viernes, 28 de enero de 2011

Las Profecías de Nostradamus y Córdoba





Las profecías de Nostradamus es por todos conocido los innumerables aciertos de sus cuartetas.
Algunas de las cuales son verdaderamente asombrosas... En ellas nos habló de asuntos que luego fueron cumplimentándose puntualmente:
La revolución francesa, la Segunda Guerra Mundial, Hitler, Mussolini, Franco, la muerte de Kennedy, las torres gemelas y un larguísimo etc.
Nadie sabe con certeza cuales eran las artes adivinatorias que Michel de Nostradamus dominaba, pero lo cierto es que sus predicciones tuvieron un altísimo porcentaje de aciertos que le llevaron a escribirlas en sus reeditadas Centurias.
Y estas son las que nos habla de Córdoba:

XX / Centuria III
Por las comarcas del gran río Bético,
Lejos de Iberia en el reino de Granada:
Cruces rechazadas por gentes Mahométicas,
Uno de Córdoba traicionará la comarca.


LI
El Bizantino haciendo oblación,
Tras haber Córdoba retomado:
Su camino largo reposo bien ganado:
Mar pasando presa por la Golongna tomada.


XLIV
Cuando un Rey sea contra los suyos,
Nativo de Blois sojuzgará Ligures,
Mammel, Córdoba y los Dálmatas.
De siete luego la sombra a Rey suerte y muros.


¡Aunque yo me he quedado como estaba!... Y es que a Nostradamus no se le entiende hasta que no han sucedido las cosas... Así que espero no conocer a quien traicione Córdoba.


Sacadas del libro de Centurias -Foto recogida de Internet

jueves, 13 de enero de 2011

‘Abd al-Aziz ben Muza, segundo valí de Al Ándalus



Abdalazis no fue un mal gobernante, tal vez se debía de haber guardado más la espalda por el mismo que él creía defender...
Cuando su padre, el gobernador general del Magreb y primer valí de Al Andalus, Musa Inb Nusair, fue llamado a la corte junto a su lugarteniente Tariq, Abdalaziz quedó como segundo valí de los territorios ibéricos. 
Lo primero que hizo fue instaurar su gobierno en Sevilla una vez instalado, cuentan que el gobernador dispuso una expedición por las costas orientales queriendo llegar hasta Murcia, donde existía todavía un caudillo llamado Teodomiro al que apodaban " el último godo".

Conocida por éste la noticia de que el valí iba hacia sus tierras reunificó las mermadas fuerzas de las que podía disponer y le quiso tender una emboscada en el desfiladero de Cazlona y Segura ya que no podía enfrentarse en número en una batalla campal. Pero fue rechazado por las tropas del musulmán refugiándose en Orihuela. 
Allí se refugió Teodomiro con sus hombres sabiendo que el valí los perseguía con un gran número de soldados ¡Jamás podrían con ellos!
Así que pensando como podrían ganarle a Abdalaziz, Teodomiro hizo llamar a todos ls habitantes incluida mujeres y niños a los que hizo vestir como hombres para que cuando se acercara el musulmán viera la cantidad de hombre asomados a las murallas para poder defender la ciudad.
Cuando se dispuso Abdalaziz a atacar la ciudad descubrió una gran cantidad de soldados que no sabía de donde habían salido y pensando que posiblemente quisieron hacerle una emboscada, asentó su campamento cerca de la ciudad para determinar junto a sus lugartenientes lo que hacer...
En ésto que vio que se abrieron las puertas de la muralla donde salió un parlamentario que se ofrecía para hablar con él sobre un tratado de paz.
Abdalazis, hombre templado y tolerante valoró la sangre que podía ser derramada o la paz que podrían firmar optando por lo segundo. Se firmó un tratado al que se le llamó  tratado de Tudmir o tratado de Orihuela en el que según- Joaquin Guichot- fue uno de los documentos más curiosos de su época en el que dice: 

