono como único heredero de su padre, proclamándose Califa de Córdoba un día 13 de agosto del 1021.
Qasim en aquel momento nada pudo hacer quedándose en Sevilla y durante poco más de un año existieron dos Califas: Uno en Córdoba , Yahya y su tío en Sevilla.
Pero Qasim no quedó satisfecho y uniendo banderas con los que le permanecían fieles se dirigió hacia la Córdoba... Su sobrino, viendo con las fuerzas que venía su tío salió refugiándose en Algeciras donde se fortificó...
De nuevo Qasim entraba en Córdoba en medio de un silencio que le hizo entender lo odiado que era para los cordobeses, lo que para Qasim fue una provocación, y utilizando aún más la violencia que le caracterizaba fue dando muerte a todo aquel que se le cruzaba en su camino.
Los principales de la ciudad trabajaron con ahínco repartiendo armas entre los pobres de la ciudad, y una noche a la señal convenida todos los cordobeses atacaron el Alcázar batiéndose con la guardia de éste...
Cuentan que las calles se llenaron de cadáveres y cuando el ejercito de Qasim mataba a un cordobés salían dos más para atacarles...
Viendo la situación, el Califa prefirió rendirse y fue escoltado hasta Jerez donde su valí le dió hospitalidad.
Los cordobeses y sevillanos deciden librarse de los hammudíes. Una serie de circunstancias imprevistas elevó como Califa a otro Omeya: Abderramán V, hermano de Muhammad al Madhi, Córdoba de nuevo le da la oportunidad a otro Omeya.
Pero eso, déjame que te lo cuente otro día.
Fuentes consultadas:
Recuerdos y Bellezas de España de P. de Madrazo- Historia de los musulmanes en España de Reinhart Dozy - Crónicas de la provincia de Córdoba de Manuel Gonzales Llana- Saladino por Julio Reyes Rubio- Breve historia de Andalucia de Manuel Peña Diaz- Wikipedia- El Islam y Al Andalus- La otra Córdoba de Galisteo Roger-Foto recogida de internet
sábado, 2 de octubre de 2010
La leyenda del árbol que plantó Julio Cesar
Se tiene constancia histórica de que el plátano de sombra fue cultivado desde la época de los griegos y luego por los romanos, quienes seguramente lo traerían a Hispania, como indica la obra "De Platano Cordubensi"
Dos años estuvo Cayo Julio César en Córdoba como cuestor, puesto a las órdenes de su gobernador, éste le encargó que recorriera las comunidades para, en su nombre, administrar justicia.
Se acomodó en el Alcázar donde en aquel momento estaba instalado el Forum Censorium o aduana a la vez que residencia del gobernador.
Cuenta la leyenda que cuando César llegó a Corduba la bella, plantó un plátano de sombra con sus propias manos, en los jardines del Alcázar.
Y que durante la dominación romana, éste se hizo tan frondoso que hasta los poetas como Marcial lo hiciera inmortal en sus rimas...
Tras la muerte del dictador, se creía que en el árbol residía su genio y que su exuberancia era debido a que se regaba con el vino en señal de aprecio, pues se creía que así crecería mejor.
Hay una mansión en tierras tartesias,
por la parte en que la rica Córdoba se solaza con el calmoso Betis,
donde los rubios vellones cobran color por el mineral del lugar
y vellocinos de oro recubren al ganado hesperio.
En medio de la casa, abarcando toda la morada,
se alza un plátano cesariano de tupida cabellera,
al que plantó la próspera diestra del invicto huésped,
y empezó a crecer como un brote de aquella mano.
Su espesura parece que intuye a su creador y señor:
así de lozano está y busca con sus ramas las excelsas estrellas.(...)
¡Oh prenda de los dioses, oh árbol del gran César!
No temas el hierro ni los fuegos sacrílegos.
Puedes aguardar que los honores de tus hojas sean eternos:
no te plantaron manos pompeyanas.
Fuente:
Julio Cesar de Rafael Castejón Diario de Córdoba 04/07/1956- Bimilenario de Julio César de Diiario Córdoba 01/07/1962- -Guía de los árboles y arbustos de la Península Ibérica y Baleares de Ginés A. López González- Las glorias nacionales: grande historia universal. Ambrosio de Morales- -Foto recogida de Internet