 "En nombre de Dios clemente y misericordioso: rescripto de Abdalaziz hijo de Muza, a Teodomiro hijo de Godos, séale otorgada la paz y sea para él un pacto de Dios y de su profeta, a saber: que no se le hará guerra ni a los suyos, que no se le desposeerá ni alejará de su reino que los fieles no mataran ni cautivaran, no separaran de los cristianos sus hijos ni sus mujeres, ni les haran violencia en lo que toca su religión , que no se les incendiaran las iglesias, sin más obligaciones por su parte que las de aquí pactadas. Queda convenido que Teodomiro ejercerá pacificamente su poder en las siete ciudades siguientes: Orihuela, Valencia, Alicante, Mula, Biscaret, Aspis y Lorca. Que él no dará asilo a nuestros enemigos ni nos ocultará sus proyectos que él y los suyos pagarán por cabeza cada año un dinero de oro, cuatro medidas de trigo, cuatro de cebada, cuatro de vino, cuatro de vinagre, cuatro de miel y cuatro de aceite, los esclavos y campesinos pagarán la mitad. Firmado el rescripto presente Otman-ben-Abi-Abdad, Habi-ben-Obeida y Abu Casim et Mozeli 
                                             Fecha el cuatro de redjeb del año 94 la hejida (5 abril de 713)" 


Una vez que fue firmado el tratado, el parlamentario se dio a conocer como el mismo Teodomiro, jefe de los cristianos. 


Cuentan que el gobierno de Abdalaziz fue tan prudente, moderado y conciliador que su popularidad, junto con el casamiento de Egilona, o como era llamada en árabe Ayla, viuda del desventurado Rey Rodrigo y con la que según algunas crónicas tuvo dos hijos: Un hijo llamado Omar y una hija llamada Aisha, llegó a oídos de Damasco planteándole un gran peligro, ya que con ese matrimonio legitimaba su situación política ante Hispania, siendo estas las causas para decretar desde Damasco la muerte del valí.

A la entrada de la mezquita que había construida a las puertas de Sevilla, muy cerca de su casa de recreo donde pasaba largas temporadas, fue apuñalado hasta que lo dejaron sin vida, cortándole la cabeza que fue enviada al Califa Suleiman.
En Damasco, dicen que el Califa hizo llamar al Muza y cuando llegó al Alcázar preguntó el Suleiman con irónico acento: 
-¿Muza, conoces esta cabeza? 
- Si, contestó el anciano, la conozco, feliz sea en su martirio, por Dios lo habéis asesinado cuando era fiel cumplidor del ayuno y de la oración nocturna. Que la maldición de Dios caiga sobre el que asesinó a quien valía más que él. 

Musa salió de la sala y partió a su patria, donde al poco tiempo murió. 
Al asesinato de Abdalazis  fue nombrado sucesor su primo Ay-yub, hijo de una hermana de Musa ben Nusayr, que gobernó durante seis meses hasta que llegó al Hurr b. Abderramand

Pero eso, déjame que te lo cuente otro día



No te digo, Abdelaziz,
que no esté bien lo que has hecho;
tu conducta generosa
yo la aplaudo y la celebro.
Casarte con Egilona
ha sido rasgo muy bello.
Convertir a la cautiva
en señora, es un buen hecho.
Hacer dueños de ti mismo,
hacerte tú mismo siervo
de la de quien señor fuiste,
de la que te vio por dueño,
es un acto que te eleva
y que abona tu talento.
Respetar su religión,
es ser justo y es ser bueno,
tolerante y respetuoso,
imparcial y caballero.
Mereces, en fin, loores;
eres un emir modelo;
pero, Abdelaziz, ¿no crees
que no te irá bien con serlo?
Hay mil veces en la vida,
en que al impulso secreto
de un corazón generoso
hay que oponer el esfuerzo
de cierta crueldad, precisa
cuando se ocupa tu puesto.
Casado con la cristiana
mujer del Rodrigo fiero
que a las orillas dejó
del Guadalete siniestro,
con su corona su vida,
y con su vida su imperio;
casado con Egilona,
mujer que alabo y venero,
porque merece por todo
el más profundo respeto;
con Egilona, enemiga
del valiente sarraceno,
porque el sarraceno puso
entre su pecho y tu pecho
de la sangre de Rodrigo
un mar cual el mar inmenso;
¿no temes, di, Abdelaziz,
que alborotado tu pueblo,
sospechando de tu fe,
vea en ti locos deseos
de levantar en las ruinas
del aniquilado reino
del califa independiente
otra ley con otro imperio?
Mira que el pueblo murmura,
que te atribuyen intentos
que tú debes desmentir;
mira que muchos dan crédito
al cuento de la corona
que, por aumentar deseos,
Egilona en tu sien ciñe
cuando despiertas del sueño.
Piensa en lo que yo te digo,
haz caso de mis consejos.
Ámala; pero haz muy pronto
de que la abandonas mérito.
Finge que ya no la quieres,
que merece tu desprecio;
ódiala públicamente,
y hazte su esclavo en secreto.
A los dos esto os conviene.
Si no lo hacéis mucho temo
que no lleguen al califa
esas calumnias y cuentos,
y que el califa cometa
algún grave desacierto. 


(La viuda de Don Rodrigo de F. Pi y Arsuaga)







Fuentes Consultadas: Wikipedia- Historia General de Andalucia de Joaquin Guichot- Córdoba de los Omeyas de Antonio Muñoz Molina- La conquista y sus itinerarios de Joaquín Vallvé. Catedrático de la Universidad Complutense de Madrid- Ed. E. LEVÍ PROVENÇAL, «España musulmana», Historia de España, IV, Madrid, 1950, p. 21 - La España musulmana de Claudio  Sánchez Albornoz-

viernes, 7 de enero de 2011

La Reconquista cristiana de Córdoba


Se encuentra en el Salón Liceo del Círculo de la Amistad

La Conquista de Córdoba duró meses y no fue planeada en ese momento por Fernando III, sino que toman la iniciativa un grupo de cordobeses resentidos por odio y animadversión hacia Muhammad Aben Hud, los que propiciaron la caída de la ciudad...
¡Eran muchos los andalusíes que descontentos por la manera de actuar del príncipe!
Solo veían como su rey se involucraba haciendo la guerra a otras taifas, - y como dice José Delgado y sanchez en su articulo- que eran crueles, sangrientas y sobre todo caras... mientras que los cordobeses, su pueblo, pasaban hambre.
Con los gastos que ocasionaba una guerra, las arcas de Palacio cada vez se encontraban más vacías y la única solución era subir los impuestos...
El malestar del pueblo no se hizo esperar, cosa que no le importaba reprimiendo toda crítica con la tiranía que se le caracterizaba... Así que cansados de un reyezuelo que no le importaba lo que le sucedía, resolvieron dirigirse a los cristianos a quienes delataron el estado de abandono de las defensas de la ciudad, prometiéndoles hacerles entrega de Córdoba a cambio de paz y bienestar para los cordobeses.
Aquellos días Aben Hud no se encontraba en Córdoba, estaba acampando en Écija desde donde dirigía la campaña contra otro reyezuelo llamado Al muta.

Por aquella época la ciudad estaba dividida en dos zonas y éstas a su vez en diferentes barrios, le facilitarían la entrada por la llamada Axarquía y con el factor sorpresa podría hacerse con la Medina.
Los fronteros cristianos llamados almogávares, una vez enterados del apoyo de muchos andalusíes, se reunieron en Andújar; allí informaron del estado de Córdoba, estudiaron la estrategia a seguir y decidieron que el mejor momento era durante la noche. 
Y un día 22 de enero se concentraron secretamente en Alcolea con varios cientos de almogávares con su Adalid Domingo Muñoz al frente de la cuál llevaba como lugarteniente a Martín Ruiz de Argote y como jefe de la caballería a Pedro Ruiz Tafur con también soldados escogidos a pie.
Según José Delgado y Sánchez- Cuenta que aquel día llovía como si se fuera a caer el cielo, cosa que les favoreció el plan al ahuyentar a curiosos y posibles delatores... Puestos en camino al mediodía llegaron a divisar Córdoba anocheciendo mientras la terrible lluvia seguía cayendo.
Se adelantó un pequeño grupo de no más de una veintena de hombres que junto con Alvar Colodro y Benito Baños, vestidos con trajes mahometanos para poner las escalas en el lugar convenido para adueñarse de una de las torres, llamada después "Torre de Alvar Colodro", y más popularmente "Puerta de Colodro" apellido del primero que subió a ella para la reconquista de la ciudad, donde se encuentran cuatro vigías andalusíes dormidos, uno de los cuales era de los delatores que estaba confabulado con los cristianos. 
Matan a los otros tres andalusíes y subiendo los demás a las murallas silenciosos van por ella hasta llegar a la puerta de Martos apropiándose también de ella.
Al amanecer, abren las puertas y entran por ella Pedro Ruiz Tafur con otros a caballo.
Al ver los andalusíes de la Axarquía ha sido conquistada huyen, con cuanto pueden llevar, y se refugian en Al-Medina (la antigua ciudad) cerrando las puertas entre ambos barrios. En aquellos tiempos la ciudad estaba dividida en dos partes: la alta o medina que fortificaron los romanos y que los árabe aprovecharon y la Axarquía.
Los almogávares siguen por la muralla y después de abrir la puerta de Martos (llamada así porque los que vinieron de Martos fueron los que la abrieron), llegaron a la puerta de la Pescadería (esa puerta daba entrada a la que después se llamo calle San Fernando en honor de su conquistador). La alarma cunde y los andalusíes se organizan prestos a la resistencia, su principal problema, que Aben Hub no estaba en la ciudad, no había ordenes concretas aunque a pesar de ello, los cristianos se vieron repelidos con un durísimo ataque por parte de los cordobeses de la Medina, que los fustigaron con flechas, hondas, dardos y piedras.
Puestos en tal aprieto y ante el duro ataque de éstos, los cristianos envían dos mensajeros a Fernando III, que se encontraba en Benavente (Zamora).

Éste, inmediatamente organiza un ejército y se apresuran a marchar sobre Córdoba.
Mientras, el príncipe andalusí, Muhammad Aben Hud, señor de Córdoba, que se encontraba fuera de la ciudad, al enterarse reunió un numeroso ejército y se pone en camino hacia la ciudad, acampando a la espera de saber noticias de cuantos son los cristianos que están atacando su ciudad.
Con el Emir de los andalusíes, y formando parte de su séquito está Lorenzo Suárez, a quien había expulsado de Castilla Fernando III.
Aben Hud dudando de la noticia que le han dado sobre la escasez de contingentes militares de Fernando III, ya que no era propio de la estrategia seguida hasta entonces por el Rey castellano; consulta a Lorenzo Suárez que había sido caballero principal del reino de Galicia, quien para informar al Emir, pide ir a efectuar un reconocimiento al campamento de los cristianos, acompañado por tres hombres, renegados como él, y que servían como mercenarios en las fuerzas andalusíes.
En realidad, Lorenzo Suárez, una vez en el campamento cristiano solicita ver al rey Fernando III, se arrodilla pidiendo su perdón y a continuación le pone al corriente de la situación, calidad y cantidad de las tropas de Aben Hud; luego le dice que enciendan todas las hogueras que puedan, para dar la impresión al ver las llamas, de que posee un gran ejercito.
De vuelta Lorenzo al campamento de los andalusíes advierte a Aben Hud de la enorme capacidad del ejército castellano, logrando convencerlo de que sería mejor dirigirse al reino de Valencia, donde la presión del Rey Jaime sobre la capital, en poder andalusí, se hace insostenible, en la certeza de que los castellanos no lograrían jamás la rendición de la ciudad de Córdoba.

Aben Hud cree en lo que dice a Lorenzo Suárez dejando Ecija, para marchar a Valencia presuroso pero, Suárez le tenía guardada una gran sorpresa ya que había pagado a un criado para que asesinara al príncipe camino a Valencia, siguiendo con su gente hasta Almería con ánimo de embarcarse allí, al llegar a la ciudad, su alcayde Abderraman lo hospedó en la alcazaba del Alcázar y le hizo un esplendido banquete para luego cuando se había retirado a sus aposentos ahogarle con sus propias manos.
Los andalusíes a sabiendas de la noticia de la muerte de Aben Hud y que ya no iban a tener ningún tipo de ayuda, se defienden con bravura y se propusieron luchar hasta la muerte.

Fernando III de Castilla y León necesitó milicias de a pie y de a caballo, procedentes de Castilla, León, Galicia, y asediar Córdoba que estuvo durante meses luchando contra los cristianos a pesar de su asedio.
Según Rafael Aguilar Priego en un articulo de Diario de Córdoba con fecha 29/06/1944-Debilitados por el hambre y la guerra, los cordobeses hacen entrega de las llaves de la ciudad al monarca, un domingo 29 de Junio de 1236, festividad de S. Pedro y S. Pablo, y que pensó que lo primero que entraría en Córdoba sería una Cruz y los estandartes reales...
Y ese mismo día el Rey Fernando III entró triunfante en una ciudad devastada por los meses de guerra, en procesión y acompañado por los Obispos d. Joan de Osma, d. Gonzalo de Cuenca, d. Fray Domingo de Baeza, d. Adan de Placencia, d. Sancho de Coria y de los principales del ejercito.
Cruzando el puente romano llegando a la Mezquita mayor, después de darle tres vueltas a su perímetro y echando agua bendita para purificarla, y colocando la Cruz en lo más alto del alminar.
Dentro de la Mezquita se hallaron las campanas de Santiago que por más de 240 años habían sido traídas por Almanzor de Compostela a hombros de cautivos cristiano, para desagraviar esa injuria ordenó de nuevo que fueran devueltas pero esta vez a hombros de los cautivos árabes.

Córdoba ya quedaba lejos del brillo Califal envidiado por toda Europa, totalmente devastada y ruinosa, los cristianos aprovecharon la división "urbanística" que ya estaba en la época musulmana, promoviendo la construcción de iglesias aprovechando las mezquitas existentes y collaciones en torno a esas parroquias divididas entre la villa y la ajerquía.
En la villa collaciones con Santa María, San Nicolás de la Villa, San Juan, Onmius Sanctorum, San Miguel, San Salvador y Santo Domingo de Silos y la Ajerquía collaciones con San Nicolás de la Ajerquia para diferenciarla de la que había en la villa y que desgraciadamente ya no existe, Santiago, San Pedro, San Andrés, Santa Marina, San Lorenzo y la Magdalena, en total catorce iglesias que pasaran a la historia como "fernandinas".
Fundando también varios conventos como San Pablo, San Pedro Real y San Agustín que primitivamente estuvo ubicado en las orillas del río Guadalquivir, más o menos a la altura de los que ahora es el Alcázar de los Reyes Cristianos y que Alfonso XI les compró algunas casas que ya tenían edificadas donándole un nuevo terreno en lo que hoy está ubicada la iglesia de S. Agustín, para poder él reconstruir el Alcázar.

Dentro de las collaciones la población se dividía en función de las actividades artesanales y gremios. Los caldereros estaban todos juntos, las igual que los especieros, herreros, tinteros y un largo etc..


Como dato curioso sobre Fernando III, el reconquistador de Córdoba el día 7 de febrero de 1671 en pontífice Clemente X elevó a los altares a este rey de Castilla y León- y según "Catalogo de los obispos de Córdoba"-  la noticia llenó de felicidad a todo el reino y en nuestra ciudad se celebró con gran regocijo. 
En la Catedral se celebraron por espacio de tres días y las mayores demostraciones de pompa y solemnidad por el obispo D. Francisco de Alarcón y Cobarrubias. 
Dos años más tarde, el Cabildo recibió una carta de la reina en la que mandaba se erigiese en la santa iglesia un altar dedicado al Santo Rey para " el fervor de sus vasallos" y el cabildo eligió el sitio más decente para llevar en practica lo ordenado el lado del evangelio en la capilla de nuestra señora de Villaviciosa, aunque la ejecución de la obra se dilató por la falta de recursos ¡Claro, la reina lo había decidido, pero la pasta no la había enviado! y se acordó que altar no se iba a poner, se puso un cuadro en su honor y ¡Santas Pascuas!
El cuadro permaneció en ese sitio hasta 1710 en el que se mudó al lado izquierdo por haberse elegido el lugar que ocupaba para un cuadro de Santo Tomás de Aquino y estuvo emplazado en su nuevo lugar hasta que en 1882 comenzó la demolición de la capilla.




Fuentes consultadas: 
La fiesta de la reconquista Diario de Córdoba por Rafael Aguilar Priego 29/06/1944- En la festividad de s. Pedro se conmemora la reconquista de San fernando por GJ Diario de córdoba 28/06/1953-Caballeros de S. Fernando en el cerco de Córdoba de Fray Joaquin Delgado Diario de Córdoba 30/05/1956- Asalto a la Ajerquia de José Delgado y Sánchez Diario Córdoba 22/01/1962-  Asalto a la Ajerquia segunda parte de José Delgado y Sánchez Diario Córdoba 29/01/1962- Conquista de Córdoba de Ricardo Molina Diario de Córdoba 28/08/1963- Conquista de córdoba por el Rey San Fernando por Argimiro Lopez Diario Córdoba 29/06/1968-Tercer Libro de los Obispos de Córdoba  y compendio histórico de la Iglesia- Córdoba de Pedro de Madrazo-Foto recogida de internet